miércoles, 10 de mayo de 2023

Reflexiones imprescindibles para que nos nazca la conciencia, y ya no haya vuelta atrás, es lo que pasa cuando nos cambia la esencia y ya nunca más se puede volver al noser de los comienzos ciegos, aunque nos equivoquemos tantas veces, y así podamos comprender los errores del prójimo...Gracias, Leonardo Boff! Llamar "dios" a ese amor infinito y sorprendente, es una herencia cultural del pasado, un concepto que el Todo Luz y Amor en que nos integra supera constantemente. ES mucho más que un dios y no hay palabras, religiones ni conceptos que lo puedan definir ni llimitar...afortunadamente! Sólo se le aproxima aquella sencilla y acertadísima frase de Agustín de Hipona: "Ama y haz lo que quieras", pues desde la esencia del Amor infinito el mal y el bien se funden en la Luz y todo se comprende, lo tenebroso desaparece y se esfuma de nuestras vidas sin necesidad de conflictos ni de enfrentamientos, ni de juicios entre pecado y virtud, entre "buenos" y "malos". Descubrirlo y vivirlo es el Reino de los Cielos en la tierra, la póliza de seguros que cubre todos los fallos y carencias propios y ajenos sin que haya que pagar nada a la empresa aseguradora infinita, sino, para colmo, recibir todo gratuitamente en cada momento desde el fondo de nosotr@s mism@s, rebosando hacia todo y tod@s los demás!!! En efecto: "Lava lo que está manchado, riega lo que es árido, sana lo que está enfermo, doblega lo que es rígido, calienta lo que es frío, dirige y orienta lo que está extraviado, ilumina lo que está en tinieblas, protege lo que está indefenso, libera lo que está prisionero, reune lo que está disperso y pacifica lo que está en conflicto", basta con tomar conciencia de esa energía serena que nos habita para dejar fuera de juego los egos y sus basuras residuales que lo enredan todo para nada...Su gracia y su energía ya hacen instantáneamente la limpieza general y nos da las vitaminas necesarias para mantenerla en activo...Así la vida se convierte en un ¡Gracias por todo! sin fronteras...

  Religión Digital

"Nunca están solo el bien por un lado y el mal por el otro" Principio-bondad: un proyecto de vida

De la calamidad de las calamidades de Bolsonaro a la esperanza esperante de Lula
De la calamidad de las calamidades de Bolsonaro a la esperanza esperante de Lula

En nuestro país hemos vivido, incluyendo multitudes, bajo el principio-maldad. A partir de ese principio todo valía: la mentira, las fake news, la calumnia y la destrucción de biografias que, notoriamente, eran buenas. Fueron usados de forma abusiva los medios digitales, inspirados en el principio-maldad

A pesar de todas las artimañas, violencias, atentados, amenazas y uso vergonzoso de los aparatos de estado, comprando literalmente la voluntad de las personas o impidiéndoles a manifestar su voto, los que se orientaban por el principio-maldad fueron derrotados. Pero nunca hasta hoy han reconocido la derrota

En términos de ética, no se deben juzgar los actos tomados solo en sí mismos. Ellos remiten a un proyecto de fondo. Son concretizaciones de ese proyecto fundamental. Todo ser humano de forma explícita o implícita se orienta por una decisión básica. Ella es la que confiere valor ético y moral a los actos que pavimentan su vida. Por tanto, ese proyecto fundamental es el que debe ser tomado en cuenta y juzgar si es bueno o malo.

Como ambos vienen siempre mezclados, el dominante es el que se traduce por actos que definen una dirección en la vida. Preservada, queda la constatación de que bien y mal siempre andan juntos. Dicho en otras palabras: la realidad es siempre ambigua y acolitada por el bien y por el mal. Nunca están solo el bien por un lado y el mal por el otro.

La razón de esto reside en el hecho de que nuestra condición humana, por creación y no por deficiencia, es siempre sapiente y demente, sombría y luminosa, con pulsiones de vida y con pulsiones de muerte. Y esto simultáneamente, sin que podamos separar, como dice el Evangelio, la cizaña del trigo.

No obstante esta ambigüedad, lo que de verdad cuenta es la dimensión predominante, si es luminosa o sombría, bondadosa o malvada. Y aquí se funda el proyecto fundamental de la vida. Él define la dirección y el camino se hace caminando. Ese camino puede conocer desvíos, pues así es la condición ambigua humana, pero siempre puede volver a la dirección definida como fundamental. Los actos adquieren valor ético y moral a partir de ese proyecto fundamental. Él se afirma ante el tribunal de la conciencia, y para personas religiosas, es juzgado por Aquel que conoce nuestras intenciones más secretas y confiere el correspondiente valor al proyecto fundamental.

