miércoles, 17 de mayo de 2023

Desde hace muchos años, la enseñanza "herética" de Pierre Teilhard de Chardin -según aquel Vaticano ancestral, de hace más de un siglo- me reconforta y anima, confirmando mis percepciones más hondas, como una especie de prueba del nueve evangélica y vital, en un perenne "curso de milagros" integrador. Me alegro mucho de haber encontrado este artículo y de descubrir, además, que existe una "Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin", imagino que habrán tenido y seguirán teniendo la misma experiencia que yo al ir leyendo sus obras de investigación en el nuevo y luminoso nivel antropológico ya, afortunadamente, inseparable del nivel espiritual cuando despertamos. Un gozo, una alegría, una paz indestructible y un profundo agradecimiento a Leandro Sequeiros por el artículo y por la publicación en R.D. Un abrazo fraterno a tod@s!.


'Por una espiritualidad del cosmos. Descubrir a Pierre Teilhard de Chardin'. (Grupo Editorial Loyola, Sal Terrae) Pierre Teilhard de Chardin y la espiritualidad del cosmos

Pierre Teilhard de Chardin
Pierre Teilhard de Chardin

Un sugerente texto del jesuita François Euvé nos sumerge en una nueva experiencia con Pierre Teilhard de Chardin

En Religión Digital se han publicado ya 339 artículos sobre Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), lo cual indica que su figura interesa a los lectores. El jesuita Pierre Teilhard de Chardin está reconocido mundialmente como científico, geólogo y paleontólogo. Ejerció esta profesión hasta el final de su vida, sobre todo en China, aunque también en África. Pero en los ambientes espirituales es más leído por el éxito de su obra filosófica, teológica y espiritual, aunque no debe hacernos olvidar la calidad de sus trabajos científicos. 

Su obra científica fue reconocida tanto en Francia (ya que fue presidente de la Sociedad Geológica en 1926, y luego propuesto para una cátedra en el Collège de France en 1948 y finalmente elegido como miembro no residente de la Academia de las Ciencias de Francia en 1950), como en el extranjero (era experto de la Fundación Wenner-Gren).

Su obra científica versa principalmente sobre la geología y la paleontología de los mamíferos. Para Teilhard, este trabajo de investigación no es más que una especie de instrumento apostólico, un medio para llegar a un público que está lejos de la Iglesia y, compartiendo su condición, poder anunciarles el Evangelio. La investigación es un verdadero sacerdocio en la medida en que constituye una participación en la prosecución de la obra creadora. 

El nuevo ensayo de François Euvé

François Euvé es jesuita, doctor en teología, profesor de las facultados jesuitas de París (Centre Sèvres). Desde 2013, es redactor jefe de la revista Etudes. Luego de una primera formación en física, estudió filosofía y teología. Sus áreas de interés son la teología de la creación, la ecología, la relación entre ciencia y religión, el pensamiento de Teilhard de Chardin y las cuestiones antropológicas. Es el autor de los libros Penser la création comme jeu (Paris, 2000), Crainte et tremblement. Une histoire du péché (Paris, 2009) y Théologie de l’écologie (Paris, 2021).

Acaba de ver la luz en castellano este ensayo: François Euvé sj. Por una espiritualidad del cosmos. Descubrir a Pierre Teilhard de Chardin. Grupo Editorial Loyola, Sal Terrae, Santander, 2023, Colección: El Pozo de Siquén, número 463, 191 páginas. Formato: 15,0 x 22,0. ISBN: 978-84-293-3101-1 (Trad. Española de Fernando Montesinos Pons. Presentación a la edición española de J.V. F. de la Gala).

