jueves, 10 de enero de 2019

Crítica de la distorsión bastante impura (un deshomenaje a Kant -¡perdón, don Immanuel!-)


             Resultado de imagen de ilustraciones sobre el 15M
             ...pero ese sistema no es nada sin nosotras, ergo...algo deberemos cambiar también en nosotras para que ese sistema desaparezca y deje de ser posible...Obras son acciones y no lindos sermones...Ánimo y al tajo, aquí y ahora, por fuera y por DENTRO



A nada que una logre desengancharse, aunque sea brevemente, del remolino constante por el bombardeo impenitente en que andamos zambullidas queramos o no, se siente la necesidad de unas defensas internas, de un territorio íntimo despejado, de una ventana abierta a otro horizonte regenerador donde la vista pueda reposar un instante al menos, donde el aire sea más respirable, más hospitalario y menos matarife; el sistemita controlador de Cutreland ha conseguido que hasta el saludable silencio imprescindible para el descanso y la recuperación de energías, se considere una traición a la gran causa del descoloque generalizado y la distorsión patológica como bandera, himno y pajarraco. De tal modo que si no has perdido los estribos y aun eres capaz de pensar por libre de vez en cuando, eres un traidor, un vendido, una desfasada o una hereje digna de la hoguera como cantaba Javier Krahe. Confundir el tocino con la velocidad es el signo de los tiempos y quienes no consiguen ese esplendoroso objetivo, y mucho más si no quieren conseguirlo, están al borde de la marginación social en un manicomio sin fronteras donde los mendigos son monárquicos entusiastas y los reyes mendigos cognitivos y morales en plena y ejemplar dedicación. Está clarísimo: las malestades soberanas nunca fueron educadas para pensar -¡qué estupidez y qué pérdida de tiempo!- sino para pasearse urbi et orbe, como las indulgencias plenarias, inaugurando y presidiendo lo que sea menester y vivir a costa del PIB del prójimo, que eso sí que is wanderfull. Mientras ellos y su parentela van haciendo de las suyas a nosotras solo nos queda como remedio irrisorio soportar la invasión del caos audiovisual tramado en la oscuridad de todos los bilderberges del mundo mundero. 

Esta mañana al despertar, así como quien no quiere la cosa, me ha asaltado  esta especie de guía para la supervivencia en medio del mogollón que nos endosa cada jornada esta matrix depredadora que fingiendo hacernos posibles, en realidad nos engendra para devorarnos y hasta nos convence de lo saludable que es obedecer sus no-cánones aparentes, que en realidad son la misma férrea prisión que describe el monólogo de Segismundo en La vida es sueño calderoniana.  Texto que debería ser una linterna imprescindible para manejarse por estos andurriales. Lo mismo que José Luis Cuerda recomienda en su última y magistral película Tiempo después, rezar cada noche El Quijote bajo las estrellas. Pues algo así, también con el monólogo de Segismundo, para completar el ejercicio de humanidad intemporal y, a la vez, inseparable del tiempo y del espacio. 

Veamos y repasemos el registro de implantes y percepciones que padecemos constantemente y tranforman el mundo y la sensibilidad humana en imperativos categóricos del trastorno insondable, como a priores internos y externos:
Vibración. Sonido. Rumor. Ruido. Estrépito. Fanfarria. Barullo. Distorsión. Desmadre. Confusión total. Caos que contagia la imagen y la comunicación, que infecta el lenguaje, la palabra, el pensamiento, las ideas, la mente en general y la voluntad en particular. Para más inri, atrofia del sentimiento confundido con la emoción, la pasión y el instinto, al separarlo de la mente más evolucionada del neocótex cerebral, bloqueado a su vez, por el ego que, pergeñado por el cerebro reptiliano,  a su vez se nutre de la distorsión y del instinto a su bola, mediante hormonas desatadas por ese mecanismo. Un verdadero círculo vicioso sin más. Y adonde no podría llegar el ecosistema corporal y psicoemocional per se, llegan los tóxicos en la alimentación donde azúcares, lácteos, gluten, alcohol, cafeína, nicotina, humos y polución, plásticos digeridos y metabolizados, más otras sustancias opiáceas y medicamentosas que se van combinando entre sí y añadiendo al cotarro terminator ...
El conjunto del desquicie ya ha alcanzado un nivel exponencial de patológica 'normalidad' tal, que quien no está a ese nivel de desguace y se da cuenta de lo que hay, no se percibe ni reconoce como congénere sino como anomalía adversa en el engranaje del sistema matrix cuya característica más reconocible es la dependencia adictiva de lo que sea. El sueño inducido al elegir  la píldora azul se encarga de los detalles, y Morfeo, como ideólogo, es el gestor de la infraestructura estupefaciente, de modo que todo, y cuanto más,  mejor para el sistema pero peor para la especie humana y para el mundo como ecosistema biológico digno de no finiquitar  en general.
Después de todo Rajoy con aquel  criptolenguaje no iba tan desencaminado en sus mantras lisérgicos, que no fuimos capaces de descifrar ni de valorar en su momento, como señales inequívocas del verdadero apocalipse know que se nos venía encima. Lo peor que hicimos fue tomárnoslo en plan chacota y reducirlo a chiste. En realidad era una especie de Noé avisando del diluvio sin pretenderlo, porque él mismo era ya la primera borrasca gorda para ponernos sobre aviso. Y nosotros, hále, riendo como imbéciles y pensando que era un merluzo más del pp y la derechona. Y era un profeta, la vox que clamaba al inicio del desconcierto y preparaba los caminos del señor Santiago... Abascal. Quién nos lo iba a decir ¿verdad, boniques meues?

