jueves, 24 de junio de 2021

Mira dentro

  


Esta canción es un ejemplo directo y sencillo de conexión inmediata con la experiencia fundamental de la conciencia humana en proceso de despertar. Sus acordes tanto como sus palabras conducen por igual a la experiencia budista/zen como a la parábola evangélica del hijo pródigo o de la mujer que barriendo su casa encuentra "la perla" que le cambiará la vida. No se trata de creencias teóricas sino de experiencia viva y constante, a la que cada un@ puede llamar como más le ayude. 

La liberación que nos regenera y el camino a través de ella, nunca es teoría ni sermones, es palabra viva y directa sin pretensiones proselitistas, que construye, limpia, sana y transforma mientras se comparte. Nadie se queda igual que estaba tras esa escucha y esa simultánea mirada al interior que resulta ser un infinito Nosotr@s, que no es exclusivo de ningún aparato controlador, ni un dogma, ni un mandamiento, ni una ideología ni un recetario de cocina esotérico ni religioso. Es simplemente la luz que se enciende a cada instante, en cada respiración, en cada silencio pleno de una música irrepetible, de un paisaje completamente nuevo, aun con la misma forma, elemento, colores y texturas. Descubrir sencillamente que amor y  nosotr@s infinit@ es la manifestación de lo que Somos, en la que -como dijo acertadísimamente Pablo de Tarso -paullum en latín significa algo muy pequeño, poquita cosa-, nos movemos y existimos. No es religión ni montaje, ni fanatismo ni manipulación, es experiencia básica e imprescindible para evolucionar, a la que absolutamente tod@s estamos convocad@s en plena libertad, cada un@ a su hora y en su momento, como los niños y niñas aprenden a caminar, a hablar y a manejarse en el día a día. 

El universo infinito nunca tiene prisa, pero nuestra especie aun no ha superado su atadura al tiempo y a sus golpes de efecto "poderosos", ese a priori de la sensibilidad interna, como lo llama Kant, o sea una pulsión humana y subjetiva con la que se consume y se desgasta la materia, ese desafío constante por dominar algo que se nos escapa, nos desgasta, nos angustia y que mediante el miedo y la avidez, nos arrebata la posibilidad de  descubrir otra perspectiva: la totalidad que somos y en la que estamos integrad@s esencialmente. Las experiencias de Lao Tsé, Sidharta, Jesús, Sócrates, Platón, Hipócrates, Aristóteles, Paracelso, Mikao Usui, Gandhi, hasta Kant, Spinoza, Descartes, Leibniz, Newton, Hahnemann, Hegel, Marx, Einstein o Tesla, Max Plank, Kierkegaard, Bergson, Chomsky, Vivaldi, Bach, Mozart, Haydn, Beethoven, Brahams, Silvio Rodríguez y de tantos seres humanos que han ido despertando a lo largo de los ciclos de vida y mostrándonos la esencia de un todo inabarcable del que formamos parte transformadora. 

Es una tarea increíblemente genial, en la que podemos elegir el camino y el aprendizaje, el instrumental, pero no el poder absoluto ni la manipulación ni el autoengaño, ni las trampas, ni las adicciones y dependencias, ni el egocentrismo y su ambición demoledora, como atajos hacia la debacle segura. La misma vida se encarga de mostrarnos la pedagogía autoselectiva: no somos lo que nos pasa, sino lo que hacemos, sentimos y elegimos hacer y experimentar con lo que nos pasa. 

La conciencia es la llave maestra para elegir acertadamente evitando el sufrimiento y la desesperación. No se nace con la conciencia, hay que construirla energéticamente entre el alma y el espíritu, superando el instinto, sanando el deseo, ascendiendo desde la emoción a la mente, entre biós y materia, y todo el conjunto como arquitectura del sentimiento constructivo y consciente que integra lo individual en el bien común, la expresión más práctica y fundamental del amor y de la misma vida. 

Mirar dentro, para no perderse por el camino de vuelta a casa, es la clave. Nunca lo olvidemos, querida family!.

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