domingo, 20 de junio de 2021

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CARTA A LA COMUNIDAD DE CTXT

Entre Escila y Caribdis

Cuando se asume jugar en el terreno de juego de los mercados, se apuesta por salidas que no resuelven problemas estructurales y que impulsan a muchas personas a abrazar las promesas de libertad de los neopopulismos xen贸fobos

Yayo Herrero 20/06/2021

CTX/P煤blico 

Querida comunidad de Contexto:

El pr贸ximo a帽o se cumple el 50 aniversario de la publicaci贸n del informe sobre los l铆mites del crecimiento que auspici贸 el Club de Roma. En 茅l se plasmaba con nitidez la inviabilidad del crecimiento permanente de una poblaci贸n y sus consumos y se alertaba de que, en un mundo f铆sicamente limitado, el aumento de la extracci贸n de materiales, de la contaminaci贸n de aguas, tierra y aire, de la degradaci贸n de los ecosistemas, as铆 como del incremento demogr谩fico, no era posible. Aquel informe advert铆a que, de no frenarse la tendencia al crecimiento exponencial de la dimensi贸n material de la econom铆a, se desestabilizar铆an lo ciclos naturales b谩sicos, se alcanzar铆a el declive en la extracci贸n de minerales, se producir铆a una importante p茅rdida de biodiversidad y de seres vivos, y un descenso muy significativo de la poblaci贸n humana. 

Treinta a帽os despu茅s, una actualizaci贸n del informe evidenciaba que la tendencia se hab铆a profundizado y, desde finales de los a帽os ochenta del siglo XX, nos encontramos en una situaci贸n de “translimitaci贸n”.  Los estilos de vida actuales –asim茅tricos y desiguales– est谩n colapsando las funciones ecosist茅micas y agotando los bienes no renovables sobre los que se apoya la producci贸n de bienes y servicios y la regeneraci贸n de los sistemas vivos.

La fantas铆a del progreso material ilimitado se interrumpi贸 a partir de finales de los a帽os setenta y principios de los ochenta del siglo pasado. El crecimiento econ贸mico, directamente acoplado al uso de materias primas y a la generaci贸n de residuos, se estanca y retrocede inevitablemente. Otra cosa es que surjan diferentes burbujas que hacen crecer los agregados monetarios coyunturalmente, hasta que estallan y se llevan por delante la riqueza ficticia creada.

Las posibilidades de crecimiento en un “mundo lleno” se ven seriamente comprometidas y los diferentes procesos de acumulaci贸n por desposesi贸n se han visto intensificados. Se ha acelerado el desplazamiento de poblaciones campesinas y la formaci贸n de un proletariado sin tierra, muchos bienes p煤blicos o comunales est谩n siendo privatizados; para mucha gente, el acceso a la vivienda, energ铆a o agua se dificulta y se agudizan los fen贸menos de explotaci贸n, semiesclavitud y precariedad vital para el conjunto de todos los seres vivos. Las violencias de todo tipo crecen.

El capitalismo mundializado ha “perfeccionado” los mecanismos de apropiaci贸n de tierra, agua, energ铆a, animales, minerales, urbanizaci贸n masiva, privatizaciones y explotaci贸n de trabajo humano. Los instrumentos financieros, la deuda, las compa帽铆as aseguradoras, y toda una pl茅yade de leyes, tratados internacionales y acuerdos allanan el camino para que estructuras econ贸micas transnacionales despojen a los pueblos, destruyan los territorios, desmantelen la red de protecci贸n p煤blica y comunitaria que pudiese existir y criminalicen y repriman las resistencias que surjan. 

Todas estas cuestiones fueron advertidas hace mucho tiempo, pero en sociedades que han identificado la precauci贸n y el cuidado con la cobard铆a y el arriesgar la vida con el valor, no se han escuchado. Incluso la informaci贸n que proven铆a de la mejor ciencia disponible ha sido tildada como “ceniza” o catastrofista. Hoy ya, lamentablemente, no estamos en disposici贸n de pensar en un desarrollo sostenible, quiz谩s viable en los ochenta, sino m谩s bien en adaptar r谩pidamente nuestras sociedades para aguantar en las mejores condiciones posibles lo que ya empezamos a ver. 

