lunes, 17 de junio de 2019

Nada que ver lo votado con lo pactado.Será una legislatura de zancadillas y bloqueos. La peña política que va a gobernar no da la talla ni de coña, acaba de demostrar que el bien común es el felppudo del ppoder y que para ellos pacto es igual a chanchullo para no soltar el mango de la sartén. Hoy ha dimitido Maíllo, enfermo y agotado, llevaba demasiado tiempo tratando de explicar en la práctica que los molinos de viento no son gigantes, sino mangancia profesional en modo Minippimer. Si los mejores y más conscientes terminan en ese estado...el futuro de España es y será un verdadero descalabro. Y las "ayuditas" frikis y descerebradas, la losa definitiva que no deja levantar cabeza. ¿Otra vez urnas? Sería lo más acertado ante la que se avecina. Pero ¿otra vez los mismos "actores" no volverían a repetir los mismos destarifos? Los fascismos son el resultado de la indiferencia manipulada de los pueblos ante la participación y el compromiso en la construcción de su propio destino común, pero además, son la suma de los egos desencantados,perezosos, violentos, negativos, corruptos e ignorantes, y sus propuestas, bocadillos de escoria envasados en el plástico de las banderas. Conciencia missing total. El pueblo cívico e inteligente, debe salvarse a sí mismo y no resignarse a los peores manejos de quienes pretenden ser sus representantes y, en realidad, solo son capos de clanes impresentables adictos a magonear sobre todo y todos. No queremos franquismo ni monarcas de ningún tipo, camuflados en una legitimidad que no existe, por muy "legales" que sean sus credenciales,consensuadas a base de tejemanejes inasumibles por sus propios votantes. Ains!



Tras las municipales

Los pactos han dado lugar a combinaciones inesperadas aunque irreprochablemente democráticas y han engrosado las filas de los que creemos que convendría estudiar la fórmula de una segunda vuelta

VÍDEO: ROBERTO CUADRADO


¿De verdad que es esto lo que hemos votado?, debieron preguntarse muchos españoles al ver de que forman se constituían algunos municipios. Los pactos han dado lugar a combinaciones inesperadas aunque irreprochablemente democráticas y han engrosado las filas de los que creemos que convendría estudiar la fórmula de una segunda vuelta. Pero sobre todo han servido para confirmar que PP, Cs y Vox, las tres carabelas de Colón, navegan juntas y con velas desplegadas provocando algunas maniobras desconcertantes.
Los de Albert Rivera entregan Madrid al PP y salvan de un colosal naufragio al que presuntamente querían derrotar mientras que los populares blanquean a su escisión, a Vox, y le ayudan a consolidarse. A primera vista se diría que el PP y Vox sí rentabilizan esta alianza, pero Ciudadanos qué saca en limpio. Todo el mundo trata de adivinarlo. Ayer ‘Le Monde’ se preguntaba qué ganaba coqueteando a hurtadillas con la extrema derecha, absurdamente a escondidas. Y lo peor es lo que viene. No ya una investidura azarosa sino una legislatura a rastras. Los que pedían un cuatrienio estable pueden empezar a olvidarlo porque los zapadores, los encargados de construir los puentes, se han convertido en dinamiteros.

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