Europa: una crisis de identidad que obliga a cambiar el rumbo
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La continua aplicación de políticas económicas erróneas y orientadas a favorecer sólo el interés privado, además del sometimiento a los dictados de Estados Unidos, han dejado a Europa en una situación de gran debilidad, justo en un momento en que debe enfrentarse a grandes amenazas en la escena internacional.
Dos hechos reflejan sintomáticamente la situación con la que comienza Europa el nuevo año. Alemania, su motor económico, culmina un segundo año en recesión y uno de sus grandes institutos de investigación económica reconoce que se encuentra en una situación de «crisis estructural».
Desde otro punto de vista, es significativo el silencio vergonzante de las autoridades europeas ante el anuncio de Donald Trump de que quiere apropiarse de Groenlandia, un territorio que forma parte de un país miembro de la Unión Europea.
El reciente acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur no va a abrir un nuevo espacio de fortalecimiento para la economía europea (como tampoco para la contraparte)
Debilidad económica e insignificancia geopolítica. Dos expresiones de una misma moneda: la pérdida de impulso, poder y presencia de Europa en el mundo de nuestros días.
Fracturas de todo tipo
La UE se encuentra en el vértice de un conjunto de amenazas que no sólo se pueden calificar de peligrosas, sino de auténticamente existenciales, pues afectan al mismo tiempo a la economía, la política y sus instituciones, además de al poder efectivo que estas van a poder desplegar para defenderse.
La primera es de carácter estrictamente económica. Aunque de momento Alemania se lleva la peor parte, es toda la economía europea la que tiene problemas. La eurozona no levanta cabeza y la mayoría de los pronósticos coinciden en que «está lejos de la recuperación». Y es normal. Crisis energética, desindustrialización acelerada, pérdida de competitividad y retraso tecnológico conforman un cóctel envenenado que produce parálisis productiva y retraso frente a las demás potencias económicas.
Sin potentes políticas redistributivas o de compensación, la liberalización del comercio aumentará las divergencias internas, eliminará miles de empleos y deprimirá sectores fundamentales en ambas partes al desprotegerlos
La segunda amenaza que enfrenta Europa es su pérdida de influencia en el nuevo marco de relaciones económicas y comerciales que se está generando. Entre Estados Unidos y los BRICS, Europa no encuentra lugar ni ofrece al mundo alternativas de planteamiento y resolución multilateral de los grandes problemas de nuestro tiempo. Está a la deriva y esta desubicación le supone una amenaza grave porque la deja desprotegida, dependiente y vulnerable. Especialmente, si a eso se añade el rechazo explícito que recibe de países, como los africanos, donde antaño influyó y de donde obtuvo poder.
¿Acuerdos que debilitan?
En contra de lo que se quiere hacer creer, el reciente acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur no va a abrir un nuevo espacio de fortalecimiento para la economía europea (como tampoco para la contraparte). Sin potentes políticas redistributivas o de compensación, la liberalización del comercio aumentará las divergencias internas, eliminará miles de empleos y deprimirá sectores fundamentales en ambas partes al desprotegerlos. Impulsará la concentración que dará aún más poder a los grandes grupos de capital industrial y financiero, como ha ocurrido siempre que se conceden ventajas asimétricas en los mercados. Dañará al medio ambiente, dificultando los procesos de transición hacia una mayor sostenibilidad. Y, para colmo, debilitará aún más a Europa al llevarse a cabo justo cuando Trump va a reforzar el proteccionismo de Estados Unidos.
A esas grandes amenazas económicas se le pueden sumar otras dos que tienen que ver con la política, el poder y la hegemonía.
Por un lado, Europa mantiene una posición de sometimiento ante Estados Unidos que no sólo hace que sufra ella misma los costes que se imponen a terceros, como en el caso de las sanciones a Rusia. Además, la lleva a adoptar posiciones de incoherencia e incluso de franca inmoralidad. Por ejemplo, condenando “la invasión a gran escala de Ucrania” por parte de Rusia y permitiendo al mismo tiempo que Israel cometa un genocidio con Palestina. Una contradicción vergonzante que le impide asumir posiciones de liderazgo internacional autónomas y resta credibilidad a cualquier iniciativa de política exterior en el futuro inmediato.
Es significativo el silencio vergonzante de las autoridades europeas ante el anuncio de Donald Trump de que quiere apropiarse de Groenlandia, un territorio que forma parte de un país miembro de la Unión Europea
Por otro, Europa se muestra incapaz de contener el avance de fuerzas populistas de extrema derecha que cada vez disimulan menos su propósito final de dinamitar el actual modo de funcionamiento de la Unión Europa, sus instituciones, valores y políticas.
Todo esto le ocurre a Europa en el peor de los momentos, cuando la presidencia de Trump va a abrir un periodo de convulsión y conflicto abierto en todos los órdenes. La guerra comercial puede ser demoledora para una Europa económicamente debilitada, dependiente, sin proyecto estratégico y desprotegida; y la tensión militar la obligará a destinar recursos a este rubro, aumentando el descontento que alimenta a la extrema derecha y mina la confianza institucional.
