George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
martes, 26 de abril de 2022
Ayer publiqué este artículo de Javier Gallego y hoy ha desaparecido, así que lo vuelvo a publicar y con un comentario del blog añadido; gracias, Javier, por esas reflexiones siempre tan acertadas!
La Europa del descontento
En diez años, la indignación ha pasado de querer más
democracia a querer su abolición porque la democracia no responde. El
cabreo ha cambiado de bando
La ultraderecha suma y sigue. En la misma semana ha alcanzado un
gobierno regional en España y le ha disputado la victoria a Macron en
Francia, donde ha conseguido un 40%. Los ultranacionalistas gobiernan en
Polonia y Hungría, avanzan en nuestro país y en Finlandia, Suiza,
Suecia, Austria, Italia, Holanda, Estonia, Letonia, Eslovaquia, donde
están en torno al 20%. ¿Qué más tiene que pasar para que Europa
reaccione frente a la ideología que quiere destruir Europa por segunda
vez?
Francia es la enésima señal de alarma. De tanto sonar la sirena
parece que ya ni la oímos, como los asediados por un bombardeo diario
que dejan de atender a las alarmas y se dejan ir, esperando que la
suerte o la muerte resuelvan el problema. Europa igual. Europa ha
muerto, como cantaban Ilegales, y no encuentra un proyecto de progreso
común que defienda a los ciudadanos y a la democracia liberal de sus
amenazas.
El auge de las ultraderechas, lo hemos repetido, es el resultado
del turbocapitalismo y la globalización que, con sus crisis cíclicas y
crónicas, generan una desigualdad y una inseguridad galopantes. Cada vez
más gente tiene menos y menos gente tiene más. La clase política
representa a las élites y abandona a las mayorías. El pueblo no confía
en los gobernantes ni en la capacidad del gobierno para mejorar sus
vidas. Los sueldos son más cortos, las casas más caras, los precios más
altos. No hay futuro y el futuro que hay es el apocalipsis: cambio
climático, migraciones masivas, guerras globales… Susto o muerte.
Hace diez años, ciudadanos indignados tomaron las calles para
pedir un cambio de sistema y el sistema se defendió con más sistema. En
lugar de reformarse, como llegó a decir Sarkozy, se rearmó. Macron es el
mejor ejemplo. Un neoliberal elitista y tecnócrata. Fiel servidor del
capitalismo. Siervo del establishment. Este es el resultado.
Los chalecos amarillos son el síntoma. Los camioneros españoles, lo
mismo. Son la explosión de la Europa del descontento, el cabreo
monumental de los olvidados y los golpeados, los jóvenes precarios y los
invisibles de la ciudad y el campo que se expresa como antipolítica
porque la política les ha fallado. En diez años, la indignación ha
pasado de querer más democracia a querer su abolición porque la
democracia no responde. El cabreo ha cambiado de bando.
Diez años después, el sistema ha profundizado las heridas y los
ciudadanos han terminado agarrándose al único fusil que parece poder
defenderles y hacerles sentir seguros, aunque signifique destruir los
consensos democráticos: la nación. El mito nacional. La mitificación del
pasado y del futuro como refugio frente a un presente y un horizonte
desoladores. Los salvapatrias que ofrecen unidad y orden frente a los
enemigos del viejo mundo: migrantes, feministas, la izquierda… A las
élites no parece importarles porque se sienten protegidas. Ellas también
impulsaron el fascismo hace un siglo. Pero las consecuencias no son
controlables ni para los que tienen el control. No han aprendido nada.
Las oligarquías económicas, políticas y mediáticas han
alimentado a la Bestia para acabar con el cambio progresista que surgió
hace una década y la Bestia puede acabar devorándonos. El tertuliano que
equipara a la extrema derecha con la extrema izquierda que, en
realidad, es socialdemocracia, el que se escandaliza con Le Pen y Putin
pero blanquea a Vox, y todos los que sustentan este sistema, nutren al
monstruo. El único cordón sanitario contra la ultraderecha es eliminar
las causas que la originan. Si eso no ocurre, veremos a nuestro mundo
derrumbarse otra vez de formas que no podemos ni imaginar. España es la
siguiente.