Mientras tanto el Armagedón se cierne sobre nosotras arrastrando la violencia de género hasta los hogares por arte de birlibirloque y ampliando el concepto "doméstico" a cualquier lugar imaginable del Planeta donde impunemente abusar, violar y matar, sobre todo, mujeres, niñas, niños, ancianos y peña desvalida, principalmente en fuerza física y lo más bruta posible. Según esos cerebros privilegiados y refrendados por másteres en Aravacas Universities, violencia doméstica es la del asesino de Laura Luelmo que la secuestró, la encerró y la mató en su casa, en la de él, obviamente.
Aunque también se puede considerar el hecho poético de convertir en doméstico el paisaje,  la naturaleza los sanfermines, los moros y cristianos, las borracheras y los colocones varios, siempre con consentimiento devoto de la víctima dopada previa y voluntariamente y , claro está...porque si una mujer responde a un buenosdías o te pregunta la hora por la calle, es que consiente ladinamente en intimar a todo tren con el primer psicópata que se le cruce...y como lo más normal en el delito  de género no es matar por la calle sino hacerlo en encerrona, bajo techo y sottovoce, toda la violencia acaba siendo doméstica, ¡faltaría más!

Nos queda por clasificar la violencia política de los mastuerzos elevados al poder, que nos maltratan y asesinan las neuronas, además de los derechos, libertades y dignidad. ¿Cómo denominar ese tipo de violencia?
Porque estoy convencida de que las recetas pensadas por otros no son eficaces nada más que en plan chapuza y no solucionan ni mejoran nada, ahí dejo el reto, la pregunta: 

¿Qué podemos hacer cuando ya nos faltan palabras en el lenguaje para definir la estupidez de la perversión, y viceversa, en su salsa, y es la perversión misma la que se ha apoderado del timón del estado jugando a polibueno-polimalo con el refrendo de las urnas para mayor gloria del constitucionalismo? 

Sólo hay un remedio que esté en nuestras manos: despertar y salir a las calles nuevamente, escarmentadas y  auto-organizadas, con la clara determinación de no abandonarlas ni aunque se nos aparezcan en carne mortal los dioses en imagen política fashion, afirmando que ya se encargan ellos de solucionar lo que nuestra ignorancia da sprovveduti nunca podría arreglar. Si de verdad son dioses serán humildes y decentes, no aspirarán aal poder, sino al servicio, y jamás nos harían semejantes propuestas soberbias, estúpidas y más falsas que Judas, como los siglos ya se han cansado de demostrar hasta aburrir. No son los cielos los que arreglan los suelos, sino los suelos bien arreglados y habitables por el amor inteligente (no tramposo porque entonces no es amor sino cinismo y fraude), el respeto, la empatía y la decencia solidaria, los que permiten descubrir los cielos de verdad y no de cuento, biblia vetotestamentaria, comedia de Hollywood y muro de Trump.

A la calle, sí, pero como en el 15M, con inteligencia colectiva, sin estruendo ni fanfarria hortera, sin barullo ni violencia, sin rebajar nuestra condición humana a la de rebaño cabreado y obtuso, reducido por sus instintos a la coz, al mordisco y a la embestida, que con sus cabreos solo justifica la existencia represiva de un poder desde "arriba". Lo más eficaz e inteligente, es un sonido humanitario como manifestación colectiva del silencio íntimo equilibrado que nos permite ver para elegir y no solo exhibirnos para ser vistos y elegidos por otros, como rebaño camino del matadero social que es el motor de esta forma de existir y pasar sin llegar a SER. Con la dignidad sobria e inteligente de las trabajadoras, sindicalistas, en marea, en PAH, en pensionistas, mujeres y hombres unidas por el bien común que solo es posible con la igualdad, la fraternidad, la libertad y la justicia que se deriva del conjunto de aplicaciones éticas, sin las cuales no es posible ser medianamente presentables y ni siquiera jugar al parchís en limpio.

Y como señal de verdadero cambio: no hacer una sola denuncia a bombo y platillo sin al mismo tiempo aportar ideas concretas y métodos claros y sanos para remediar y cambiar este plano rupestre por el plano civilizado que deberíamos disfrutar por mayoría absoluta en el siglo XXI. No como proyectos robóticos y desalmados, títeres autómatas programados por la matrix reptiliana,  sino como seres humanos cada vez más cerca de la plenitud mucho más que de sueños borderlines e ilusiones de una inmortalidad espantosa y zombi en semejante plan. Mucho mejor agotar los tiempos con dignidad que pretender ser eternos como muñecos de hojalata a pilas. Eso sí, pintada por robots que imiten a Picasso, Van Gogh o Mondrian.


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