¿POR QUÉ LO QUE MÁS SE NECESITA
PARA VIVIR MEJOR Y NO SUFRIR
TIENE QUE VALER LA PENA
EN LUGAR DE LA ALEGRÍA?
Me pregunto a cada instante
qué le pasa al ser humano
para maltratarse tanto.
Leo la Historia y reconozco
que es como el pantano aquel
que describe Michael Ende
en La Historia Interminable:
el hundimiento constante
de una humanidad perdida
antes de haberse encontrado
con lo mejor de sí misma,
una existencia sin Ser
que confunde con el brillo
en la carcasa exterior
de cada acontecimiento
y de cada postverdad
sin caer en el detalle
de una evidencia aplastante:
que nada puede ser post
si previamente no existe
y nada puede existir
si previamente no Es.
El verbo ser es la clave
y la voz del infinito.
El existir es el eco. Lo aparente.
Sólo forma. Y esa forma es la que rige
el destino del Planeta
a través de la persona,
un títere de sí misma
máscara de la apariencia
en el teatro constante
que Cervantes denunciaba,
que Calderón desnudaba
y que Shakespeare maldecía
sin ahorrarse lo peor,
que ahora convertido en series
nos invade las pantallas
de un mundo depredador
donde se aplaude el ingenio
de la forma y su esplendor,
carente de contenido
sin acercar pie con bola
pero siempre, resultón.
Para que la forma sea
necesita la sustancia
y la sustancia no existe ni puede tener lugar
en un mundo atravesado
por las prisas y el sopor
de unas mentes entrenadas
como se entrenan los galgos,
para "que gane el mejor"
aunque el precio que se pague
sean las almas, la conciencia
la justicia y el amor,
que no se sabe qué es
pero que suena muy bien
y se confunde con sexo,
con chantaje, posesión,
sobeteo y paripés,
apego del más ansioso,
dependencia sine die,
maquillajes y disfraces,
mentiras a tutiplén
para que todo nos cuadre
y quede la mar de bien.
Y ahí se acaba la función.
Se desmonta el escenario
¿Y qué queda?
La ilusión
desinflada como un globo
al pie de un contenedor
de basura reciclable
hasta el próximo episodio
o la próxima ocurrencia
que tengan los gerifaltes
de este mundo enloquecido
montándonos un partido
entre Capitolio y Kremlim
porque eso da mucho juego,
buenas ventas de armamento
en las rebajas de enero,
un lindo tira y afloja
entre lo blanco y lo negro,
entre lo bueno y lo malo,
lo mediocre y "lo especial",
entre lo rico y lo pobre,
lo libre y lo encadenado,
lo chachi y lo que da igual...
Cuando todo se reduce
a un cansancio compartido
y perdida la libido,
ya no hay nada que obtener,
'el amor' desaparece
sin dejar pistas ni rastro
entre tanta distracción,
justo, porque no es amor,
sino el rollo de un capricho
envuelto con intereses
que nada tiene que ver
con la Vida y con el Ser
que del Amor han nacido
y al Amor han de volver
cuando el pifostio termine
y las hormonas se calmen,
las neuronas se relajen
y haya otra oportunidad
para marchar sin volver,
para la bifurcación
que nunca mira hacia atrás
y así no acabar petando
como la estatua de sal
que fue la mujer de Lot,
una cotilla fatal,
que mira como acabó...
Pero ¿quién es el mejor
en semejante bazofia?
¿Quien intenta hacer posible
que la bazofia se acabe
o quien usa la bazofia
para hacerse con los mandos
del Titánic general
y hundirse comodioshmanda
en las aguas de un desguace
que se va multiplicando
hasta ser cosa global?
El mejor y l@s mejores,
l@s más human@s serán,
los más felices y progres
en plena simplicidad,
l@s que nunca ponen precio
a compasión y bondad
-que no es buenismo tontuso,
sino luz para el camino
del sentido y la humildad-
l@s que dan sin esperar
que les paguen intereses
ni premios en Navidad
ni les pongan por las nubes
mientras se forran sin más.
Y aunque este mundo se acabe
- si no cambia, así será-
el Amor será la casa
que siempre sabe esperar
a que despierte quien quiera
para volver a empezar...
Las religiones de antaño
le llamaban, Dios, Señor,
que nos premia o nos machaca
según el comportamiento
del ganado en la majada
o para ser el más kuki
va organizando cruzadas,
atentados terroristas,
negocios y guerras santas .
Pero Amor, ya se ha encargado
mediante el largo camino
de esta historia desnortada
de sacudirse el marrón
de un nombre tan revertido,
rebosante de poder,
de exigir y condenar,
de un creador empecinado
que no acaba de entender
a quienes debe educar
con mandamientos extraños
en los que el culto a sí mismo
ocupa el primer lugar...
Un nombre tan endiosado
válganos la redundancia
como tan poco adecuado
para una energía tan grande
y tan pequeña a la vez...
que nos deja sin palabras
cuando se nos cae la venda
y podemos contemplar
el paisaje de la gracia,
y se nos abren las puertas
de la luz, bendita casa
en la que cabemos tod@s
cuando por fin se descubre
lo que Vive y lo que Hace
sin darle cuentas a nadie,
sin necesidad de hacer
exhibiciones de magia
para mostrar en el alma
conectada en la conciencia
y asumirlo de una vez,
en plena fusión eterna,
-a pesar de resbalones,
batacazos y traspiés-
lo que nunca se separa
de lo que por siempre Es.
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