miércoles, 26 de junio de 2019

Como siempre, Isaac Rosa, tu relato es genial; en plan recurso literarrio es un gran golpe de efecto nombrar a alguien ministro para demostrar su ineptitud, pero creo que el sentido del humor tiene su límite en la responsabilidad cuando se ocupa un cargo público y los lectores y espectadores acaban afectados por las ocurrencias de una teatralidad retorcida y excesiva de la obra. Los pueblos de España no están para entremeses juguetones con tanto irresponsable viviendo a su costa. Lo único que se genera con el juego de tronos combinado con la coña constante mientras para la mayoría todo es cada día peor, es desafección, desinterés, pereza depresiva y abstención en las urnas de quienes tiran la toalla, por un lado, y por otro, una mayoría única de fanáticos cavernícolas, que nunca se plantean cambiar lo que no funciona y siguen en manada a sus reyes-pastores hasta el matadero de siempre. Podemos fue primera página en la prensa, invitado a todos los debates, era bueno para la publicidad de las cadenas tenerles como invitados-punch, contra los que argumentar desde el "shentido común" acomodado a todo lo que hace trepar. Pero eso no significa que Podemos fuese el mesías, como muchos interpretaron y Podemos se esmeró en sostener. No es una víctima de nadie, lo es sobre todo de su ilusionismo sofístico, y tan lejos de la realidad como los políticos de siempre. El resultado: mucho ruido y poquísimas nueces. Y no es solo una opinión sino una constatación in situ. ¿por qué han dimitido y dimiten constantemente en catarata, diputados, concejales, alcaldes y una comunidad autónoma al completo y los votos se esfuman? No es por el efecto prensa, -que por cierto cada día sepone más en tela de juicio- por parte del sujeto paciente- cuando se comprueba en el día a día que un gobierno, un ayuntamiento o una comunidad, hacen sus funciones con eficacia demostrada, sin zancadillas ni guirigais constantes, sabiendo que el bien de la ciudadanía es el objetivo, aunque los medios escupan artillería de lo más puerco contra los buenos gestores políticos, la peña les seguirá votando porque ven y comprueban lo que hay: Marinaleda, Zamora, Valencia, Ontinyent, Vigo, por poner algún ejemplo en el que la experiencia cívica no deja lugar a dudas; a los buenos y decentes gestores les votan hasta los contrarios, porque no son tontos y prefieren a un rojo decente, fiable y eficaz, antes que alguien de otro color mediocre, bocazas,corrupto o en la parra, que tanto monta un perverso como un idiota . Es cierto que con las coaliciones se corre el riesgo de que lo indeseable que nadie quiere se una a lo más presentable para tener un pasar, un hueco en el poder y vivir de ello. O también puede ser una unión numérica de inútiles gritones y trampsos entre distintas opciones indeseables. El trifachito es una muestra palpable de la segunda opción. Hacer posible convivencia y bienestar social sostenible es el objetivo. Quienes lo cumplen de verdad siempre tendrán votos en alza. IU,por ejemplo, cuando gobierna repite,( siempre que Podemos no le eche una manita al cuello o el Psoe no saque a pasear su lado más liberal y cómplice con el truño capitalista cegato) Hay cooperaciones que son letales para gobernar en plural, como cuando la política se convierte en plataforma de una ideología y/o como recurso laboral para jóvenes muy listos en paro, y no como lo que es: gestión pública del bienestar y la justicia social, desde los derechos y deberes en igualdad. Que eso se logre con Podemos o sin él, debería preocuparnos a todas mucho menos que el sufrimiento de los más abusados por la irresponsabilidad narcisista de partidos y cabecillas, bastante más oportunistas y manipuladores que gestores políticos TEMPORALES responsables y lúcidos. Un gobierno no es el mejor solo porque sea de nuestra cuerda, y sus miembros nos caigan genial, sino por cómo y con qué herramientas transparentes, sensatas y por ello éticas, hace posible el bien común y los valores éticos inseparables de una política verdadera, limpia, sana, creible, madura, justa y eficaz. En ese orden a ser posible

Veremos antes un ministro de Vox que de Unidas Podemos


Comienza la reunión de Sánchez con Iglesias para pedir apoyo a la investidura EFE

¿Se imaginan a Santiago Abascal como ministro en un futuro gobierno de las derechas? No, yo tampoco, y mi imaginación es tan pobre o tan sensata que ni siquiera se me ocurre qué cartera podría ocupar un tipo así. Pues siendo inimaginable, háganse a la idea de que veremos antes al líder de Vox con cartera ministerial, que a Pablo Iglesias o cualquier dirigente de Unidas Podemos.
En mi pronóstico no sé qué pesa más: si la naturalidad con que el neofascismo se ha metido en instituciones y gobiernos por toda España; o el rechazo que sigue generando Unidas Podemos después de cinco años en política. La coincidencia de ambas circunstancias, la fácil acogida al neofascismo y el rechazo a la izquierda, dice mucho de nuestra democracia.


En cuanto a lo primero, me sigue pasmando la alegría con que PP (sin complejos ni disimulo) y Ciudadanos (acomplejados y negando la evidencia) han reconocido como un actor político más a un partido de extrema derecha, xenófobo, machista, homófobo, neofranquista y que es una amenaza para nuestras libertades y derechos. Ningún resquemor en negociar y firmar acuerdos de gobierno que incluyen repartos de cargos (ni caso al teatrillo de estos días). Me pasma a mí, y pasma a toda Europa, incluidos sus homólogos conservadores y liberales.
Lo hacen en ayuntamientos y comunidades, así que, llegado el caso, ¿alguien duda de que el PP estaría dispuesto a sentar a Abascal o a Ortega Smith en el Consejo de Ministros? En realidad la pregunta tiene truco, porque ya está respondida: Pablo Casado ya lo ofreció en vísperas de las elecciones generales, a la desesperada.
Impresiona también el relajo con que los grandes medios y el poder económico observan esa normalización de la ultraderecha. Compárese con la hostilidad y el alarmismo histérico contra Podemos en sus primeros tiempos, ¿se acuerdan? ¿Imaginan que a Vox le aplicasen la misma lupa que al primer Podemos, a sus dirigentes, sus vínculos, sus finanzas y sus tuits viejos? De Vox no quedarían ni las raspas, y sin embargo ahí están, con sitio propio en cualquier tertulia televisiva.
Qué diferente la actitud hacia Unidas Podemos. Después de cinco años de actividad institucional, habiendo participado en los principales ayuntamientos, presente ya en gobiernos autonómicos, y tras rebajar su ambición transformadora hasta equipararse a la socialdemocracia clásica; pues todavía hoy la sola posibilidad de que entren en el gobierno del Estado y tengan poder directo sobre políticas públicas, organismos, presupuestos e información sensible, pone de los nervios a muchos, renueva los cantos de sirena de grandes coaliciones, y hasta podría llevarnos a una repetición electoral.
Pues mira, si yo fuese el PSOE, no dudaría en hacer a Iglesias ministro. Más aún: vicepresidente. Quizás fuese la vía más rápida para acabar políticamente con él, porque un sillón ministerial puede ser un trampolín pero también una silla eléctrica que achicharre al titular. Sobran los ejemplos. Y en el caso de Iglesias, viene ya linchado de casa, y con la trituradora político-mediática siempre pegada a sus talones. Desde que entrase por la puerta del ministerio se desataría la cacería política y mediática contra él. Oye, a lo mejor es la forma más fácil de quitártelo de encima, ¿no? Pues ni por esas quiere el PSOE un gobierno de coalición

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