lunes, 24 de diciembre de 2018

Cuánto hay que aprender de ellos y ellas...

 
                        TAMBIÉN EN NOCHEBUENA


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Está claro que a los buenos cristianos les encanta evocar el evangelio con gran devoción, por eso durante todo el año reproducen con todo lujo de detalles y adaptando a los signos de los tiempos el guión y  la escenografía del Portal de Belén, versión patera, la huída a Egipto de la Sagrada Familia y la matanza de los Inocentes versión UE, pero en sentido inverso, la huída "de" Egipto y de toda la contornada.  Y si lo hacen durante todo el año ¿cómo no van a esmerarse especialmente en Navidad, con lo piadosos y compasivos que son , y lo bien que se saben de memoria y aplican en la práctica los evangelios, después de 1700 años de memorizar el relato convertido en tradición, religión imperial y apoteosis del festejo consumista? Pero eso sí, con muy buenos sentimientos, cada uno con su pobre, como en el franquismo y su lema: no hace falta justicia social, ni igualdad ni zarandajas, basta con tener adjudicado un pobre por casa cada día de la semana y luego en Navidad, con sentar un pobre a su mesa. 
De controlar que todo funcione sin alteraciones del orden del asunto, ya se encargaba el estado, que era muy diligente y estaba en todo. Parecido a lo de ahora, pero en petit comitè y sin los remilgos de la aparienciencia. Aún no habíamos descubierto la posverdad, estábamos en la preverdad. Es una pena que hayamos saltado de la una a la otra sin haber encontrado a la madre del cordero por el medio: la puñetera verdad, que hay que ver cómo se escabulle la muy tía... no vaya a ser que alguien la encuentre y haya que dar explicaciones que para nada vienen al caso.

Para que la esperanza no dimita  ni desparezca del todo, aun nos quedan algunos pastores de Hispania cantando Los Campanilleros y trayendo hasta  Algeciras esta vez, a la Sagrada Familia pasada por agua. Ojalá no sea solo un villancico, sino que además se convierta en otro cantar ético,político,económico, cultural, espiritual y social.

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