Portada libro 'Por una espiritualidad del cosmos'
Portada libro 'Por una espiritualidad del cosmos'

La Asociación de Amigos de Teilhard

La Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin fue creada en España en 2013. En los años 60 del siglo pasado hubo intentos de creación de esta Asociación en Madrid y en Sabadell sin llegar a materializarse. Desde su fundación, y bajo la presidencia del profesor Emiliano Aguirre (Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1998, fallecido en 2021) se ha impulsado la publicación de varios libros de Teilhard:  Cartas a Édouard Le Roy (1921-1946). La maduración de un pensamiento, Trotta, Madrid 2011; La Vida cósmica. Escritos del tiempo de la guerra, 1916-1917, Trotta, Madrid 2017; La gran Mónada. Escritos del tiempo de la guerra, 1918-1919, Trotta, Madrid 2018.

Han visto la luz dos volúmenes con textos de Teilhard en los que se resalta su espiritualidad: los del profesor Agustín Udías, La presencia de Cristo en el mundo: las oraciones de Pierre Teilhard de Chardin.Sal Terrae, Santander 2017, y Los Ejercicios Espirituales con Teilhard de Chardin, Mensajero - Sal Terrae - Universidad Pontificia Comillas, Bilbao - Santander - Madrid 2022.

Y también se han traducido y publicado cuatro trabajos de interés sobre espiritualidad: King, Thomas M., La Misa de Teilhard. Una aproximación a «La Misa sobre el Mundo», Sal Terrae, Santander 2022;  y King, Úrsula, Cristo en todas las cosas. Explorando la espiritualidad con Pierre Teilhard de Chardin, Sal Terrae, Santander 2021); a los que añadimos el que ahora comentamos.

Teilhard de Chardin abre ventanas espirituales

En una conferencia de 1947, en la Pierre Teilhard de Chardin anima a sus hermanos jesuitas a hacer de la investigación, el estudio y la ciencia un eje mayor de sus compromisos, presenta “el saber” como «la forma bajo la que se disimula y actúa más intensamente el poder creador de Dios en la Naturaleza que nos rodea». Es particularmente en las zonas críticas donde se llevan a cabo los nuevos descubrimientos donde un sacerdote debe estar.

Teilhard no solo fue un investigador; pero convirtió la investigación en una actividad fundamental, característica de lo humano, «la más elevada de las funciones humanas». No es un oficio como cualquier otro, sino una especie de vocación, porque, a su modo de ver, el hombre busca el conocimiento por encima incluso del bienestar material. 

Defendía que la esencia de la vida humana no consiste en estar mejor, sino en ser más, en superarse superando las apariencias del mundo. La investigación es una búsqueda indefinida, animada por la convicción profunda, «mística», de que hay una «realidad» que se oculta detrás del envoltorio de las cosas. El investigador no se contenta con lo que las cosas son; desea conocer sus causas últimas. «La tendencia esencial de nuestro pensamiento es intentar penetrar en el corazón del Mundo».

El itinerario racional y espiritual de Teilhard

En la Introducción de este volumen que comentamos, el jesuita François Euvé, profesor del Centro Sèvres de París, director de la revista Études, y profesor de Física y de Teología, parte de una mirada contemplativa a nuestro mundo. Para Euvé “el estado en que se encuentra el planeta es inquietante. 

Ciertas alteraciones parecen irremediables. Los expertos anticipan grandes conmociones y hablan de posibles catástrofes en un plazo más o menos largo cuyas consecuencias deberían afectar al conjunto del globo. Estamos cayendo en la cuenta de que el destino de la humanidad está cada vez más estrechamente ligado al de la Tierra que le sirve de soporte, de la que ha salido y a la que contribuye a transformar en profundidad, por lo menos desde el comienzo de la Revolución Industrial del siglo XVIII”.

Pierre Teilhard de Chardin
Pierre Teilhard de Chardin

Las amenazas que penden sobre nuestro futuro suscitan un creciente número de llamadas a «salvar el planeta». El vocabulario de la «salvación» vuelve de manera significativa en las declaraciones que nos invitan a introducir un cambio profundo en nuestro modo de ver el mundo. Cuando se trata de movilizar las conciencias, retornan las referencias religiosas.

