sábado, 20 de enero de 2024

Una vez más hay que agradecer a nuestro querido profesor Juan Torres López y a Nueva Tribuna este aporte de lucidez y de conocimiento para verificar la situación inocultable que padecemos como especie y como Planeta: la pandemia multisecular del capitalismo y sus consecuencias, que son la más que evidente bancarrota moral, social, económica, humanitaria y ecológica. Es una realidad tristísima y caótica, pero que aún puede tener remedio si una masa crítica de seres humanos decide salirse del sistema, inaugurando otra forma de vida, cooperando y organizándose al margen del horror desde las bases y la integración sorofraterna de la humanidad como familia. creando de lo pequeño, lo cotidiano, la urgente y lo necesario, otras respuestas y soluciones mucho más personalizadas, compartidas en grupos y colectividad, teniendo en cuenta mucho más a cada individuo que a los montajes que manipulan todo para sostener con las ganancias un sistema injusto, desigual, tan cínico e irresponsable como cruel, abusivo y torpe: el mal común. Comencemos por nosotr@s mism@s, despertando y dejando de una vez el zapping de la nada, para descubrir la necesidad urgente del Todo, que no es sólo cuantitativo, sino sobre todo, cualitativo, un nuevo modo de entender que la cantidad necesaria para vivir en la materia del fuera, sólo es posible si descubre y se trabaja desde la energía de los adentros, ser humanos de verdad y no una plaga mecánica, falsamente inteligente, desalmada y estúpida, que acaba siendo su propia ruina y destrozo total si no despierta, comprende y se transforma.

 

TRIBUNA DE OPINIÓN

Al capitalismo le sobran los derechos, la libertad y el respeto a la naturaleza

 

Acaba de publicarse un informe de la OCDE en el que se muestra que el 60% del empleo mundial se encuentra en la economía sumergida, un porcentaje que llega al 90% en los países de bajos ingresos.

Decir que se está empleado en la economía sumergida no significa solo que se trata de empleo “informal”, como se dice en los informes oficiales. Equivale, en realidad, a empleo ilegal y, en la práctica, a condiciones de trabajo insalubres, mal remuneradas, sin protección social y, en definitiva, sin derechos. Una situación que tiene consecuencias en las condiciones de vida, la salud o la vejez de quienes están empleados en esas condiciones, y también en la trayectoria vital de sus descendientes, tal y como señala el mismo informe.

Se trata, además, de un porcentaje que viene incrementándose en los últimos años, gracias al mayor poder de negociación a la hora de contratar que las sucesivas reformas laborales han dado a las empresas en casi todas las economías.

Como he explicado en varios de mis libros, cuando el capitalismo ha sido más capitalismo en las últimas cuatro décadas, cuando el capital ha gozado de más libertad de movimientos, la economía ha funcionado peor, ha sido menos productiva y ha habido más crisis y peor empleo aunque, eso sí, beneficios más elevados y mucha más concentración de la riqueza y desigualdad.

Con el poder que todo eso ha proporcionado a los grandes capitales, lo que estos hacen es presionar para que se vaya eliminando progresivamente lo que le incomoda y le sobra, los derechos y la protección social de las clases trabajadoras.

Al capitalismo también le sobra la libertad; la libertad de los demás, se entiende. Y es lógico.

El último informe sobre la desigualdad de Oxfam muestra que la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha más que duplicado desde 2020, pasando de 405.000 millones de dólares a 869.000 (unos 14 millones de dólares por hora) mientras que la riqueza acumulada del 60% más pobre (casi cinco mil millones de personas) ha disminuido.

Es evidente que eso no podría ser posible si estos cinco mil millones disfrutaran de plenos derechos, de auténtica libertad para decidir y de democracia.

No lo digo yo. Lo dijo Peter Theil, fundador de PayPal e inversor decisivo en empresas como Facebook, Uber, Airbnb o Spotify, además de uno de los ideólogos de la nueva extrema derecha que se extiende por todo el mundo: «Ya no creo que la libertad y la democracia sean compatibles».

Naturalmente, se refiere a la democracia que inevitablemente recorta la libertad de todos para proteger el interés general y a la libertad de los capitalistas como él para manejar su dinero y contratar sin ningún tipo de cortapisas ni restricciones éticas o legales. Es de agradecer su sinceridad.

Estamos viendo, por fin, que resulta casi materialmente imposible combatir el cambio climático porque las grandes corporaciones que en gran medida lo provocan se niegan a ello. O porque, si lo aceptan, es sólo a cambio de mantener intacto como único objetivo el de seguir creciendo y ganando cada día más dinero; es decir, los objetivos que han creado el problema.

Todos los informes disponibles muestran que son esas corporaciones las que financian el negacionismo climático, en contra de lo que avala más del 99% de la investigación científica, y las que corrompen a las autoridades para que no se adopten los cambios ineludibles.

Ya sé que no está de moda decirlo, pero el auténtico problema de nuestra era, el origen del peligro que acecha al planeta y la fuente de donde brota la semilla del totalitarismo es el capitalismo. Es cada día más incompatible con los derechos, la libertad y con el cuidado de la naturaleza. No da para más. O se le hace frente o nos lleva a un infierno.

 

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 Sugerencia del blogg, a propósito del tema, cuya solución nunca será la Inteligencia Artificial sino el cambio de la estupidez en inteligencia de verdad, en alma y en consciencia auténtica.

Esta peli, Transcendence, viene como anillo al dedo para ilustrar con imágenes y argumentos cada vez más posibles y menos imaginarios o especulativos, -por desgracia-, el artículo de Torres López y lo que se nos viene encima cada día con más ímpetu, espanto y peligrosidad. No tiene desperdicio como retrato de la que estamos liando y cuyas consecuencias pueden dejar a esta película -¡¿como una puerta a la esperanza!?- mucho más que como un relato catastrófico, tal y como está el patio. Un film tan profético como evidente...Ains!!!

Transcendence

Título original
Transcendence
Año
Duración
119 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Reparto

Música
Fotografía
Compañías
Género
Ciencia ficción. Intriga. Acción. Drama | Internet / Informática
Sinopsis
El Dr. Will Caster (Johnny Depp), prestigioso investigador en el campo de la Inteligencia Artificial, trabaja en la creación de una máquina sensitiva que combine la inteligencia colectiva con las emociones humanas. Sus controvertidos experimentos le han hecho famoso, pero también lo han convertido en el principal objetivo de extremistas anti-tecnológicos. Su mujer Evelyn (Rebecca Hall) y Max, su mejor amigo (Paul Bettany) son sus colaboradores, pero ellos se plantean la cuestión moral de si deben fabricar esa máquina. Cuando Will sufre un atentado, Evelyn y él deciden tomar una decisión radical de imprevisibles consecuencias. (FILMAFFINITY)
 

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