miércoles, 26 de junio de 2019

Egolandia es el peor destino en el viaje de la vida y especialmente en la política, plutonio enriquecido con amianto, pasando por Hiroshima, Nagasaky y Chernobil al mismo tiempo. Ojalá solo fuese pólvora, que no deja más secuelas que el humo y el aturdimiento, por mucho que truene


Peligrosos egos enfrentados

Está en la pista una peligrosísima colección de egos gigantes enfrentados: Sánchez, el displicente, muy sobrado; Iglesias, el arrogante, muy apurado; Rivera, el impaciente, muy acelerado

VÍDEO: ROBERTO CUADRADO



En el día de hoy, todo parece estar a punto de saltar por los aires. Los órdagos en su punto más afilado, las posturas enrocadas. Podemos temer lo peor o considerar, por el contrario, que está dramatización de los desacuerdos es la que corresponde al momento procesal en el que nos encontramos: gestos de fuerza normales en las fases de negociación. Esto es lo que quiero creer y esto es lo que creo porque, por muchas vueltas que le demos, el desenlace de esta película admite muy pocas variables. El gobierno y Unidas Podemos se necesitan y terminarán hallando una fórmula y no será un gobierno de coalición porque, entre otras muchísimas cosas, no suman.

¿Podrían las diferencias que ahora se manifiestan cegar todas las vías y forzar unas nuevas elecciones? Sí, podrían. Hemos visto en los últimos tiempos suficiente irresponsabilidad como para no despertarlo y está en la pista una peligrosísima colección de egos gigantes enfrentados: Sánchez, el displicente, muy sobrado; Iglesias, el arrogante, muy apurado; Rivera, el impaciente, muy acelerado. Carbón, azufre y nitrato de potasio: pólvora. Pero no ocurrirá, no pueden estar tan locos. Sería ridículo y estaríamos en las mismas pero con la ciudadanía sublevada.
Tampoco creo que el alboroto de Vox con el PP pase a mayores. El tripartito o bipartito y medio continuará, aún les quedan 20 días para arreglarse. Por cierto, la que han liado en la capital con la supresión de Madrid Central es más que un disparate, es un atentado contra la salud pública. Y sobre la posibilidad de que la crisis ponga en peligro la presidencia de Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, olvidémoslo. El oasis fiscal madrileño, del que tan impúdicamente alardea la derecha, no se toca.

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