¿Será apropiado hablar aquí de «salvación»? En los tiempos de la modernidad triunfante se hablaba más bien de «progreso». Esperábamos que el avance del conocimiento científico y las transformaciones tecnológicas nos librasen del mal y nos volvieran más felices. La salvación estaba considerada como una noción religiosa ya superada. Evocaba la idea del fin del mundo bajo la forma de un cataclismo ineludible, «apocalíptico». 

Expresaba asimismo el necesario recurso a una instancia exterior, a un «Dios», que acudiría en ayuda de una humanidad incapaz de salvarse por sí misma, a fin de abrirle las puertas del «más allá». En sentido contrario a estas representaciones de otros tiempos, el hombre moderno no debería contar más que con sus propias fuerzas para erradicar las enfermedades, prolongar la duración de su vida, alimentarse cada vez mejor, aliviar su existencia y, con el tiempo, garantizar la paz en el seno de una humanidad finalmente reconciliada.

La sensibilidad ecológica actual ha cambiado la situación. Se prolonga y acentúa una inflexión iniciada por los grandes conflictos del siglo XX. La noción de catástrofe está invadiendo la literatura de ficción, el cine, las reflexiones sobre el futuro del mundo. La humanidad parece dudar de sus capacidades. Al mismo tiempo, se invita a las instancias religiosas a participar en el combate en favor del entorno. El gran impacto mediático de la encíclica Laudato Si’, su favorable acogida por la opinión pública y los debates que ha suscitado, nos indican que hasta en este mundo secularizado de hoy se escucha la voz de las instancias religiosas en estos asuntos. ¿Estamos retornando al concepto de «salvación»?

La vigencia de un pensamiento transformador

¿Cómo alimentar la esperanza de una salvación cuando se vuelve más palpable la inquietud? Teilhard no da a esta cuestión una respuesta inmediata, unívoca o fácilmente operatoria. Pero forma parte de esos pensadores cuya ambiciosa reflexión es susceptible de iluminar nuestro camino.

Puede hacerlo porque alimenta un gran relato movilizador. Nuestra época atraviesa una crisis de sentido porque no sabemos cómo narrarla. La «posmodernidad» rechaza las grandes narrativas del pasado porque gestaron catástrofes. El gran relato del progreso técnico tal vez sea el último en desaparecer. Con todo, no podemos quedarnos ahí. ¿Cómo vamos a movilizar su acción sin un gran relato? A pesar de sus límites, el gran relato teilhardiano sigue siendo inspirador y nos urge a recuperar ese «gusto por vivir» que es precisamente lo que lo anima.

El autor ha organizado esta densa y sugerente reflexión en siete capítulos que siguen una lógica interna. Tras una clarificadora introducción, en la que ofrece una “composición de lugar” de un mundo fragmentado y roto, ofrece como punto de partida unas referencias sobre la posibilidad de “salvación” del universo, entendiendo esto en sentido esperanzador teilhardiano de convergencia hacia la plenitud del punto Omega.

En el segundo capítulo, presenta a los lectores no muy versados en la figura y la obra de Pierre Teilhard de Chardin una semblanza de este científico y jesuita que, a partir de las ciencias de la Tierra y de la Vida, responde a los grandes retos de una sociedad y de un universo en crisis.

“Vivir cósmicamente” como proyecto de vida interior

En un tercer capítulo, Euvé sintetiza todo el afán humano y espiritual de Teilhard en una expresión: “Vivir cósmicamente”. ¿Qué podemos entender por “el sentido cósmico» en un mundo en evolución? ¿Es lo humano “la clave del universo”? Esto nos lleva a la plenitud a la que llama “la unión creadora”.

Todo esto converge en el capítulo 4 hacia el Cristo cósmico, la sustancia de la religión de Teilhard, la espiritualidad del cosmos. ¿Significa esto un «panteísmo» cristiano? Desde una perspectiva panenteista (“Dios en todas las cosas), Teilhard nos invita a tomar la Encarnación en serio, sentir y gustar el Cristo universal que surge de la persona de Jesús, muerto y resucitado. ¿Está emergiendo un nuevo modo de vivir un nuevo cristianismo?