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Comentario del blogg
Muchas
gracias, Javier Gallego, una vez más. En efecto, hemos llegado a un
callejón sin salida, al que hay que abrirle un hueco para poder seguir
caminando. Europa se ha quedado en la estacada, entre el miedo a Rusia y
la USA dependencia. Parecía que había aprendido la durísima lección del
siglo XX, pero se ha quedado enganchada en sí misma sin más. Hasta sus
socialdemocracias se han hecho cada vez más cracias y menos sociales, el
socialismo español es un ejemplo de manual. Y no digamos nada del
"centroderecha" y sus brotes verdes.
El descontento es producto del
desconcierto. Cuando las sociedades se pierden por el camino, se
refugian en la falsa seguridad de los poderes absolutos para que alguien
les deje las cosas claras, se las haga pasar canutas y todos quieran
recuperar derechos, igualdad, libertades y una convivencia
desmilitarizada estatalmente. Pero una vez alcanzado ese nivel
evolutivo, los gobiernos se derechizan "sensatamente" y van corrompiendo
las buenas intenciones y entonces se vuelven a perder el norte y los
demás puntos cardinales.
Se es de izquierda o de derecha en plan
disléxico, o sea, confundidos ambos espacios y provocando un constante
cortocircuito a la hora de gobernar, porque importa mucho más el hecho
de ganar el poder que la responsabilidad de conseguir que el poder sea
el servicio público que la ciudadanía necesita para funcionar con ética,
justicia, eficacia y transparencia, virtudes que si se aplican se cargan
el montaje de la "democracia" sui generis. Sí, una democracia solo de
nombre, de atrezzo, de vestuario, de apariencia. Pero nada de demos ni de krathía
verdaderos.El demos, calladito y obedeciendo y la krathía para los
grupetes de poder, que es lo único que en realidad interesa a los que
mandan.
Es hora de que el pueblo, la sociedad, despierte y se ponga
manos a la obra, no solo para exigir en la calle lo que no le dan las
instituciones siempre tan enrolladas en sí mismas que no les queda
tiempo ni espacio para gobernar nada que no sea a golpe de decreto sin
previa consulta a quienes se supone que las instituciones deben servir, al pueblo.
Claro, una cosa es llamar democracia a un sistema y otra que ese
sistema lo sea. Y no, España aun no sabe lo que es la democracia.
Europa está mal, pero lo nuestro ni siquiera está como el resto de
Europa. Basta con pasar un par de meses en Alemania o en Francia,
incluso en Austria que es más de derechas, para comprobarlo. En
Alemania, gobernando Merkel con la Democracia Cristiana, que debería ser el equivalente al pp español, el
comportamiento del Estado es más "socialista" y democrático que el Psoe. En fin...
En
un caso como el de la Francia actual, en España no hubiese ganado Macron,
habría ganado Le Pen. Y no porque le votasen en masa sino porque la
izquierda no habría ido a votar ya que el socialismo y su coalición no han sabido desmontar la mierda heredada de la derecha y eso les ha "desilusionado". En España no se vota con la
inteligencia, se vota con las tripas, con el cabreo del castigo y el lado hooligan del politequeo, o no se
vota. Es lo que hace imposible que el demos se haga cargo
responsablemente de su krathía, en el fondo España es monárquica innata, no
porque ame a los reyes, de los que se pitorrea y mira como una desgracia
meteorológica que se debe soportar por costumbre, que ya se sabe como
son los tronos y los truenos, sino por comodidad y tradición. Prefiere
que el jefe del Estado hereditario sea El Tempranillo antes que tener
que elegirlo en las urnas cada vez que caduque el mandato, ya bastante
tiene con elegir parlamentarios y gobiernos, xd!, qué agobio de
democracias... Con lo bien que funciona una dictadura de larga
duración que se ocupa hasta de aderezar la Casa Real.Eso no pasa en Europa. Sólo en España.
Europa está cansada de
que sus democracias no den la talla en este momento histórico. España
no se ha cansado de la democracia, porque aun no sabe, en la práctica
diaria, lo que significa ser demócratas de verdad. Así andamos y sobre
todo, desandamos, en plan cangrejo izquierdoso que se ha perdido en una charca de ranas la
mar de diestras en todo, hasta en comprar un Pegassus y dejarlo como
herencia, para que la izquierda roja, golpista, separatista, feminista,
comunista, republicana, atea y malísima cargue con el marrón de la
"democracia", que para eso están los siervos de la gleba, eso sí, muy mucho demócratas. Es decir, que mucho mejor una buena dictadura shenshata y con lash coshash clarash, como shiempre she ha hecho,
que este pifohhtio conshtante de donde dije digo, digo Diego, ya eshtá bien, y dónde va a parar, porfish! Ains...
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