Lo sorprendente de todo esto es que se produzca por causas tan visibles.
En primer lugar, por la aplicación continuada durante décadas de políticas favorecedoras de los mercados que sólo han servido para reforzar el poder de las grandes corporaciones. Y no precisamente gracias a su dinamismo y capacidad innovadora, sino la influencia conseguida sobre las instituciones europeas para poder extraer rentas sin límite. Ni siquiera el shock que produjo la Gran Recesión, ni la crisis del COVID-19 sirvieron para que los responsables de la Unión Europea tomaran conciencia del daño que generan sus errores y el servilismo hacia el poder económico y cambiaran de orientación política, como incluso Estados Unidos hizo bajo la presidencia de Biden.
Aunque el crecimiento del PIB es una expresión bastante burda, al menos resulta significativo de la debilidad y decadencia que esas políticas han provocado en la Unión Europea: su PIB (incluyendo el de Reino Unido antes del Brexit) sólo aumentó un 21% en los últimos 15 años, frente al 72% de EE.UU. y el 290% de China.
Desde el 2000, su peso en la economía mundial medido en paridad de poder de compra (es decir, equiparando los precios) ha bajado 5,1 puntos; el PIB per cápita en relación con el de Estados Unidos se redujo en casi dos puntos y, en lugar de ser 12 veces mayor que el de China como lo era entonces, ahora sólo es poco más de 3 veces superior.
La UE se encuentra en el vértice de un conjunto de amenazas que no sólo se pueden calificar de peligrosas, sino de auténticamente existenciales, pues afectan al mismo tiempo a la economía, la política y sus instituciones
En segundo lugar, la debilidad europea proviene de su incapacidad para reforzar la democracia y las instituciones representativas, lo que impide que la UE se consolide como un proyecto que la ciudadanía apoye y sienta como propio. Aunque la opinión no sea exactamente comparable por la forma en que se realiza el Eurobarómetro, es significativo, por ejemplo, que en 2000, sólo un 19% de la población encuestada tenía una imagen negativa o bastante negativa de la Unión, mientras que en 2024 un 59% consideraba que las cosas iban en la mala dirección.
En su día, Angela Merkel reclamó reglas presupuestarias que ningún Parlamento pudiera modificar y lo consiguió. Pero el resultado ha sido el reforzamiento de los grupos de poder que actúan en las sombras, el declive económico, el descontento social que ha catapultado a la extrema derecha y la irrelevancia cada vez mayor de la Unión Europea en el tablero mundial.
Tras las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la gobernabilidad se ha hecho más difícil e inclinada hacia posiciones radicales, populistas y peligrosamente volcadas hacia el militarismo, esto último, incluso con el apoyo de los socialistas. Si no se produce un giro de orientación y la Unión Europea no apuesta por políticas económicas que protejan su actividad productiva y generen más bienestar, y si no define con urgencia un proyecto propio que la libere de los imperativos de las imposiciones estadounidenses, Europa puede entrar en una etapa de dolor, frustraciones y conflictos hasta hace poco imprevisibles. 👋👋👋👋👋👋!!!!!
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Comentario del blog:
Un buen menú para desayuno, comida y cena... de conciencias, emociones, sentimientos, ideas y nuevos planes de verdadero crecimiento, cuanto más humano, más divino y viceversa....
Las 5 Mejores Películas basadas en la obra de George Orwell
Llamado el mejor cronista de la cultura inglesa del siglo XX, Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell, se ha convertido en uno de los estandartes contra el totalitarismo y su obra en una de las bases de la ciencia ficción relacionadas a la distopía. Opositor al imperialismo británico y partidario del socialismo democrático, a través de los traumas emocionales dejados por la Segunda Guerra Mundial, intentó visualizar el futuro de la sociedad bajo la constante opresión de un gobierno obscenamente controlador. No obstante, hubo 2 errores:
- Por obvias razones, no pudo predecir la explosión y dependencia tecnológica que, desde mediados del siglo XX, se apegaría sutilmente a las ideas de su visión.
- Pensando que este tipo de temas serían inexistentes o más volubles en la era del futuro, la gente creyó que dicha visión jamás se haría realidad.
Con los años es fácil darse cuenta de que es uno de los escritores más difíciles de adaptar en el cine, habiendo pocas adaptaciones (13 en total, casi siempre sobre sus 2 novelas más conocidas) y todas afectadas por la necedad detrás de cámaras de cambiar el final a uno más optimista (totalmente opuesto al pesimismo que abunda en su obra). Sin embargo, hay algunas obras que se sobrepusieron a estos cambios y se apegaron a la visión del escritor, a veces siguiendo las reglas y otras yéndose por un camino distinto sin perder de vista las temáticas principales. Con esto en mente, recordemos al escritor con las mejores 5 películas basadas en su trabajo.
