sábado, 20 de mayo de 2023

Gracias, Joaquim Bosch, querido juez, esperemos que las conciencias despiertas curen esa fiebre obsesiva por la ilegalización de partidos más ejemplares, honestos y sanos que los denunciantes. Ya quisiera el pp la honestoidad de Bildu.

 

La fiebre de ilegalizar partidos

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en un acto electoral en Arrasate-Mondragón, el pasado 14 de mayo.

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Ilegalizar partidos es una práctica habitual de las dictaduras o de los regímenes autoritarios. Los sistemas democráticos solo aplican una medida tan drástica en supuestos muy excepcionales de utilización partidista de la violencia para la consecución de objetivos políticos. El pluralismo es la esencia de la democracia. Como valor superior de nuestro ordenamiento constitucional, la pluralidad política presupone la diversidad de opciones igualmente legítimas que deben poder convivir en el espacio público.

Las peticiones de ilegalización de Bildu vuelven a poner de manifiesto compromisos frágiles con el pluralismo. Lo cierto es que nunca han estado presentes tantas peticiones de borrar partidos del mapa democrático. Desde determinados discursos de extrema derecha se pide continuamente ilegalizar a partidos independentistas, nacionalistas o a fuerzas de izquierda. Pero también hay voces progresistas que pretenden la expulsión del tablero democrático de formaciones de la derecha radical o incluso del PP. 

Ese rechazo del pluralismo ideológico ha sido un rasgo distintivo histórico en España del pensamiento conservador. Algunos autores han examinado en profundidad los orígenes en el pasado de esas concepciones y las han conectado con las reiteradas dificultades para vertebrar el sistema democrático en nuestro país. Américo Castro analizó nuestra construcción estatal desde el siglo XV y la relacionó con la enorme influencia de la Iglesia Católica, que comportó la expulsión de los judíos y de los moriscos, así como la aniquilación de protestantes y miembros de otras creencias catalogadas como herejías. Esas visiones sobre la limpieza de sangre o la pureza de espíritu arraigaron hondamente en la sociedad. La Inquisición fue una de las instituciones más populares del país durante siglos. 

La persecución de las mentalidades discrepantes estuvo siempre muy presente y torpedeó aquí la implantación de una democracia liberal como la que se desarrolló en otros lugares (basada precisamente en el pluralismo). La noción ancestral de esa España eterna era incompatible con la presencia de traidores que carcomían su carácter sagrado. Uno de los principales padres intelectuales del conservadurismo español, Marcelino Menéndez Pelayo, escribió una de sus obras más conocidas con el título Historia de los heterodoxos españoles, en la que en ocho tomos retrataba despiadadamente a un largo listado de infieles anticatólicos, ilustrados irreverentes o liberales recalcitrantes. De hecho, con fundamento en todos esos dogmas de limpieza ideológica, el golpe de estado de 1936 y la brutal represión del franquismo incorporaron como objetivo central el exterminio de enemigos de la patria y de heterodoxos de la anti España. No resulta difícil detectar actualmente esa perspectiva antipluralista en los ámbitos del llamado franquismo sociológico. 

Con esos antecedentes históricos, deberíamos preservar con firmeza el pluralismo democrático. En la actualidad no hay ningún grupo político con representación parlamentaria que utilice la violencia e incumpla la Ley de Partidos. Ni Bildu ni ningún otro. Para que se pueda acordar la disolución de una organización política, la ley exige como premisa el respaldo de métodos violentos o de actuaciones terroristas. Al no existir ETA ni terrorismo activo, ese requisito resulta de concurrencia imposible. La inclusión de candidatos condenados por terrorismo no es una premisa para la ilegalización, sino que está configurada en la ley como un indicativo (entre muchos otros) de soporte a dinámicas terroristas existentes. La ilegalización de Bildu carecería del más mínimo encaje legal y, además, se trata de un partido que no alienta la violencia para la obtención de fines políticos.

El debate sobre la inclusión de candidatos condenados no es nuevo. Se ha producido otras veces, también en relación con delitos diferentes. Afecta a cuestiones como los principios éticos que deben inspirar las listas electorales, los efectos de la reinserción o el mensaje simbólico que se traslada a la ciudadanía. Pero no puede justificar las peticiones de ilegalización, que están más relacionadas con las concepciones de pretender expulsar aquello que a algunos les desagrada. Sin embargo, quienes plantean esas exigencias pueden ser objeto igualmente de demandas de expulsión, porque también pueden irritar a sus adversarios. Y ese bucle acaba siendo opuesto al pluralismo democrático. 