Son muchas las noticias que poco a poco van permitiendo ver los signos del desbordamiento material. A las crecientes informaciones sobre la desinversiones  de las empresas energ茅ticas en la extracci贸n de petr贸leo, se unen otras como la vuelta al carb贸n, tambi茅n declinante, en Europa ante la escasez de gas natural o la escasez de materiales de construcci贸n en Reino Unido. 


La escasez de materias primas est谩 haciendo que China, en pleno crecimiento, no las exporte, bloqueando, por ejemplo en Espa帽a, sectores como el de la pintura. Algo parecido sucede con el uranio, que empieza a ser escaso, algo que las compa帽铆as del sector creen que se va a agudizar en un plazo medio.  

Los mercados tecnol贸gicos tambi茅n tienen problemas. La escasez de chips est谩 poniendo contra las cuerdas a las empresas tecnol贸gicas, automovil铆sticas y a la propia fabricaci贸n de infraestructuras necesarias para hacer la transici贸n a las renovables. Nos detenemos aqu铆 un instante. 

La fabricaci贸n de chips est谩 altamente concentrada en Taiw谩n, en donde, en este momento, confluyen tres problemas. Por un lado la escasez de agua. Una f谩brica de semiconductores utiliza entre ocho y catorce millones de litros de agua ultrapura por d铆a. Por ahora, se est谩 priorizando el agua que necesitan las f谩bricas respecto a la agricultura que alimenta a la poblaci贸n china, pero, si no llueve, habr谩 que detener el proceso de fabricaci贸n de chips. En segundo lugar, hay un problema de clima. El a帽o est谩 siendo anormalmente c谩lido en Taiw谩n y se est谩n generando picos muy elevados de consumo de electricidad que han desembocado en apagones, otro elemento ralentizador de la fabricaci贸n. Y por 煤ltimo, el coronavirus, que all铆 se encuentra en plena ola expansiva, con solo un 5,2 % de la poblaci贸n vacunada. 

Suma y sigue. Desde hace semanas se asiste a la subida del precio de los alimentos a escala internacional. Una de las causas detr谩s de esta subida es la sequ铆a que sufre Brasil, primer exportador mundial de soja, caf茅 y az煤car y segundo de ma铆z. Esta sequ铆a tiene que ver con el cambio clim谩tico y  el fen贸meno de “La Ni帽a”, y fundamentalmente con la deforestaci贸n del Amazonas.

La agricultura, convertida en industria extractiva tambi茅n tiene dificultades. La escasez de los minerales con los que se fabrican los fertilizantes qu铆micos, especialmente el f贸sforo, se a帽ade a la de una larga lista de recursos no renovables (desde el petr贸leo, hasta el carb贸n o el uranio) que marcan un l铆mite f铆sico al mantenimiento de los actuales modelos de producci贸n, consumo y formas de habitar. Una aut茅ntica crisis civilizatoria que tiene su origen en la l贸gica capitalista que empuja al crecimiento continuo.

La pol铆tica y la econom铆a que han campado, sobre todo durante los 煤ltimos decenios, como si flotasen por encima de la Tierra, est谩n sufriendo un proceso de desinfle forzoso que no ha hecho m谩s que comenzar.  La trama de lo vivo ha irrumpido como agente pol铆tico y econ贸mico, y con ella no se puede negociar.

La palabra m谩s deliberadamente repetida en los p谩rrafos anteriores es escasez. El planeta Tierra ten铆a y tiene l铆mites, pero el capitalismo saca tajada, convirtiendo en escaso lo anteriormente suficiente. La actual translimitaci贸n biof铆sica planetaria compromete la disponibilidad de los recursos naturales para sostener el metabolismo econ贸mico tal y como lo conocemos, pero no otros posibles. La idea de escasez, construida pol铆ticamente, oculta que 茅sta tiene m谩s que ver con la injusticia y el uso irracional que con la existencia de l铆mites. 

