domingo, 3 de marzo de 2024

Mucho me temo,hermano Torres López, que Pedro Sánchez sí tiene quien la escriba, otra cosa es que no tenga quien le lea lo que le escribe ese pueblo, que siendo la base de la democracia ni pincha ni corta en el Congreso ni en el Senado, como debería ser si esto fuese una democracia y no un paripé en transición infinita hacia el descalabro. El error del sistema español -no sólo del PSOE- desde siempre, ha sido convertir la política en una carrera profesional y no verla como un servicio con fecha de caducidad, necesaria tanto para sus componentes institucionales como para la ética, la transparencia y el sano desapego de los servidores políticos, hacia el poder y sus enredos. Pues el tinglado de los trámites infinitos acaba siempre por convertir las posibles soluciones en enredos interminables, que la "oposición", que debería ser cooperación, utiliza como zancadillas y puñaladas traperas, que sufre el pueblo mucho más que sus gerifaltes, que no sus representantes, aunque la Constitución diga lo contrario. En ese plan, el pueblo, que es el motivo principal y el fundamento sostenedor del Estado, se queda reducido a un perenne manipulado y explotado siervo de la gleba. Ni está ni se le espera, cuando sus comisiones democráticas deberían ser las que explicasen en el Congreso la importancia de los problemas concretos, personalizados y no sólo reducidos a referentes ajenos y distantes. Meros trámites. Debe ser la ciudadanía organizada, como sucedió en el 15M, la que explique, exija y proponga ante los dipuputados y senadores, las soluciones necesarias a los problemas, para que las instituciones realicen lo necesario, ya que el trapicheo de la farsa política es incapaz de asumir, concretar y realizar, porque enreda y se mueve en otro planeta, atrapado en sus conflictos, rivalidades, obsesiones, inmadureces y manías cronificadas, más los intereses corruptos que rodean a todo cargo público...Ahí tenemos a Ábalos, a Koldo, a Rajoy, a Zaplana, a Aguirre, a Camps y a tantos "amigos del alma", a Cifuentes, a Ayuso, a Cospedal, a la Gurtel, los ERES, el GAL, Rato y Roldán...Aznar y Botella, Fabra y Feijóo...a Gonzále y a Guerra...y a partidos desvinculados de la realidad para dedicarse a sí mismos, como Podemos...En fin...El pueblo global federado y organizado desde la municipalidad, la transparencia y la cooperación sorofraterna, es el futuro..Más pueblo , más base, y menos cantamañanas, que como la dichosa y tóxica "oposición", sólo sirve para hundir el Estado, si no es ella la que lo maneja todo, justo, para que todo siga igual...de mal en peor. Es urgente que el Estado deje de ser una eterna batalla campal por el poder y el mandar a base de mangar -¡con todas las de ley, para recolmo!- y que se vaya transformando en un compromiso sano, despierto, inteligente y ético, HUMANO, por encima de cualquier chantaje, abuso y teatro antidemocrático, en vez de ser constante espectáculo picaresco, vergonzoso y deplorable, que imposibilita por todas partes la gobernanza si no hay un des-gobierno autócrata y corrupto llevando el timón del Titanic estatal. Tal y como está el Planeta y la sociedad es urgente reformar este sistem in failure, que más que Estado, es un gallinero lleno de gallos peleones, incapaces e inútiles por un lado y de gallinas acorraladas, por otro, que dentro de nada, ni siquiera pondrán huevos... para alimentar, obviamente, a los dueños del corral, mientras son maltratadas, desplumadas, pisoteadas y aniquiladas...Un verdadero oxímoron inentendible. Lo que sirvió para gobernar en otros tiempos, ya no sirve, ni a derecha ni a izquierda, se necesitan las dos manos al servicio del mismo cerebro: la humanidad, no el corral ni el gallinero, ni la cuadra ni la zahurda...El Gobierno ya no puede ser una secta marimandona for ever, sino un servicio temporal al bien común. Y la sociedad, su orientadora, su maestra y su maestro, que debe tomar la iniciativa en valores aterrizados. La que aclare, explique y exija lo que hay que hacer en concreto, en limpio, transparente, decent/ético y mucho más sano que hasta ahora. Ains!!!!