Pero no todo el mundo es bueno. En este universo imperfecto existe el mal, lo que la teología llama la situación de pecado (no la transgresión sino la dinámica interna del desamor) ¿Es necesario racionalizar el mal?

Teilhard no puede considerarse transhumanista

Y desembarcamos en el último capítulo abierto a la vida cósmica y a la esperanza compartida de una marcha de humanidad en ascenso (el progreso tecnológico) y hacia adentro (el progreso espiritual) Por eso, Euvé desarrolla un concepto muy teilhardiano: la Fe en el futuro como opción colectiva en la que lo humano se trasciendo y florece la vida a través de la muerte.

Y concluye el autor François Euvé con estas palabras: Para Teilhard, el cristianismo aporta una esperanza. La afirmación bíblica de la bondad de la creación y la fe en la acción providencial de Dios dicen que el mal no saldrá vencedor al final y que actuar en un mundo así tiene sentido. Eso nos libera de cierta fascinación que podemos experimentar por la desgracia, de la complacencia que podemos alimentar por la catástrofe. Una fe así no garantiza por adelantado el éxito de toda acción emprendida. El fracaso sigue siendo siempre posible, pues el fin de la historia no es la conclusión de un proceso lineal. La historia se consuma más allá de ella misma.

Una selecta bibliografía (en la que se incluyen muchos textos en castellano) cierra el texto de Euvé. Al mismo, los editores españoles han añadido tres valiosas aportaciones: una detallada relación de fechas hasta el presente relacionadas con Teilhard, una selecta colección de fotos inéditas comentadas y publicadas por ver primera con permiso de la Fundación Teilhard de París, y un apéndice redactado por Agustín Udías con unos textos de oraciones teilhardianas que convierte el final de la lectura en un ejercicio de adoración.

*Presidente de la Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin (sección española, WWT, Red Mundial de Teilhard) 

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Y a continuación esta noticia como contraste. ¿Qué tendrán que ver el evangelio, las bienaventuranzas y la enseñanza ejemplar de Jesús de Nazaret con estos montajes "religionistas" y completamente opuestos al mensaje de Jesús, mediante  las iglesias convertidas en estados, empresas y negocios...¿No sería mucho más evangélico y mucho más sano, honesto, auténtico y cristiano, que los curas y monjas fuesen trabajadores profesionales y laicos laborales, que formasen familias y se ganasen la vida sin hacer negocio religioso ni pequeñas sectas rentables a base de conventos, monasterios, templos, altares, retablos, imágenes, vestimentas, palacios episcopales, etc, etc, mientras los pobres piden limosna en los atrios de iglesias, basílicas y catedrales? Si el sector inmobiliario de las iglesias del planeta se pusiera  a la venta y a disposición de quienes no tienen techo, seguramente, la pobreza y los sin techo de este mundo se reducirían 'milagrosamente'. A ver cuando se comprende y materializa aquello de "no se puede servir a Dios y al dinero", son servicios incompatibles de todas todas, como la guerra y la paz, la salud y la enfermedad, el amor y el odio, la luz y las tinieblas, la noche y el día...¿Cómo es posible que quienes dicen vivir el evangelio en la iglesia católica española, tengan un capital de 1.142 millones de euros, y ni siquiera  se planteen el por qué y el sin sentido farisaico de su forring office?  Y que, entre tanta procesión, misas, sermones, romerías y novenas, no entiendan lo que dice al respecto Juan de Patmos en el Apocalipsis, la revelación cristalina del pifostio religador...Ainsss!! 

