martes, 10 de noviembre de 2020

Qué pasada de proyecto. Es el futuro de la convivencia en una sociedad que camine hacia su regeneración, con el tiempo estos proyectos se harán realidad normalizada, por necesidad y por evolución


Entrepatios: la primera cooperativa ecosocial de vivienda en Madrid prepara su estreno

  • Listo para que entren a vivir los vecinos de este particular proyecto de vida en comunidad y sostenible medioambiantalmente en el distrito de Usera
  • “Somos un grupo de gente que lo que quiere es vivir conforme a lo que piensa”, señala Nacho García, uno de los integrantes de Entrepatios
  • "Las viviendas no son nuestras en cuanto a bien adquirido o hereditario. No podemos especular con ellas. No es un bien de mercado, es un bien de uso"

La calle González Feito, en el distrito de Usera no es muy larga. Conecta casi el final de Antonio López, cerca del Hospital Doce de Octubre, con Camino de Perales. Allí comienza el Parque Lineal del Manzanares, en el borde de la M-30. En la calle destaca un gran supermercado y algunas pequeñas naves industriales. Desde hace pocos días, la calle cuenta con unos nuevos y particulares vecinos. De su edificio cuelga una pancarta con un arcoiris dibujado que saluda a su nuevo barrio. Son los habitantes de Entrepatios, una cooperativa ecosocial de vivienda en derecho de uso. La primera en la capital. Sus integrantes están con los preparativos para la mudanza. Todo está a punto para que el edificio empiece a llenarse de vida pronto.

¿En qué consiste el proyecto? El objetivo, según el propio proyecto, es “poner en práctica otras formas de vivir en la ciudad que no permitan la especulación inmobiliaria, tengan en cuenta la sostenibilidad ambiental y creen comunidad”. O dicho de otra manera: “Somos un grupo de gente que lo que quiere es vivir conforme a lo que piensa”. Quien habla es Nacho García, que recibe a cuartopoder en su casa, en la segunda planta del edificio. Hablamos mientras barniza un par de tablas de madera que le servirán para un futuro mueble. Todavía le queda trabajo para instalarse definitivamente con su familia. Tiene dos hijos, de 8 y 5 años.

El proceso para llegar hasta aquí no ha sido corto. Los orígenes se sitúan hace más de 20 años, según relata García. “Comenzamos a pensar en cooperativismo de vivienda y derecho de uso en el marco de la Comisión de Jóvenes de la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid)”. De aquel proceso no salió nada pero tiempo después, hace unos 10 años, se juntó un grupo de personas para arrancar el proceso actual de Entrepatios. “Éramos más mayores, teníamos algunos ahorros y queríamos seguir reclamando que el Ayuntamiento participara, pero sobre todo queríamos que saliera”, comenta.

Entrepatios ha sufrido “un proceso de subir y bajar” en número de personas hasta encontrar y comprar el suelo, a finales de 2016, desde el que se levanta el edificio ya listo para vivir en él. Por el camino han ido tejiendo alianzas. “El proyecto no nace solo como una alternativa de vivienda para quienes estamos, que es lo básico, sino para contribuir que este modelo de forma de vivir, centrado en el derecho de uso, sea un modelo que vaya más allá de la iniciativa anecdótica”, comenta García. Se ha conseguido impulsar una red estatal de vivienda de cesión de uso y hay más de 40 iniciativas en todo el Estado español.

En Madrid, Entrepatios tiene también otro solar en Vallecas, donde se está empezando a construir ahora. Dos grupos más están en el proceso de búsqueda de suelo. En otras ciudades de la Comunidad destacan algunas iniciativas en Becerril de la Sierra o en Rivas VaciaMadrid, en la que colabora el Ayuntamiento de dicha localidad. “Es un tema que se nota que va bullendo”, considera el integrante de la cooperativa.

Tres pilares: social, ecológico y económico

La Corrala del edificio. / Cedida

Decía García que Entrepatios es un grupo de personas que quiere vivir conforme a lo que piensa. ¿Qué piensan, por tanto, es la pertinente pregunta? El proyecto se cimienta en tres pilares. El primero, el social. “Una idea idealizada de la comunidad, de la vida en un pueblo, los valores del apoyo mutuo como pilares del proyecto, hacernos la vida más fácil porque somo más y nos ayudamos unas a otras”, apunta García. Quieren que su comunidad, además, “no solo sea endogámica” sino también hacerla con el entorno. “El ejemplo es que la mayoría de nuestros hijos ya están en los coles de la zona, hemos impulsado las AMPAS...Queremos meternos en el tejido del barrio”, añade.

El pilar ecológico es claro. Los materiales con los que se ha hecho el edificio, en madera, la recuperación de aguas, eficiencia energética. “Todo lo más puntero que te puedas imaginar en Madrid en este tipo de edificios”, afirma García. Y luego también en la forma de vivir. El grupo de consumo dentro de la casa, una sala con lavadoras comunes, etc. Se pretende reducir al máximo la demanda de energía gracias a un sistema que busca minimizar el consumo (con aislantes de calidad), a la vez que se genera energía procedente de fuentes renovables, como las placas solares para generar energía fotovoltaica que habrá en la azotea”, destacan en Entrepatios.

