El cesto de las chufas: Siento, querida Sor Lucía, que a un ser humano como usted, esa generosidad y ese amor al prójimo,no le ayuden a incluir la urgencia de la Paz en el maletín de la conciencia. Ojalá sea posible cuanto antes, para bien de tod@s y de usted también ¿Puede imaginarse a Jesús peleando a bombazos contra Poncio Pilatos y contra el Sanedrín, para evitar que le impidiesen hacer su trabajo y que le crucificasen y explicando, -igual que los romanos-, que "si vis pacem para bellum"," si quieres paz, prepara la guerra"? Un gran error que se ha tomado desde siempe como una urgencia perentoria, razonable y ¡hasta necesaria como un derecho humano! Y así estamos. Sin querer comprender, aplicar y compartir que la paz no se defiende a base de guerras para reclamarla e imponerla en plan castigo, odio, venganza y masacre para vencidos y negocio desalmado para vencedores (¡?), sino construyéndola entre tod@s, acercándose , dialogando, preguntando, escuchando desde la inteligencia de la humildad, poniendo la otra mejilla -como nos dijo Jesús- desde la empatía y no golpeando, hiriendo y matando "a los malos", haciendo lo mismo que ellos y gastando en armamento el dinero público de los impuestos cívicos lo que los Estados deberían invertir en el Bien Común y no en masacres crueles inútiles y demoledoras para la evolución de nuestra especie. Qué absurdo, usar la oración para pedir al cielo la victoria en la crueldad exterminadora. La única "defensa" que da los mejores resultados no es la violencia "legalizada" de las guerras, vistas como un derecho humano(¡!) sino cambiar las conductas vengativas, el primitivismo de la crueldad "legalizada" de criterios y costumbres salvajes, por la noviolencia, como hizo Gandhi hasta lograr que el imperio inglés abandonase la India sin matar ingleses en una guerra espantosa, haciendo que el pueblo saliese pacíficamente en masa a las calles, a los caminos, a reclamar sus derechos desde la Paz, con propuestas concretas, sanas e inteligentes para todos, sin armas, sin bombas para defenderse aniquilando a los demás y a sí mismos, sino con ofertas y propuestas concretas y entendimiento. Así nació Pakistán, para que los musulmanes de la India, que no querían seguir en ella, pudiesen vivir su religión en otro estado, sin seguir enfrentados a los hindúes, algo parecido a lo que deberían acordar entre Putin y Zelenski en Ucrania y los judíos con los gazatíes en Palestina e Israel, en vez de machacarlos. Hay que corregir el ancestral consejo del Imperio Romano que lleva al mundo por la calle de la amargura desde hace más de dosmil años; no es tan difícil ni imposible: "Si vis pacem, non parate bellum, sed parate pacem". Es imposible que la guerra produzca la paz, como es imposible que una pandemia, un desasatre climático, un indendio a lo bestia o un terremoto demoledor, salven vidas o que gente sin alma ni conciencia pueda construir un mundo aceptable para tod@s, sólo a base de dinero, especulación y poder a lo bestia, un mundo más sano, justo, ético, fraterno y más feliz que enfermo y demoledor. El "pacifismo" no es la Paz, que se puede convertir en una ideología o en una religión, la Paz es la esencia de la Vida, la energía de la Supraconsciencia, como define la Vida Verdadera el Doctor Sans Segarra, no una teoría política ni un credo más. Es una Experiencia completa y transformadora, que nos cambia por dentro y por fuera. La Paz es el oxígeno imprescindible para la humanidad. Ya que, por lo visto, en este Occidente cristiano (¿?) el Evangelio, desde el Edicto de Milán, que produjo el resultado nada menos que de un Imperio Romano-Germánico, instalado en el Vaticano y en Aquisgrán, se dejó al margen de la experiencia humana, por parte de los mismos cristianos de pacotilla, que empezaron a usar el Evangelio sólo para los sermones teóricos, como hacen los judíos con la Biblia.Y así estamos, escuchando a Donald Trump y a su corte imperial, decir que "Dios le ha elegido" para montar el pollo globalizador de sus negocios indedentes como sistema "normal". Hay que despertar cuanto antes y salir de una pesadilla letal y absurda como ésta, en vez de fomentarla, eso sí, con las mejores intenciones vestidas de monja. Ains!!!!