Un ejemplo sin más: ¿Cuántas familias sin techo, desahuciadas y refugiadas, podrían caber en el espacio que okupa el palacio arzobispal de València, que abarca una manzana completa delante de la catedral, dando a tres calles...No es posible que una sola persona, tal vez con voto de pobreza(¿?¡!),  necesite tantos metros cuadrados para vivir arzobispalmente, xd! No hay peor ciego que quien no quiere ver cuando mira para otro lado ante lo que hay mientras lee con muchísima devoción y se sabe de memoria  el capítulo trece de la Carta de Pablo a los corintios, sin ir más lejos. Ay!


La Iglesia, una gran empresa española (con beneficios): las diócesis manejan 1.142 millones de euros

Un buen año en lo económico para la Iglesia española, a pesar de la crisis de vocaciones y el descenso de creyentes.

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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“Si no hay cristianos, las iglesias se convierten en museos”. El secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, reflexionaba de esta manera a la hora de analizar los datos de la Memoria Justificativa de Actividades de la Iglesia española que hoy se ha presentado en Madrid y que muestra cómo los obispos españoles manejan un presupuesto global de 1.142 millones de euros, una cantidad que la equipara a las grandes empresas de nuestro país, con 64.925 empleados directos y centenares de miles si se suma la actividad cultural o turística.

Y eso que solo se tienen en cuenta los presupuestos de las 70 diócesis españolas, y no el ingente entramado empresarial que hay detrás de congregaciones, colegios e instituciones que trabajan en nombre de la Iglesia de nuestro país, y que se benefician del régimen fiscal bendecido por los Acuerdos Iglesia-Estado. Unas ayudas que colectivos laicistas aseguran que superan los 11.000 millones de euros.

Los datos, que se corresponden con el año 2021, el último cerrado con Hacienda muestran cómo los ingresos proceden, fundamentalmente, de cuatro vías: las aportaciones voluntarias de los fieles (donativos, etc…), que suponen el 30% de los mismos, con 343 millones de euros; la polémica casilla de la ‘X’ en la Declaración de la Renta, que con 256 millones entregados a cuenta (aunque la recaudación fue de 321 millones) aporta el 22% del total del presupuesto; los ingresos de patrimonio y otras actividades, en el que se engloban “aquellos ingresos que proceden directa o indirectamente del patrimonio de la institución diocesana” (alquiler de inmuebles, ingresos financieros y actividades económicas, tales como editoriales, librerías, museos, etc.) se llevan un 10% del total, con 109,2 millones de euros. Finalmente, el apartado de “Otros ingresos corrientes” supone 383,4 millones de euros, la mayor cantidad, un 34%.

¿Y qué es eso? Según el anexo de la memoria, se trata de “otros ingresos recibidos en las diócesis, que por su tipología no puedan catalogarse en los detallados anteriormente: como ingresos por servicios, subvenciones públicas corrientes (recibidas de manera institucional, destinadas a financiar acciones y eventos), e ingresos de instituciones diocesanas (ingresos recibidos de la diócesis)”. Y que, por supuesto, están exentos de cualquier tributación. Finalmente, 50,9 millones (el 4% del total), incluidos dentro de “Ingresos extraordinarios”, que se refieren a “aquellos ingresos que no guardan relación con la actividad de la Iglesia: subvenciones de capital, enajenaciones de patrimonio u otros ingresos extraordinarios (por ejemplo, herencias)”.

¿Y en qué gasta su dinero la Iglesia? Fundamentalmente, en el sueldo de los curas –204.638.999 euros– y trabajadores –233.667.829 euros–, el 18 y 19% del total respectivamente. Por su parte, la conservación de edificios y gastos de funcionamiento se llevan 309,8 millones de euros (el 27% del total), por otros 70,7 de gastos extraordinarios, o empleados en la construcción de nuevos templos, programas de rehabilitación y “otros gastos de naturaleza extraordinaria”, que suponen el 9%. Las aportaciones a los centros de formación, con 21 millones, suponen apenas el 2%.

¿Adónde va el dinero de la X de la Renta?

