Como siempre la casta solidaria con la casta. Imposible evitarlo: el poder 'castifica' todo lo que pilla

Pablo Iglesias y Ximo Puig piden "humanidad" para Zaplana, que sufre leucemia

Otros políticos han utilizado Twitter para pedir que el expresidente de la Generalitat Valenciana pueda salir de prisión para que sea tratado de su enfermedad en un hospital y no en la cárcel.

Público 

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Vaya por delante que el sistema penitenciario como castigo me parece inútil y destroyer y que no creo en absoluto que la cárcel sea la solución para erradicar la delincuencia sino sencillamente un almacén de seres humanos amontonados en el olvido que han delinquido  y a veces ni siquiera eso, porque es más frecuente de lo que parece que tras la prisión preventiva que tantas veces se convierte en indefinida por falta de asistencia jurídica (desde la cárcel no se puede ir al juzgado a reclamar nada, y si no se adjudica un abogado desde fuera allí no entra ni dios, porque allí la indefensión es total en lo que respecta al tratamiento judicial y a los recursos disponibles para una defensa sobre todo, como es lo más normal, porque los internos no suelen disponer de medios financieros que les permitan encontrar letrados y los abogados de oficio no abundan lo suficiente y están sobrecargados de casos); para la sociedad la población reclusa es   molesta,  incómoda, difícil, desagradable de asumir y muchas veces peligrosa, en definitiva la cárcel solo sirve para esconder los problemas sin resolver que a la sociedad no le preocupan de verdad mientras no se tropiece con sus miembros más problemáticos y esa chapuza  le permita desentenderse de un tema tan desagradable e incómodo: reeducar y ayudar a integrarse a las personas más conflictivas, que como en una pescadilla que se muerde la cola, una vez abandonadas a su suerte son más peligrosas y más llenas de rencor cuanto más tiempo pasan castigadas y sin rehabilitar, por supuesto.

Una vez aclarado mi punto de vista, del que hablo con suficiente conocimiento de causa: durante una larga temporada de mi vida estuve en contacto y formé parte del voluntariado de prisiones en la Cárcel Modelo de Valencia hasta que ésta fue trasladada a Picassent; debo aclarar que los voluntariados en prisiones son prácticamente inseparable del voluntariado con los toxicómanos y con el mundo gitano, es un trabajo que propicia el conocimiento directo y desde muy cerca del grave problema de la marginación y sus múltiples caras, sus brechas y sus abismos tantas veces insalvables, precisamente porque individuos azaplanados no se ocupan de entrar jamás al trapo de los problemas que no son empresariales y de inversiones forring oficce.

   

Dicho lo dicho, paso a comentar lo que para mí significa la compasión política por Zaplana por parte del pp, de Pablo Iglesias y Ximo Puig. 

Me parece estupendo y muy humanitario contar con políticos tan empáticos en las instituciones. Lo que ya no me cuadra es que solo tengan esa compasión y esa empatía hacia Zaplana y su enfermedad. Porque  Zaplana no es ni mucho menos el único enfermo del centro penitenciario de  Picassent ni el que está peor. Hay  muchos más reclusos que hasta  mueren en la enfermería del centro sin que nadie los lleve nada menos que a la FE, uno de los hospitales estrella de España. Para ellos no hay traslados ni tratos de favor, muchos de ellos nunca han robado millones no han arruinado a nadie y menos al estado, ni han entrado en política para forrarse,  ni han acumulado el poder necesario para ser los amos del mundo de la pasta hasta el final ni han montado una cadena de supermercados naturistas para blanqueo de la pasta y junto a otros herbolarios de barrio compitiendo ferozmente con precios bajísimos que las tiendecitas familiares no se pueden permitir, pero el dios Zaplana, sí.
 Los reclusos pobres y sin privilegios a lo mejor solo robaron un coche o atracaron un estanco o trapichearon con el costo o todo lo más con cocaína. Y sin embargo nadie se acuerda de ellos, de las personas en su estado. No existen. Simplemente. Oscar murió en la enfermería de la Modelo sin salir para nada. De SIDA. Tenía 24 años. Adolfo se pudrió en vida allí dentro, sobrepasando incluso la edad para estar en prisión que tiene un tope,  y cuando le descubrimos ya no dio tiempo a que su caso saliese del anonimato en un juzgado, murió aislado y difuminado en la nada. Un día ya no estaba, se había ido sin despedirse porque no había nadie junto a él cuando murió. También en la enfermería del centro. No en La Fe.

Del pp no me extraña en absoluto el caciquismo y la amnesia social hacia cualquiera que no sea de su gremio. Pero lo de Iglesias y Puig me duele porque no es propio de personas con conciencia hacer excepciones  semejantes y promover la concesión de privilegios, rompiendo la misma igualdad constitucional. Es decir pedir la libertad para Zaplana y no pedir la de todos los reclusos que están en la misma situación pero en mucho peores condiciones de trato por no ser Zaplana. Pedir que también ellos sean llevados a La super Fe y sean tratados clínicamente con los mismos recursos en ese hospital público.

También sería vital que se ocupasen de las condiciones de la defensa de los que no tienen a nadie fuera que les mueva los papeles y los casos para que sean atendidos y no se pudran años enteros allí dentro y que hasta mueran en el olvido y el traspapele sin haber sido juzgados jamás, es decir sin saber siquiera si al final eran culpables o inocentes de los cargos imputados. Muchos de ellos lo son, y luego, si es que logran salir, nadie les compensa por los años vividos como gusanos, mientas para siempre sufrirán el estigma de los ex-reclusos, aunque sean inocentes, la cárcel marca socialmente sin más.  Las familias de muchos de ellos son analfabetas, viven de la mendicidad o vendiendo lo que pueden por los mercaditos evitando a la policía para que no les quite el genero porque no pueden pagarse "la patente" como le llaman al permiso de venta municipal, y no saben donde recurrir ni  alcanzan a reclamar un abogado de oficio porque ni siquiera saben que existen.
 Me pregunto si Puig e Iglesias estarán enterados de esos dramas tan normales en las vidas de los más pobres, marginados y precarios, como para ellos lo es tener un chalet con piscina o un coche oficial que los lleve y los traiga cuando haga falta. Unos miles de euros al mes como salario y unas amistades peligrosas de verdad, pero forradas y por eso, dignas de atención. 

A estas cosas  me refería cuando rechacé varias veces la petición que me hacían en 2015 en la asamblea del barrio para presentarme al Ayuntamiento en las últimas elecciones municipales. Hace muchos años llegué a esta conclusión: es más eficaz un voluntario que se ocupa de las personas una por una, que un mueble político rococó semoviente, de almacenaje social, al que los funcionarios arrastran de un lado para otro sin saber si de verdad ese arrastre sirve para algo y sin tener ni idea de lo que lleva almacenado en unos  departamentos que ni siquiera conoce de verdad porque no está ahí para conocerlos sino solo para pasearse y que se  vea  que está mareando la perdiz , porque diga y haga lo que sea, lo único que  importará siempre es quién y qué sigla  lo hace, y no cómo, para qué y  para quienes lo hace.