Esas inclinaciones excluyentes han sido tradicionalmente conservadoras en nuestro país, pero ahora también están impregnando a sectores progresistas, en el marco de la denominada cultura de la cancelación. Cuando a alguien no le gustan las ideas de un partido, lo correcto para un verdadero demócrata será intentar persuadir a la sociedad de que no lo apoye, en lugar de pretender recurrir al comodín fácil de requerir su desaparición forzosa. Como explicó John S. Mill, nuestras ideas no son infalibles y la manera de defenderlas no puede ser extirpando las contrarias, sino aceptando la exposición de todos los argumentos en el debate público, para que sea la ciudadanía la que pueda optar libremente por lo que más le convence. 

Ilegalizar partidos implica anular políticos, ideas y votantes. No resulta admisible hacerlo cuando los postulados de una formación política se expresan sin violencia, porque supondría un ataque al pluralismo. Además, vincular estas peticiones infundadas con ETA puede suponer una patrimonialización de la lucha contra el terrorismo con finalidades electorales, de aspecto poco edificante, porque esa defensa de la democracia fue colectiva. Las proclamas de ilegalización de un partido sin justificación siempre están conectadas con discursos autoritarios y poco democráticos. 

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Comentario del blogg


Se supone que la democracia consiste en que todas las tendencias políticas tengan el derecho y el deber de representar honestamente a la diversidad social e ideológica que les ha votado, siempre con el total respeto a la constitucionalidad que las ampara y las legitima. 

La verdadera Justicia nunca puede deslegitimizar para "legalizar" nada ni a nadie, porque entonces deja de ser justicia para convertirse en herramienta evidente de una dictadura, que no sólo puede ser política y militar, sino también social, económica, financiera, especuladora, emocional e instintiva por manipulación y tejemanejes, amoral y putrefacta. Impedir gobiernos justos, zancadillear propuestas mucho mejores que las propias, para hacerse con el ppoder, calumniar, insultar, atacar la dignidad de los demás, para ocultar en el escándalo las propias basuras, es el peor de los métodos para acceder a unas  responsabilidades que se ignoran a la hora de desgobernar el mismo caos que se ha perpetrado para llegar una victoria pírrica en las elecciones. 

Si vota una gran mayoría social jamás ganarán el PP ni sus ultracompinches. El derechómetro lo sabe muy bien, por eso montan estos tiberios preelectorales, para que la gente se canse, se desespere y se desentienda de votar, entonces ganan seguro, y lo saben, no por que les vote una mayoría sino porque sólo les votan las minorías que se identifican con ellos y que pueden beneficiarse con la corrupción y la irresponsabilidad social...hasta que les llega el turno de perder a sus padres y abuelos en una residencia de mala muerte, nunca mejor dicho, o no pueden escolarizar a sus hijos si si no es en escuelas privadas, o no pueden pagar los recibo de la luz ni la bombona del butano, o no tienen derecho a la atención médica si no se pagan un seguro privado con el dinero que no pueden ganar con trabajos fatalmente pagados por quienes están forrados, o no tienen techo que los cobije si no se pueden pagar un alquiler astronómico, y mucho menos una hipoteca escandalosa e impagable, porque las viviendas sociales que quedaban, una alcaldesa del pp se las vendió a la SICAV en la que trabajaba su hijo...Sólo entonces, los que  no votan y se abstienen cabreadísmos con "lospolíticostodosiguales" comprenden su grave error: que no es lo mismo un Joan Ribó o un Jesús Ros en el Ayuntamiento que una Rita Barberá, q.e.p.d., ni un Camps, una Aguirre, una Cifuentes o una Ayuso o un Zaplana enlodad@s hasta las cachas, que un Ximo Puig, al cargo de la Generalitat, y que cuando la resignación o el cabreo sordo y tonto sustituyen a la lucidez, cuarenta años de dictadura sumisa y obediente dejan estas secuelas miserables y desalmadas en la historia de los pueblos, sin que esos pueblos manipulados se planteen un cambio de valores y no solo de cargos políticos a disposición del mejor ppostor para comprarlos y utilizarlos a cambio del chanchullo infinito, mientras los votantes no les impidan el acceso al poder y a responsabilidades que para ell@s no existen y son simplemente como jugar al Monopoly.

¿Cómo es posible que la corrupción más cínica, se llegue a considerar apta para distinguir lo decente de lo indecente, sin comprender que lo legítimo jamás se puede ilegalizar, sin perder y enlodar la auctoritas de las leyes sanas y justas. Verdaderamente éticas y democráticas. 