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Un buen tratamiento cinematográfico, sin duda, para la revisión y la creación de nuevas posibilidades personales y sociales. Pelis terapéuticas sobre el momento actual que atravesamos. Sería muy necesario, para cortar el rollo de tanta I.A. entrando en y haciendo nacer y crecer la verdadera I.N. que somos e ignoramos, sometidos a una esclavitud pefabricada constantemente y sin posibilidades de que pueda haber una sanísima, regeneradora, pacífica, bienaventurada y definitiva "Rebelión en la granja".
Bonus – Comercial Macintosh (Ridley Scott, 1984)
POR URIEL SALVADOR
Un comercial que llamó la atención del mundo por el impacto que tuvo al capturar el espíritu de la novela y combinar con el incentivo de ventas y que, más allá de ver a un Ridley Scott durante una época en la que todavía sabía dirigir, también prueba el genio publicitario que era Steve Jobs. Resulta irónico que muchas de las críticas hacia el libro coinciden con Apple al punto de parecer una comedia: una compañía alertándonos sobre un futuro distópico, diciendo que nos conducirá a un futuro que no nos controle y oprima nos está controlando y oprimiendo. Sin duda impidieron que ese futuro ocurriera, ¿no es así?
4 – A Merry War (Robert Bierman, 1997)
POR URIEL SALVADOR
Más enfocada en la parte romántica que en la crítica hacia el capitalismo y envuelta en un tono azucarado, pero Bierman plasma correctamente las afectaciones y la doble moral de la clase media, la libertad de pensamiento y si vale la pena tener unos ideales que vayan en contra de la sociedad a cambio de una libertad ilusoria. A través de un personaje odioso que desprecia todo lo que le rodea y cómo sus acciones afectan a su familia y amigos, la relación entre Richard E. Grant y Helena Bonham Carter emana diálogos humorísticos que dan el mensaje de que sin dinero no se puede vivir.
3 – Nineteen Eighty-Four (Michael Radford, 1984)
POR URIEL SALVADOR
De la mano de Michael Radford y con John Hurt en el protagónico, recrea las características y advertencias del ambiente distópico como la violación a los derechos humanos, la destrucción del lenguaje, la conveniencia de la ley, el cambio en la veracidad de los hechos y el uso del miedo para recordar que no existe la privacidad. Bajo la mirada del Gran Hermano, las personas manifiestan sonrisas en lugar de lágrimas y admiten su culpa en vez de emitir juicios por lo que realmente ha ocurrido. Demasiado lineal y apresurada por momentos, pero capta el alma de un mundo sin memoria del pasado que está cambiando lentamente, mientras suena el himno nacional de Dominic Muldowney en el fondo.
3 – THX 1138 (George Lucas, 1971)
POR EL FETT
Cinta que primero ganó culto, pero luego ganó terreno y credibilidad frente a las crecientes tendencias sociopolíticas referentes al control de nacimiento y, en un caso más extremista, incluso a la distinción de los roles de sexo como una amenaza para la relación de pareja. La única cinta que Lucas en realidad hizo dentro de la ciencia ficción (Star Wars véase en fantasía), obedece más a aspectos psicológicos y metafóricos sobre el control que ejercen las altas esferas sobre la sociedad, que a un entorno futurista, y en donde su distopía minimalista se desarrolla a través de la lucha de dos individuos por escapar del totalitarismo y lograr su libre albedrío. Duvall aceptaría la invitación a esta pequeña gran obra SF, comenzando así su estrellato.
2 – Animal Farm (John Halas y Joy Batchelor, 1954)
POR URIEL SALVADOR
Pese a la intromisión de la CIA en el producto para volverlo propaganda contra el comunismo (evidenciado en su polémico final), logra sobreponerse a los cambios recibidos por saber diferenciarse del estilo Disney con diseños más realistas y expresivos para los personajes y la primera aparición de sangre en una película animada. Dura lo necesario y desarrolla los eventos de una revolución cíclica que termina donde empieza y el oprimido se convierte en el opresor. Atemporal en todos los sentidos, una mezcla entre sátira política y cuento de hadas que reflexiona sobre la condición humana.
1 – Brazil (Terry Gilliam, 1985)
POR EL FETT
Pieza fundamental que concibe una de las comuniones más bizarras del género hacía con la corriente surrealista. Un absurdo mundo burocrático y utópico regido por un sistema donde el ser desconectado o ajeno a los procedimientos del mismo es tomado como un paria enemigo del estado, plataforma para la burla del director (y que da destellos de sus orígenes satíricos – críticos y la influencia de MAD) hacia la sociedad hippie y la rebeldía creciente de los 80 bajo los acordes de la pista musical Brasil. Esta ridícula pero genial comunión es una metáfora brillante y desgarradora sobre el sistema populista, que hacía su conclusión deja escapar su último y trágico chiste hacia dicho sistema social: que el populismo no existe (o no funciona)
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