 

TRIBUNA DE OPINIÓN

El gobierno de Pedro Sánchez no tiene quien le escriba

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Decía Victor Hugo que el infierno está todo en una palabra, soledad, y me parece que el presidente Pedro Sánchez y sus ministros lo deben estar comprobando muy claramente.

No creo que lo que peor lleven sea la permanente carga de la derecha política y mediática contra cualquier cosa que hagan. Seguro que conocen la historia moderna de España y saben que siempre ha habido y hay un limitado grupo de oligarcas que se consideran sus propietarios. Por eso la derecha española que los representa no permite nunca por las buenas que se haga con los resortes del gobierno y las instituciones quien le sea ajeno, o quien no haya sido nominado por ellos para gobernar en su nombre y favor. No solo defienden su huevo sino, sobre todo, lo que piensan que es su fuero, el derecho a ser «la España de bien» que decide por todos los españoles.

La cruzada inmisericorde contra Pedro Sánchez y su gobierno ya la hemos vivido antes porque responde a esa razón. Lo que sucede es que tenemos muy poca memoria. Como recordé hace unos meses en otro artículo (Felipe González y Alfonso Guerra se olvidan de Felipe González y Alfonso Guerra) las barbaridades que ahora dicen contra Sánchez están calcadas literalmente de lo que dijeron en su día de los anteriores presidentes socialistas. No hay nada nuevo.

Yo creo que si Pedro Sánchez y sus ministros deben sentirse, con toda razón, en un infierno es porque gobiernan en soledad.

Así ocurre porque la izquierda renunció hace tiempo a conformar un sujeto social vivo, poderoso, protagonista, cómplice, determinante y, por encima de todo, inspirador primero y luego baluarte y defensor de las decisiones que tomen en cada momento sus representantes y líderes.

Las casas del pueblo socialistas languidecen, Sumar fue una buena idea pero nació tarde, se desfiguró y ahora carece no ya de base social activa, sino incluso de militancia. Y, al margen de ambos partidos gobernantes, la sociedad civil no encuentra la forma de expresar sus demandas y de organizarse para proporcionar apoyo a quienes están tratando de defender sus intereses con la mejor voluntad.

La izquierda que gobierna no oye ni dialoga con la sociedad, y sus propias organizaciones son aparatos cesaristas en las que tampoco hay debate ni elaboración colectiva. Creer que basta llegar al gobierno para realizar cambios sociales es mucho peor que una ingenuidad. Es la irresponsabilidad en la que han incurrido las izquierdas de nuestros días y lo que las lleva continuamente al fracaso cuando tratan de aplicar sus programas sin el apoyo y defensa de la gente, o a la traición, cuando ya ni siquiera lo intentan.

El actual gobierno de Pedro Sánchez sufre de este problema en grado sumo porque nació obligado a tomar decisiones que la inmensa mayoría de la gente no puede apoyar sin deliberación, pedagogía y buena comunicación, sin mantener contacto estrecho y dialogante con su base social. La izquierda no cuida a los mediadores sociales que pueden defenderla y ni siquiera se preocupa de organizar socialmente su defensa. No ha hecho nada para impulsar la movilización y contestación de su base social ante la brutal, demagógica y la mayoría de las veces mentirosa ofensiva de la derecha contra cualquier medida que se tome, por moderada que sea y aunque en realidad no suponga el más mínimo quebranto real del poder dominante. Es lo nomal que ocurra cuando se actúa como si el gobierno fuese un fin en sí mismo y los dirigentes de los partidos se ocupan en la pomposa tarea de gobernar y no en la menos vistosa de promover la deliberación y debatir, movilizar y organizar para dar sentido al gobierno, apoyarlo y defenderlo cuando lo atacan. 

Cuesta decirlo, pero lo cierto es que los partidos de izquierdas que no se enteran de que transformar la sociedad no es una cuestión de líderes, césares o personalidades individuales, ni algo que se consiga gobernando a cualquier precio, están haciendo lo mismo que el coronel que no tenía quien le escribiera en la famosa novela de García Márquez: “El día que me sienta mal no me pongo en manos de nadie. Me boto yo mismo en el cajón de la basura”.

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