Una sociedad incapaz de superar sus instintos mecánicos más negativos está autocondenada a sufrir las idénticas  miserias que ella misma favorece votando lo peor o evitando votar a lo menos malo, o sea, a lo mejor, sólo "porque nomecaenbien", o porque "noquierovotar a los que nunca han gobernado", que ya es el recolmo, o "porqueyaestoyharto de que siempre hagan lo mismo, y que cuando no lo hacen, la caguen"..."Además si votamos y todo sale bien, nadie se lo va a creer...porque en este mundo nadie es perfecto... y yo no caigo en esos errores con lo listísimo y experto que soy y la de estudios que tengo, xd" . 

En realidad el ser humano ignora que él mismo se hace la vida imposible cuando es incapaz de entender que nuestro inconsciente almacena en sus trasteros toda la basura que nuestra mente y emociones acumulan constantemente y que esos basureros atascan e imposibilitan vidas, carreras, trabajos, relaciones, oportunidades y proyectos, y hasta fastidian la salud; en realidad no hay buena ni mala suerte, todo es consecuencia de unas causas personales y sociales mal gestionadas y mal canalizadas en lo individual, cuando la negatividad transciende lo particular y, como una inmensa mancha de aceite o como un virus expandido en los aerosoles, pringa y contagia también lo colectivo. 

Cuando Jesús de Nazaret curaba a los enfermos, lo primero que les decía y les demostraba era que, sanados por dentro, o sea, autoperdonados, equilibrados y despiertos, la enfermedad se cura y desaparece. Así que menos procesiones y más inteligencia, menos cenizos y más conciencia, menos hábitos idiotas (no es un insulto, 'idiota' en su origen semántico significa, que sólo te ocupas de lo tuyo y lo demás, ni lo ves, o sea, que tu peor enemigo eres tú mismo), pues eso, apliquémoslo al tema colectivo, empezando por dar el paso electoral de elegir caminos y modos de realizar gestiones sociales, mucho más que escupir tics ideológicos, que nunca acaban de realizar sus deberes, si quienes tienen en sus manos organizar el bien común sólo entienden la política como el modo de ganarse la vida con un buen sueldo y el privilegio de usar los problemas cívicos para hacer carrera. 

Eso se impide votando a lo más sano, limpio y comprometido con el bien común. ¿Hasta ahora que ha hecho al derechita pepevoxcera en ese sentido, durante la legislatura que acaba el domingo en las urnas, salvo despotricar, insultar y no arreglar nada, porque la energía y el tiempo que debería dedicar al entendimiento y al logro del bien común, se dedica a  entorpecer las leyes  impidiendo la renovación de la Justicia en el Tribunal Constitucional, como si fuese su cortijo particular, y también a conocer los problemas concretos y evitar desahucios, y el paro, los abusos patronales, las desigualdades, promoviendo y haciendo posible la mayor y mejor atención a los más débiles y vulnerables, eliminando la desigualdad entre mujeres y hombres, algo imposible si el tiempo disponible para gestionar cuestiones tan básica, solo se ha dedicado a esconder y camuflar las cloacas y a despellejar y obstaculizar la labor social de la decencia y la escucha a los que sí trabajan por el bien común por encima de sus intereses personales y de partido, que al parecer, para una derecha tan siniestra, son el mismo asunto? 

Esto se corrige votando el próximo domingo sin remilgos tiquismiquis a favor de los programas contrarios a ese marrón. Ánimo y adelante, familia! Quienes hemos disfrutado del Pacto del Botànic en València, a pesar de ser la Comunidad con el presupuesto económico más bajo y rácano del Estado español, lo hemos experimentado durante esta legislatura: sí, se puede cambiar a mejor, a pesar de todo, después de años sometidos a un pp corrupto, cruel y podrido hasta las cachas. Sí, vale la alegría y la esperanza, mucho más que la pena, votar la decencia, la escucha, la humildad, la fraternidad y la atención a las necesidades en medio de una pandemia, sin hacer negocio manipulando vidas de  ancianos olvidados en residencias hasta morir solos y sin atender y mascarillas a la venta para beneficio de la familia de la presidenta de la Comunidad, y sin cargarnos la Albufera como si fuese el Mar Menor o el Coto de Doñana, liberándonos de un circuito de Fórmula 1 que era una vergüenza, y un rotundo fracaso, que el pueblo rechazaba y el pp nos impuso como hizo con la Gurtel, lo mismo que el destrozo en el Puerto...

Votando lo justo, además de salir beneficiad@s todos y trodas, excepto los corruptos y especuladores que parecen hienas más que seres humanos cuando se trata de devorar sin comtemplaciones, agradecemos al gobierno tripartito su trabajo regenerador, social, político, económico, participativo y democrático.  Y esperemos que las conciencias más despiertas se multipliquen votando en las urnas, para que la Ley D'Hont no tenga tanto trabajo y se vaya de finde.

 

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