El cesto de las chufas: Pues sí, hermano Cortés, así es, una hermosura total. Tanta que no hay palabras ni referencias previas adecuadas para conseguir definirla. Sólo el infinito en su humildad siempre milagrosa y sorprendente, tiene las llaves de la despensa bienaventurada...cuyas reservas alimenticias nunca se acaban, pase lo que pase!!! Sobre todo, si cuando llama a la puerta en la casa pequeñita que ocupamos en este barrio del mundo mundial, le abrimos y dejamos que nos invite a cenar con él/ella, padre/madre, origen y destino...Infinito, sorprendente, precioso, humano y divino mogollón sin fronteras. Totum armonicum et nulla revolutum...aunque a veces, al primer golpe de no-vista, parezca lo contrario... Ains!!!