lunes, 22 de febrero de 2021

Desde el "Hoy" de Badajoz nos llega este reportaje tan chulo. "Guadiana, el río que nos une", me encanta, como manchega/extremeña/portuguesa/humana, vamos...de todo un poco, como está grabado en las semillas intactas de la república federal planetaria, que somos todas y todos

 

«Un rato corriendo suelto en el parque ayuda a que el perro sea más feliz»

Nando Macías es una especie de mediador entre dueños y perros cuando la convivencia entre ambos salta por los aires. En el parque canino del río les enseña a comunicarse

 

MIRIAM F. RUA

No necesita flauta para encantarlos. Solo observa, capta su atención y por repetición y recompensa, logra que los perros se sienten, se tumben o renuncien a un plato de salchichas para atender a sus dueños con una orden simple o levantando un brazo. No es que tenga un sexto sentido, simplemente sabe cómo comunicarse con los perros, que es precisamente lo que no consiguen los dueños que acuden a él para pedirle ayuda.

Nando Macías es educador canino, una especie de 'hermano mayor' que ayuda a que perros y dueños aprendan a entenderse cuando la convivencia entre ambos ya ha saltado por los aires. Parte de sus clases las da en el parque canino del río Guadiana, un espacio perfecto para entrenar los comportamientos tanto de los dueños como de los perros antes de enfrentarse a la calle, que es un entorno menos controlado que la parcela de césped vallada de la margen derecha.

Aunque siempre ha estado rodeado de perros, dice que no entendió lo que conllevaba tener un animal hasta que con 16 años tuvo que asumir la responsabilidad de atender a su propio perro. Pocos años después, Nando renunció a la hostelería, el sector al que se dedica su familia, y empezó a formarse como educador canino. En los terrenos de su casa en Los Montitos montó un campamento canino, que funciona como residencia y centro de educación. Desde entonces, es de los que cuando va por calle no se fija en el pelo, las gafas o las zapatillas de la gente, sino en los perros con los que se cruza y en si llevan o no tensa la correa.

Hasta él acuden quienes, explica, «ya no pueden solucionar los problemas con sus perros ni buscando en Google ni con las recomendaciones de su veterinario. Cuando llegan a mí, ya es porque tienen un problema grave en casa». Ansiedad, miedo, frustración, aburrimiento o agresividad con otros perros son las conductas más frecuentes por las que le piden ayuda. «Eso se traduce en perros que son agresivos con otros porque no se saben relacionar, los que destrozan el mobiliario de la casa cuando se quedan solos y últimamente estamos enfrentando muchos problemas con los patinetes eléctricos».

Nando consigue que el perro se siente levantando un brazo.
Nando consigue que el perro se siente levantando un brazo. / José Vicente Arnelas

Para encauzar estos comportamientos y que los dueños puedan hacer gavillas de sus perros, Nando trabaja la comunicación entre ellos. Trata de que su día a día sea mejor a través del entendimiento que, al fin y al cabo, es una premisa universal que sirve para todo ser vivo.

«Mi trabajo consiste en ayudar a la gente para que su día a día con el perro sea relajado y estable», resume. Para ello, tiene que guiarles por las situaciones cotidianas y, en este contexto, cobra sentido que parte de sus clases las dé en el parque canino. «Es muy terapéutico. Para los dueños porque pierden el miedo de soltar a sus perros, ya que los animales que vienen aquí suelen ser bastante estables y eso ayuda a bajar su nivel de tensión. Para los perros, estar un rato corriendo sueltos y socializando ayuda a que sean más felices», explica.

Por eso, Nando cree que Badajoz, con unos 22.000 perros censados y siendo la ciudad con más canes por habitante, debería tener más parques caninos como el del río. «Este tipo de parques vallados, controlados, con normas y donde los dueños son responsables son ideales para una ciudad con tantos perros».

«La huella emocional negativa de los paseos con tirones de correa o ladrándole a otros perros aquí desaparece. Después de que pueda correr con libertad, su huella emocional es positiva y se siente contento y eso es importante, porque el bienestar de un perro no es solo sanitario».

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