Son muchos los sectores econ贸micos que esperan suculentos beneficios del capitalismo del desastre y de la escasez. Uno es el de seguridad: compa帽铆as de servicios de vigilancia y control, cuerpos de seguridad de fronteras, empresas de construcci贸n y gesti贸n de instalaciones de internamiento de extranjeros, prisiones, log铆stica militar y policial, planificaci贸n, y entrenamiento y personal de seguridad, etc. Desde 2008 la industria de seguridad ha crecido casi un 8 % anual, a pesar de la crisis econ贸mica y la recesi贸n mundial. Las personas migrantes son la codiciada materia prima de un negocio que proyecta tener un importante crecimiento. 

El sector de seguros contempla tambi茅n buenas perspectivas ante la multiplicaci贸n de fen贸menos meteorol贸gicos extremos. Se encarecen las p贸lizas, que quedar谩n fuera del alcance de los sectores m谩s vulnerables. El hurac谩n Katrina en EE.UU., en 2005, puso de manifiesto que las clases medias pudieron recobrar el valor de sus p茅rdidas a trav茅s de sus p贸lizas, pero los sectores m谩s pobres, que carec铆an de seguros o ten铆an baja cobertura, lo perdieron todo. Esas mismas circunstancias las sufrieron las afectadas por las riadas de Reinosa o el azote de la borrasca Gloria en el Levante espa帽ol, a finales de 2019 y comienzos de 2020.

Y no son los 煤nicos 谩mbitos. Tres sectores de negocio resultan clave en contextos de escasez: la agroindustria, la privatizaci贸n de las fuentes y los derechos de acceso al agua, y la energ铆a, cuyos negocios se ampl铆an con los combustibles f贸siles no convencionales, la producci贸n de los agrocombustibles y el control de la generaci贸n de energ铆a a partir de las fuentes renovables.

La magnitud de los problemas y conflictos que venimos exponiendo contrasta con la ausencia de medidas adecuadas a la gravedad de los problemas. La inacci贸n en cuestiones clave –a pesar de los informes reiterados y avisos cada vez m谩s acuciantes de la comunidad cient铆fica– hacen cada vez m谩s profundo el pozo en el que se encuentra sumida gran parte de la humanidad y muchos otros seres vivos.

No hay salidas pol铆ticas justas y democr谩ticas a estas situaciones sin reconocer que el decrecimiento de la esfera material de la econom铆a global es simplemente un dato. No encarar este debate –por crudo que sea–  sobre la superaci贸n de los l铆mites y el deterioro de los ecosistemas no va a hacer que el problema desaparezca. M谩s bien supone perder tiempo y oportunidades para construir una comunidad que comprenda el momento que vivimos, y sobre todo, deja huecos que est谩n ocupando deliberada y planificadamente sectores xen贸fobos de ultraderecha que niegan el problema de origen, apuntan con el dedo a falsos culpables (migrantes, mujeres, o disidentes) y denominan falta de libertad a los timid铆simos y no bien orientados pasos que se dan para torcer el destino que pronosticaba el informe Meadows en 1972.

Gobernar siempre ha tenido que ver con administrar l铆mites y estos, en lo material, son cada vez m谩s estrechos. Si ponemos en el centro la prioridad de las condiciones de vida dignas para todas, las claves ineludibles van a ser la suficiencia material –aprender a vivir con lo suficiente–, el reparto de riqueza y obligaciones, y el cuidado y la corresponsabilidad como faro y palanca de la pol铆tica p煤blica. 

Si no, la escasez inducida la gobernar谩 el mercado. Y a 茅ste, las condiciones de vida de la gente le importa un carajo.

Un buen ejemplo en lo concreto es la transici贸n a las renovables. Se est谩 alimentando un nuevo pelotazo financiero. Se notifican nuevas instalaciones por todo el territorio, sobre todo en los medios rurales. Al calor de las ayudas millonarias de la Uni贸n Europea, se proyectan parques e贸licos e instalaciones de energ铆a solar sin planificaci贸n global y, sobre todo, sin pensar cu谩nta energ铆a hace falta, para qu茅 y para qui茅n, y a costa de qu茅. Claro que hace falta descarbonizar y pasar a las renovables, pero 茅stas tambi茅n tienen l铆mites y, por tanto, es preciso gestionar la demanda.