Respecto a la salud de las personas, se pone especial énfasis en evitar los materiales que emitan compuestos orgánicos volátiles, como las pinturas del interior de las viviendas. “Con el objetivo de tener un aire limpio, contaremos con un sistema de ventilación mecánica controlada de doble flujo, que evitará que entren sustancias contaminantes del exterior gracias a un filtro. Entre otros puntos fuertes de la construcción, destaca la estructura de madera, el sistema que recoge la lluvia y que recicla el agua (con una estimación de ahorro de 750.000 litros cada año) o el compromiso de crear un edificio ‘Cero CO2’, ya que se prevé compensar las toneladas de CO2 que se generen en su construcción”.

El pilar económico, es, según García, lo más novedoso. En primer lugar, la financiación tiene que ser con banca ética. Solamente Fiare lo está haciendo, Triodos empezó pero ha dado un paso atrás. Y luego está el derecho de uso. Lo explica García: “Uno de los motores que ha provocado las crisis cercanas, que es la propiedad privada en el tema de la vivienda, esto lo ataca directamente. Ninguna de las inquilinas somos propietarios de nuestra vivienda, somos usufructuarios. Son nuestras en cuanto a que las disponemos y nadie nos va a echar. Pero no son nuestras en cuanto a bien adquirido o hereditario. No podemos especular con ellas, no es un bien de mercado, es un bien de uso”.

¿Cuánto cuesta un tipo de vivienda así? Explica el vecino que han mejorado algo la accesibilidad a ella al ser un colectivo. “Al presentarnos en conjunto a pedir el préstamo para el banco, gente de nuestra cooperativa que no habría podido en otras condiciones, ha accedido”. En todo caso reconoce que “el dinero tiene que salir de algún sitio” y que “si no hay aportación pública es muy difícil que acceda cualquier renta”. “Estatalmente podemos cubrir lo de unos pocos, 17 no pueden cubrir lo de todo el mundo, Necesitamos la intervención pública, es lo que reclamamos”, añade. Su vivienda, de 70 metros cuadrados, rondaría los 2.300 euros por metro cuadrado en precio de mercado. Algo por debajo de la media según las características de la zona y la casa. Equivaldría en portales como Idealista a una casa de un precio de más o menos 170.000 euros y 100 metro cuadrados (70m2 privados más 30 comunes).

17 viviendas, zonas comunes, comisiones de trabajo...

Vista del patio. / Cedida

El nuevo edificio se compone de 17 viviendas, de varios tamaños diferentes (entre 61 y 83 metros cuadrados), que serán habitadas por 32 personas adultas y 20 niñas y niños. La mayoría de habitantes son familias jóvenes con hijos e hijas. Es el perfil más repetido. Pero, apunta, García, “tienen la cuota de diversidad necesaria”. Hay un vecino migrante, hay alguna pareja sin hijos y también una pareja de personas mayores.

Justo cuando sacamos este tema en la conversación aparece Nati por la puerta de la vivienda para saludar a Nacho. Ella es una de las personas mayores que viven en Entrepatios. “Vivir de forma comunitaria siempre nos ha parecido que era la forma más correcta de vida”, nos cuenta. Y aunque existen proyectos enfocados directamente a sus edades, ellos han apostado por este, intergeneracional. Son de los que más avanzada tienen la casa. “Su casa ya parece una casa”, comenta Nacho.

La primera fecha prevista para que recibieran el edificio era el 15 de marzo. “La broma era que llevábamos años diseñando el edificio para el colapso y el colapso se dio tres días antes de que nos los dieran”, comenta Nacho. Reconoce ahora estar ya “enganchado” a su nueva vida en Entrepatios.

Una de las características más relevantes del edificio es el diseño de los espacios comunes, entre los que destacan los locales de la planta baja y del ático, cuyos usos principales serán de salón de reuniones (con cocina), de gestión del grupo de consumo, actividades internas y abiertas al barrio, etc. Además, en la planta sótano hay un local en el que se pretende hacer un pequeño taller y un cuarto común de lavadoras. Nadie tendrá lavadora propia en su casa. También cuentan con un patio interior, con un pequeño espacio de vegetación en el ático, una lavandería común y el parking para 67 bicicletas. Y luego está la Corrala, que conecta todas las viviendas y que sirve como pequeñas terrazas comunes en cada planta. Ya se ven sillas en ella dispuestas para “tomar el fresco” o charlar con cualquiera que esté dispuesto.

Hoy he tardado diez minutos en subir desde el bajo hasta mi casa. Voy a tener que planificar salir de aquí con una hora”, dice en referencia a la gente que se ha encontrado en las zonas comunes. Damos fe de la cantidad de vida que se respira en ese lugar. En la ruta que hacemos junto a Nacho vemos a dos niños jugando junto a su padre en la terraza. Vemos a otras tres personas más en “alguna comisión” de trabajo del proyecto. Nacho se para a hablar con otro vecino sobre una iniciativa que tienen entre manos, un libro de relatos sobre todo el proceso de Entrepatios. Una historia que nunca olvidarán y que merece, seguro, quedar por escrito.

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