Seamos concretos: a alguien se le mete en la cabeza que quiere ser, a toda costa, rico. Todos los medios para tal proyecto son considerados válidos: habilidad, engaños, ruptura de contratos, golpes financieros y apropiaciones de fondos públicos, falsificando datos aumentándoles el valor real y haciendo las obras sin la calidad exigida. Su proyecto es acumular bienes y ser rico. Es el principio-maldad, aunque haga algún bien aquí y allá y cuando es muy rico ayude a proyectos benéficos. Pero siempre que no comprometan su proyecto básico de ser rico.

Otro se propone como proyecto fundamental ser siempre bueno, buscar la bondad en las personas e intentar que sus actos se alineen en esta dirección de bondad. Como es humano, en él también puede haber actos malos. Son desvíos del proyecto pero no son de tal envergadura que destruyan el proyecto fundamental de ser bueno. Se da cuenta de sus malos actos, se corrige, pide perdón y retoma el camino de vida definido: procurar ser bueno. Esto implica ser siempre, cada día, mejor y nunca desistir frente a las dificultades y caídas personales. Lo decisivo es reasumir el principio-bondad que puede crecer siempre indefinidamente. Nadie es bueno hasta cierto punto y después se para, por estimar que alcanzó su fin. La bondad así como otros valores positivos no conocen limitaciones.

Brasil amanece
Brasil amanece

En nuestro país hemos vivido, incluyendo multitudes, bajo el principio-maldad. A partir de ese principio todo valía: la mentira, las fake news, la calumnia y la destrucción de biografias que, notoriamente, eran buenas. Fueron usados de forma abusiva los medios digitales, inspirados en el principio-maldad.
Por esta razón, muchos miles de personas fueron víctimas de la Covid-19 cuando podrían haberse salvado. Indígenas, como los yanomami, fueron considerados infrahumanos e, intencionadamente, abandonados a su propia suerte. En estos fatídicos años de vigencia del principio-maldad más de 500 niños yanomami murieron de hambre y de enfermedades derivadas del hambre. Se desmontaron las principales instituciones de este país como la salud pública, la educación, la ciencia y el cuidado de la naturaleza.
Finalmente, de forma insidiosa, se intentó un golpe de estado buscando destruir la democracia e imponer un régimen dictatorial, culturalmente retrógrado  y éticamente perverso por exaltar claramente la tortura. En ellos había también el principio-bondad pero fue reprimido o cubierto de cenizas por malas acciones que impedían su vigencia, sin destruirlo nunca totalmente porque forma parte de la esencia de lo humano.

Pero el principio-bondad, a fin de cuentas siempre acaba triunfando. La llama sagrada que arde dentro de cada persona jamás puede ser apagada. Ella es la que sustenta la resistencia, inflama la crítica y confiere la fuerza invencible de lo justo y de lo recto. Era el principio-bondad que venía bajo el signo de la democracia, del estado de derecho y del respeto a los valores fundamentales del ciudadano. A pesar de todas las artimañas, violencias, atentados, amenazas y uso vergonzoso de los aparatos de estado, comprando literalmente la voluntad de las personas o impidiéndoles a manifestar su voto, los que se orientaban por el principio-maldad fueron derrotados. Pero nunca hasta hoy han reconocido la derrota. Ellos siguen con su acción destructiva, que hoy ha adquirido dimensiones planetarias con el ascenso de la extrema derecha. Pero deben ser contenidos y ganados por el despertar del principio-bondad que se encuentra en ellos. Juzgados y castigados tendrán que aprender la bondad de la vida y el bien de todo un pueblo y aportar su contribución. En la historia conocemos tragedias de los que se aferraron al principio-maldad hasta el punto de poner fin a su propia vida en vez de rescatar humildemente el principio-bondad y su humanidad más profunda.

¿Hasta dónde llega la bondad humana sin Dios?
¿Hasta dónde llega la bondad humana sin Dios?

En este final nos inspira tal vez la palabra poética de un autor anónimo de hacia el año 900, que se canta en la fiesta cristiana de Pentecostés. Se refiere al Espíritu que actúa siempre en la naturaleza y en la historia:
Lava lo que es sórdido/Riega lo que es árido/Sana lo que está enfermo.

Dobla lo que es rígido/Calienta lo que es gélido/Guía lo desorientado.

*Leonardo Boff ha escrito El Espíritu Santo: fuego interior, dador de vida y Padre de los pobres, PAVSA, Managua 2014

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