Como bien se帽ala Antonio Turiel, en una entrevista publicada en CTXT, hace falta adecuar los momentos de demanda a la oferta. Necesitamos que haya m谩s consumo cuando estas fuentes pueden producir m谩s, y menos consumo en los momentos en los que no pueden responder a los picos de consumo. El Gobierno est谩 intentando desincentivar el consumo en los tramos m谩ximos, pero lo que es un error garrafal es hacerlo s贸lo con soluciones de mercado, sin explicaci贸n y debate, sin tarifas progresivas y sociales,  y sin meter mano al oligopolio y al mercado el茅ctrico. 

Hecho as铆, y sobre todo, sin saber la que se viene encima a nivel global, se recibe como un ataque, mientras, como dice Alba del Campo, las empresas el茅ctricas salivan.

Ojal谩 estuvi茅semos en condiciones de afrontar ya el presente, y desde luego el futuro, con meros retoques progresistas. No es as铆. Hacen falta cambios profundos en la producci贸n, en el consumo y en las formas de vida. En el plano material, la palabra clave es menos en t茅rminos absolutos: menos agua, menos energ铆a, menos emisiones. Estos cambios se traducen en menos viajes, menos alimentos lejanos, menos carne… Tambi茅n en muchas cosas m谩s: m谩s tiempo, m谩s relaciones, m谩s v铆nculos, m谩s m煤sica, m谩s sexo disfrutado y deseado. Pero la palabra menos es importante y casi nadie, o m谩s bien nadie, en el plano pol铆tico institucional se atreve a plantearlo con claridad.

Emilio Santiago y H茅ctor Tejero reconoc铆an con tremenda honestidad en el libro Qu茅 hacer en caso de incendio, que, siendo ciertas, hablar con claridad de estas cosas supone un suicidio electoral. La cosa, al final, es que no se habla con claridad del atolladero en el que estamos. 

Unos intentan hacer algo sin molestar a los mercados y la consecuencia inmediata es que la escasez impacta de forma absolutamente injusta en las m谩s precarias. Cuando no hay valor para nombrar los problemas y se asume jugar en el terreno de juego de los mercados como 煤nica posibilidad y horizonte, se apuesta por salidas que no resuelven problemas estructurales y que impulsan a muchas personas a abrazar las promesas de libertad de los neopopulismos xen贸fobos. 

Otros claman, con raz贸n, contra la mirada insensible de la pol铆tica energ茅tica ante la precariedad, pero a la vez se ponen de perfil ante la necesidad –que conocen– del establecimiento de pol铆ticas de gesti贸n de la demanda que, s铆 o s铆, van a obligar a cambiar estilos de vida. Se intenta convencer a la gente con discursos que solo enuncian lo que ir谩 a m谩s, pero no explicitan con honestidad lo que debe ir globalmente a menos y, por tanto, es preciso repartir.

En mi opini贸n, las opciones progresistas se encuentran entre Escila y Caribdis. Si te arrimas a Escila, el riesgo es que sus seis cabezas neoliberales devoren, probablemente, a quienes est谩n m谩s desprotegidos. Si te aproximas a Caribdis, podemos ahogarnos en el inmenso remolino de la crisis ecosocial que no sabemos ni por d贸nde nos viene. 

Hay que pasar con el barco entre las dos y el marco de actuaci贸n es muy estrecho. No se hace sin contar con una ciudadan铆a que conozca cu谩les son los problemas, los l铆mites y las contradicciones, aunque no guste mirarlos. 

Toca movernos entre el conocimiento de la distop铆a y la activaci贸n de la imaginaci贸n que proyecte horizontes viables que puedan ser deseados. 

Se dice mucho que no es una cuesti贸n solo de conocimientos y datos. Yo lo comparto, pero conocer, no siendo condici贸n suficiente, es condici贸n necesaria. En mi humilde opini贸n, CTXT se ha convertido en plaza p煤blica para poder hablar de estas cosas en las que nos va tanto. No es el 煤nico medio,  pero es uno de los pocos. 

Y yo agradezco formar parte de este equipo. Desde luego es un buen lugar para canalizar, positivamente y con ilusi贸n, la rabia que da el silencio.

Gracias por estar ah铆.

Autor >

Yayo Herrero

Es activista y ecofeminista. Antrop贸loga, ingeniera t茅cnica agr铆cola y diplomada en Educaci贸n Social.

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