Jorge Fernández Díaz (i) y Mariano Rajoy.- EFE
Jorge Fernández Díaz (i) y Mariano Rajoy.- EFE

Dicen que el tiempo pone las cosas en su sitio y el tiempo del juez Manuel García-Castellón en la Audiencia Nacional se ha terminado, prórrogas mediante, y se ha jubilado forzosamente porque con 72 años ya toca. Solo el PP lo echará de menos, a la vista está, pues parece que, con la marcha de García-Castellón empieza otro tiempo, que además, nos trae recuerdo y repaso de uno de los pasados más oscuros de la democracia postfranquista en España; y hay varios de los que no sentirse orgullosas. Lo que la banda Kitchen ha unido, ya saben, que García-Castellón no lo separe.

La operación Kitchen es una trama parapolicial amparada por el Gobierno de Mariano Rajoy para tapar la corrupción del PP de ese mismo Mariano Rajoy, que puso a su íntimo amigo Jorge Fernández Díaz al frente del Ministerio del Interior para dirigir las operaciones, incluida la del falso cura, ya fallecido, que asaltó la casa de Bárcenas pidiendo los pendrives donde el extesorero del PP guardaba la contabilidad B del partido.

La Audiencia Nacional llevará a declarar -por fin- como testigos -qué menos- al propio expresidente Rajoy, a su vicepresidenta y máxima responsable del CNI, Soraya Sáenz de Santamaría; a la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa, Dolores de Cospedal; al también exsecretario general del PP y omnipresente Javier Arenas, al exministro de Interior que sustituyó a Fernández Díaz, Juan Ignacio Zoido, y al exdirector general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, entre otros. Dice la AN que no puede dar fechas de las comparecencias, porque está muy ocupada, como si juzgar los delitos cometidos con las herramientas del Estado no fuera prioritario. Tampoco se van a computar los fondos reservados utilizados y otros gastos de la banda Kitchen, porque eso tendría que haberse hecho en la fase de instrucción y con García-Castellón topamos entonces. Tarde vamos, pero no está todo perdido.

Desconozco si Rajoy, Sáenz de Santamaría, Cospedal o Zoido siguen en contacto para preparar en común su declaración en los juzgados y no pisarse la manguera; una declaración en la que además, como testigos, no pueden mentir: hay multitud de grabaciones, papeles, testimonios, ... Pero si aún no sabemos quién es M. Rajoy, a ver quién prueba, por ejemplo, que las charlas grabadas entre Villarejo y Cospedal eran entre Cospedal y Villarejo, porque, por ejemplo, García-Castellón decidió que ahí no había nada, aunque la exsecretaria general del PP encargase al comisario de las cloacas una serie de chanchullos para lo suyo, tapar la corrupción del partido y, sobre todo, su posible participación: "En el PP, quien la hace la paga y que cada palo aguante su vela", avisaba Cospedal dos días después de que se conociera que Bárcenas tuvo hasta 22 millones de euros en cuentas localizadas en Suiza y se empezara a publicar negro sobre blanco la red de financiación ilegal del PP.


García-Castellón se ha ido, a la fuerza, tras una labor impagable por el PP y contra todo aquel que osara molestar al PP con asuntillos de corrupción y tal. Al magistrado no le ha sobrevivido ni la causa Tsunami de terrorismo contra Puigdemont. Veremos cuánto están dispuestos a aguantar Fernández Díaz y su número dos en el Ministerio, Francisco Martínez, para los que la Fiscalía Anticorrupción pide 30 años de cárcel, tras las declaraciones de su banda, echándoles los balones de la culpa encima a ambos; aunque tal vez la pertenencia al Opus lleva implícito el martirio por lo que sea, corrupción incluida.