Xuplasangs (Chupasangres)
Vols sentir respostes a preguntes tontes,
Ficar-me una etiqueta pa penjar-me al stand
Vas a buscar els fallos pa classificar-me
vas a jutjar-me i a dir-me “no saps on estàs”
vas a fer de tot menys escoltar-me,
vas a furgar, vas a vore d’on pots rascar,
i així el passes els anys en plena forma
donant-li corda a la teua empanada mental
vas a prometre’m el èxit sempre,
caramelos per a un mort de fam
si després hi han fallos, “ahí rebente”
i em diràs “qui mana és el mercat”
vas a aconsellar-me anar amb calma
A lo que vinga, paternalisme sofisticat
Com m’agradaria tindre un arma
Quan vos escolte blablabla presumint d’humiltat
Perdut en un mon de listos
Putos amos de la pista
Fins on m’arriba la vista..
Soles puc ser optimista
Clar, som paràsits del sistema que han creat
No donem la talla, no hi han mans
Xuplasangs, els vam regalar la vida
Ells sabran què fer de veritat. Queda clar?
Tens el teu dret dret ni a la pataleta
Canvien les sigles no la xaqueta
Què barata que els ha eixit la broma
Què cara han deixat la llibertat
Vas a presumir del teu imperi,
Que has alçat tu soles amb les teues mans
No vas a resoldren’s el misteri
De la pasta que no has declarat
Vas a concedir-nos algún mèrit
Per això has pagat com has pagat
Vas a perdonar-nos, o això espere,
Per no vindre cinc minuts abans…
Vas a passejar-te amb suficiència,
Com els senyorets de temps passats
vas a regalar condescendència,
canviant ilusions per veritats
i es que tu tan de ciutat, jo tan del poble,
Jo tan lluny de la serenitat
Jo amb esta ansietat, tu inexpugnable
Pensant en el teu electorat
Perdut en un mon de listos
Putos amos de la pista
Fins on m’arriba la vista..
Soles puc ser optimista
Los textos de este grupo valenciano no tienen desperdicio. Las músicas son fantásticas y nada improvisadas. Son músicos de verdad; en Valencia ya se nace músico por genética sonora y lo normal es ir al conservatorio como a la escuela. Todo poblet, en esta Comunidad, y por pequeño que sea, tiene su escuela de música y su banda de metales y madera. De viento y percusión y su rondalla de cuerdas. Es como si la música fuese la muixaranga espiritual.la construcción anímica , mental y emocional, que les va elevando desde la base hasta el cielo al ritmo vivo y bailarín del pentagrama.
Estos músicos de raíz y terreta, son, como toda su generación, hijos de un tiempo sin fondo con muchas formas deformes y sombrías; una generación no perdida, sino desahuciada de antemano. Pero resisten y resistirán hasta conseguir otro mundo mucho más hospitalario, aunque no sea rico ni "próspero" al viejo estilo de lujo para hoy y miseria para mañana. ZOO se llaman. Animales melódicos les llamaría Aristóteles, como nos llamó a toda la especie, 'animales' sociales-políticos. Zoon politikon. En realidad, en el griego antiguo, ese zoon, que nosotros traducimos simplemente como "animal" significaba algo más universal: "ser vivo", "que tiene vida", "viviente". Y "política" entonces, no equivalía a "gestión y poder ideológico", como ahora, sino a la naturaleza social de la especie, cuya máxima manifestación organizada era la polis. La ciudad. El hecho social por antonomasia, donde caben todos. En nuestro mundo se ha troceado el concepto y se han hecho dos planos encasillando lo social separado de lo político , como si eso fuese lo 'normal', cuando en realidad son las dos caras inseparables de una misma moneda. La moneda de la convivencia y de la civilización.
Nos faltan en la escuela recursos humanos y conciencia suficiente para poder enseñar a los niños desde pequeños la etimología de las palabras y de los conceptos que utilizan, lo mismo que las múltiples lecturas de los cuentos tradicionales y su significado antropológico y comparando la sensibilidad del pasado con la actual.
Tenemos una pedagogía tan plana y aburrida que limitamos a la adquisición de hábitos y rudimentos básicos del lenguaje, los números y las habilidades mínimas, porque los niños siempre nos parecen frágiles mentales e incapaces de pensar; sin contemplar los matices innumerables de la inteligencia y la capacidad de los primeros años de nuestra vida, en los que se arraigan y fundamentan las bases del conocimiento y del carácter, o la carencia de éstas, para el resto de la existencia. Sin alimento y conexión grata con el conocimiento racional emotivo los niños se aburren y sus mentes, rebosantes de curiosidad natural, se dispersan con los estímulos mecánicos de las pantallas y videojuegos que son el superestímulo al que viven conectados constantemente sin que su potencial individual se pueda desarrollar con mayor amplitud y profundidad.
Vengo observando desde hace tiempo, una diferencia preocupante entre los niños de hace treinta años y los de ahora: antes preguntaban mucho más el por qué y el para qué de las cosas. Y no es porque ahora lo sepan todo. Es que ya les llegan respuestas en tropel sin haber llegado a la capacidad para formular las preguntas. Su interés es nulo y puede que ese vacío de materia propia que suple a la curiosidad esté relacionado con el aumento de la patología de la atención o hiperactividad.
Toda esta reflexión viene a cuento de las nuevas generaciones, que aún en el amor a la música y a su estudio y práctica, logran hallar algo más de lo que les aporta la paupérrima calidad de los planes de estudio cada vez más deteriorados y empobrecidos.
No es casualidad que estos jóvenes músicos de poble valenciano tengan además un sentido filosófico de la vida, una poesía de la realidad que les rodea y les empapa y una capacidad perceptiva bastante más agudizada que otros jóvenes que no han sido educados desde su primera infancia con la ayuda preciosa del lenguaje musical en un entorno donde la música ya forma parte del aire que se respira.
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