¿Qué tal irían las cosas entre Israel y Gaza si Netanjahu y sus cómplices escuchasen cada mañana al despertar o al iniciar su jornada laboral, esta canción compuesta y cantada por un judío como el hermano Jorge Drexler, que se siente también moro y cristiano sin poder evitarlo, más que nada, porque es consciente de que cuando hay alma, conciencia y verdadera inteligencia, lo primero que se ve y se comprende es la unidad sin fronteras de toda la especie y de toda la creación, en la que todo, por esencia, está conectado por la empatía, el respeto y el cariño hacia la humanidad, hacia la naturaleza y la vida, sin excluir a nadie, sea cual sea su etnia, su nacionalidad, su cultura, su clase social, sus ideas políticas y sus credos religiosos o ateos? En realidad quienes llegan a ese estado de inclusión y fusión, como canta Drexler, no necesitan creer en ningún dios, porque ya viven acogidos disfrutando en la Infinita Casa del Amor inagotable, tan humano como divino, por ese Origen y Destino que nos crea, nos resucita, nos sostiene y nos ama en cada respiración, en cada huella luminosa que nos indica el camino para compartirlo con toda la familia humana, y con la naturaleza en cada paso que damos, subiendo y bajando por esa escalera mecánica que llamamos vida, sin saber en realidad si lo ES o no...
Leer libros 'sagrados', repetirlos y memorizarlos como loros sin haber comprendido jamás, desde dentro, el significado de tanto texto "sagrado", es lo que origina barbaridades milenarias con resultados tan terribles e inhumanos, como las "guerras santas", que se multiplican durante milenios al amparo de "dioses" aberrantes como el poder, el dinero, la fama, el éxito, la violencia, la "magia",de los "aprendices de brujo", derivada del religionismo con los fervores aberrantes, la hipocresía, la vacuidad disfrazada de dogmas varios, etc, etc Todo lo contrario que nos demostraron Jesús, Sakiamuni, Lao Tse, Rumi, Francisco y Clara de Asís, etc, etc...Nada más lejano y opuesto a la humildad y al amor de ese "mucho más que dios", al que es muy difícil descubrir dentro de nosotr@s y de nuestra familia humana, si desde que nacemos nos plantan en los ojos la venda de las rutinas religiosas, sociales, culturales e ideológicas, que sólo envuelven y amparan el vacío total de los egos mecánicos, que nadie nos enseña a descubrir como el resto de nuestra animalidad primitiva, colocándoles la toga y el birrete de falsas libertades, falsos derechos y con ausencia total de deberes como la empatía, la compasión, la sororidad y la fraternidad, la igualdad de lo diverso y la diversidad de lo igualitario, la ternura y el equilibrio de la bondad y la inocencia del verdadero conocimiento...que en el reino letal de Egolandia se consideran propias de tontosflautas, de excéntric@s, de fracasad@s e imbéciles, que jamás podrán poseer las llaves del triunfo, del dinero y del dominio gerifaltesco, en el que sólo se triunfa mandando, vendiendo y comprando personas, incluídas ellas mismas, manipulando y mintiendo a lo bestia, porque dar y compartir en la luz de la honestidad, no es negocio para ell@s, ni les resulta rentable.
Todo ese panorama es incompatible con las Bienaventuranzas y con el despertar de lo mejor de nosotr@s mism@s. Canciones como ésta y muchas más de Jorge Drexler, de Silvio Rodríguez, de Aute, de Lluis Llac, de Rozalen, de Pedro Guerra, de Ana Belén, de Victor Manuel, de James Taylor, Mercedes Sosa, Facundo Cabral, Jose Luis Perales, Mocedades, Txarango, Serrat, Miguel Ríos, Emilia Arija, Migueli, Óscar Santos, Leonard Cohen, etc, etc, se podrían colocar como música de fondo en las iglesias cristianas, en las sinagogas judías, en las mezquitas musulmanas y tras la escucha, compartir y comentar en grupo lo que se va descubriendo dentro de cada oyente...Sería una preciosa apertura de puertas y ventanas al nuevo mundo que necesitamos construir y compartir desde ya mismo. Quitar fronteras en vez de aumentarlas y hacerlas más difíciles de atravesar. Las fronteras y guerras peores están dentro del noSER humano, las exteriores sólo son el reflejo; lo mismo pasa con lo que Jesús llamaba "el reino de los cielos": que está dentro de nosotr@s y de nosotr@s depende que se manifieste fuera o no. La divinidad que llevamos dentro en estado latente, es lo que tiene.
¿A quién, a qué y para qué, se reza tanto, mientras se odia, se desprecia, se arruina, se margina, se invade, se persigue y se destruye a nuestra propia familia humana, que sólo parece diversa por el traje social y religioso que le han puesto al nacer, pero en realidad tiene el mismo cuerpo, las mismas sustancias materiales, sensitivas, emocionales y conectivas de todo el familión terrestre, por encima de cualquier diferencia espacio-temporal?
Toda esta realidad la han descubierto, comprendido y aplicado durante sus vidas, paralelamente y al mismo tiempo en este mundo, Pepe Mujica y Jorge Mario Bergoglio, alias Francisco. O sea, que poder, se puede, pero para poder así, lo primero es poder y querer servir en la Casa Infinita del Bien Común, en la que tod@s caben y nadie sobra. Amén, Aleluya y Al-handu lilläh!
P.D. Tampoco será casualidad el hecho de que Drexler y Pepe Mujica sean paisanos en Uruguay y vecinos al Noreste de Argentina...¿Será porque en esta vida no hay casualidades, sino causalidades...? Pensa, pensa, Salvatore, como dejó escrito Umberto Eco en "El Nombre de la Rosa".
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