jueves, 2 de junio de 2016

Mi amigo Roberto

El concejal más ‘pobre’ de Valencia renuncia a su sueldo en la Diputación

Roberto Jaramillo, de València en Comú, no percibe salario ni dietas por su trabajo en la corporación provincial
Berto Jaramillo (València en Comú) en la campaña de recaudación de fondos del partido antes de las elecciones municipales.
Berto Jaramillo (València en Comú) en la campaña de recaudación de fondos del partido antes de las elecciones municipales.

Roberto Jaramillo, de València en Comú, es el concejal con menos dinero del Ayuntamiento de Valencia: su patrimonio se reduce a 200 euros en una cuenta corriente, lejos del millón de euros en bienes que declara Fernando Giner (Ciudadanos).
A pesar de ello, según su partido, Jaramillo, no cobra un duro por su labor como diputado provincial. “La aprobación y asignación del sueldo de concejal de Valencia fue previo a la negociación y definición de sueldos de la Diputación. Por ello actualmente el sueldo asignado es el del Ayuntamiento y hemos renunciado al sueldo de la Diputación”.
Jaramillo ha renunciado también al pago de indemnizaciones por acudir a comisiones y plenos de la Diputación. Sencillamente, eso forma “parte del trabajo” del diputado, encargado del área de transparencia. València en Comú asegura en un comunicado que las dietas “suponen hasta 3.000 euros al mes para el diputado que lo percibe, es decir, unos 36.000 euros al año que se están ahorrando las arcas de la Diputación”.
Jaramillo es un estudiante de ingeniería enrolado en política tras su implicación temprana en el fenómeno Podemos, partido que, con movimientos como Guanyen, constituyó València en Comú. “Lamentablemente, como la mayoría de su generación, Roberto es un joven que vive con sus padres y que no tiene bienes, ingresos o patrimonio”. València en Comú obtuvo tres concejales en Valencia, todos integrados en el gobierno de Joan Ribó. 

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Hay gente tan hermosa y decente que en ciertos sectores sociales no es creíble. Eso le pasa a Berto Jaramillo y a otras muchas personas que ahora están incluidas en el proyecto electoral #aLaValenciana, donde se han sumado IU, Compromís y Podemos. Es un lujo para el Ayuntamiento que seres humanos tan limpios, sanos y válidos estén gestionando nuestros asuntos ,municipales y autonómicos con todas las garantías éticas por delante. Cuando Berto llegó a la Plaza de Patraix y se apuntó al grupo de Organización y al de Extensión, estaba a punto de terminar su ingeniería de Caminos, pero la urgencia del cambio político se convirtió crudamente en una prioridad en primer grado y se arriesgó a aparcar su futuro particular, para trabajar en el futuro del bien común. Soy testigo en vivo y directo de que lo dudó. Lo repensó mil veces. Y al final ganó su generosidad. Hoy es Concejal de Integración e Inmigración y a su trabajo imparable le debemos esta revolución práctica, eficacísima y sin trompetas ni autobombo, de la acogida y la atención a los refugiados e inmigrantes. 
Su labor coordinadora y organizativa ha puesto en marcha otra ingeniería de caminos muy distintos a los acostumbrados en una Valencia narcotizada y apaleada por el pp, con costra y callo en la conciencia. 
Berto es de esas personas que dignifican el grupo al que pertenecen, como debería ser habitualmente y no al revés. Y eso le pasa a Podemos con él y con la gente como él: ciudadanía sin más, que coloca la política después de los seres humanos y la pone al servicio de ellos y no al revés. 

Puede que sorprenda su renuncia a cobrar la pasta que legalmente le  corresponde por su cargo compartido en la Diputación, que para él sólo es un encargo y no una prebenda. Pero para quienes le conocemos de cerca, esa opción es lo normal en su naturaleza solidaria, responsable y sana. Ojalá en todos los grupos políticos abundase esta clase de seres humanos. No sólo por la excelencia ética que eso supone, sino también económicamente, por el ahorro en derroche irresponsable y deshumanizado, que tendríamos en sueldos  abusivos y sobrepasados de rosca.
Hay que recordar que las ayudas municipales a los más precarios, recién ganadas las elecciones el año pasado, a los comedores escolares en verano para que ningún niño se quedase sin comer en vacaciones, se puedieron hacer gracias a que el gobierno #aLaValenciana se recortó los sueldos de común acuerdo y los gastos en coches oficiales a todo trapo y en juergas y celebraciones de representación política que no tienen el menor sentido cuando una gran parte de la población no tiene medios para comer, ducharse, calentarse, estudiar, pagar el autobús y el metro o curar sus dolencias por los  recortes de unos gerifaltes sin conciencia ni compasión, que no se recortan nada a sí mismos, sino que se gastan los impuestos en sus jaranas , sueldazos y privilegios hiper exagerados. Es un contrasentido cobrar grandes cantidades por gestionar la miseria de miles de familias que pagan IVA por todo y no tienen para nada.

Hoy he encontrado este artículo en eldiario.es de hace un año y me ha parecido de una actualidad total. Será porque la decencia no se deteriora con el tiempo y lo que fue decente ayer lo sigue siendo hoy y siempre. Lo único eterno es la grandeza de alma y la esencia ética que no caduca jamás bajo ninguna presión. Ya en la concejalía, Berto dimitió de su cargo en el Consejo Ciudadano de Valencia, con otras cuatro compañeras, por desacuerdo con el sistema. Por objeción de conciencia. Es otro punto muy importante a considerar. Antes que una organización política, social o religiosa, están la brújula y el mapa de la conciencia. Cuando se encuentra personas que funcionan con esos parámetros, se encuentra en ellas un tesoro más valioso que el oro, que la pasta, el glamour y los poderes de este mundo.

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