Cuestión bien distinta es el del destino de la Asignación Tributaria, que en el último ejercicio alcanzó un récord absoluto: 321 millones de euros. Fundamentalmente, a pagar el sueldo de los curas (bajo el concepto “Envío a las diócesis para su Sostenimiento”, que se lleva 229.040.241 euros) y la Seguridad Social del Clero, con 23,6 millones. Destaca cómo, a diferencia del último año, los obispos vuelven a dotar de seis millones de la renta a TRECE TV (hoy Ábside Media, explicaron, por lo que ya no habrá ninguna inyección más a la cadena episcopal), y que existen 32,8 millones que han ido al “Incremento del fondo de reserva disponible”, cuya cantidad total no fue revelada por los obispos.

“Por cada empleado directo de la Iglesia española se generan 0,27 puestos de trabajo adicionales en la economía española”, asume la Memoria. Fuentes episcopales apuntan a que muchos de los trabajadores realizan funciones de carácter casi voluntario, aunque haya algún tipo de relación contractual. En algunos casos, el sueldo apenas alcanza 400 o 450 euros al mes, mientras que los “sueldos profesionales” están casi “a precio de mercado”.

Más allá de las diócesis, la memoria de la Conferencia Episcopal ‘saca pecho’ de su labor educativa y cultural, asegurando que ahorra al Estado “varios miles de millones de euros”. En concreto, se sostiene que la concertada católica “supone un ahorro para el Estado que asciende en 2021 a 4.356 millones de euros anuales”, 461 más que el año anterior.

En cuanto al patrimonio cultural, material e inmaterial, la memoria subraya que aporta un 3% al Producto Interior Bruto, con un impacto económico de 22.620 millones de euros, además de 225.000 empleos, entre directos e indirectos.

Más iglesias que curas

Las cuentas muestran la buena salud de los dineros de la Iglesia. Pero dejan ver cómo la crisis vocacional y sacramental no ha tocado techo en un país cada vez menos católico. Al menos, en lo formal.

Y es que en España existen 22.947 parroquias (la mitad ubicadas en la España rural), a las que hay que sumar 87 catedrales o 639 santuarios. Sin embargo, con datos de 2021, el número de sacerdotes apenas suma 16.126, además de 116 obispos y 539 diáconos permanentes. Esto es: hay al menos 7.000 templos sin pastor, aunque son muchos más en realidad, porque muchas parroquias, sobre todo las urbanas, cuentan con varios clérigos a cargo.

“Hay una crisis general de desvinculación”, señaló el portavoz de la CEE, quien pidió encuadrar los datos en la situación general en la sociedad, especialmente en la occidental. Sin embargo, los datos muestran la realidad de una profunda descristianización, que lleva calando en nuestro país desde hace décadas y desde hace años es una constante, pandemia aparte.

Y no sólo por el número de sacerdotes o religiosos. En España, con datos de 2021, hay 1.028 seminaristas –aunque ya conocemos que han bajado del millar en 2022– por 27.006 religiosas y 8.501 religiosos, además de los 8.326 monjes y monjas de clausura.

A ellos se suman 87.923 catequistas, 36.911 profesores de Religión, 10.382 misioneros (en clarísimo descenso en los últimos años, aunque hay 542 familias en misión) y “millones de laicos” que no se pueden detallar, aunque la memoria sí apunta a más de 9,5 eucaristías al año para 8,2 millones de fieles que acuden regularmente a misa. En España hay 408.000 laicos asociados, y más de un millón miembros de Cofradías y Hermandades.

En 2021, el año en el que comenzábamos a recuperarnos de la pandemia, hubo en España 149.711 bautizos, 182.760 primeras (y en muchos casos, últimas) comuniones, 103.584 confirmaciones, 25.762 matrimonios (solo una de cada diez parejas se casan por la Iglesia en España) o 27.045 unciones de enfermos, el único que se resiente respecto a 2020. “Si no hay cristianos, las iglesias se convierten en museos” volvió a repetir Magán.

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