jueves, 13 de octubre de 2022

Reflexiones fundamentales para no perdérselas, a la hora del discernimiento; no dejar que un útero albergue un óvulo fecundado no es un aborto, un par de células juntas no son nada más que una semilla potencial, que puede plantarse o no. ¿Por qué no se angustian tanto cuando el aborto es espontáneo y muchas veces puede deberse a imprudencias y a riesgos evitables por parte de la frustrada 'madre'? Tal vez ese caos desaparecería si la "culpa" y el "pecado" se sustituyesen por la responsabilidad y la conciencia despierta, no solo para las posibles abortistas, sino también y sobre tdodo para los valores humanos de la sociedad, sin recortes ni apartados devotos e ideológicos. Dos células unidas sin más, sin un sentido ni un conocimiento, no son un árbol ni siquiera un brote, ¿por qué , entonces, condenar a vivir un infierno a quienes vienen a este mundo forzados por una violación, -tantas veces de niñas y adolescentes violadas o seducidas y engañadas-, y luego, como resultado, la penitencia cruel para unos seres inocentes abandonados psicoafectivamente "al cuidado" de personas o instituciones que no aman, ni cuidan ni educan de verdad, sino solo porque el Estado les paga por cuidar de un corral de animalitos que nadie quiere, pero que a la larga pueden servir como esclavos y currantes del mismo sistema que les ha hecho nacer en condiciones deplorables e inhumanas...como hijos no deseados, abandonados a su pésima suerte,carne de presidio, de marginación, y de traumas sin arreglo. Si ya es difícil crecer sanamente en este mundo naciendo en la "normalidad", nacer en el peor de los ambientes marginales es una condena vitalicia asegurada para el género humano -tanto para quienes lo sufren como una tara demencial, como para quienes lo provocan y sostienen como "normalidad"- , como los que paradójicamente, en esos casos, por desgracia, tan numerosos, les resulta dificílisimo alcanzar el propio nivel de humanidad reconocida. Muchos marginados en ese plan, aseguran no comprender por qué les trajeron a este mundo para sufrir y padecer sin sentido alguno...La vida solo vale la pena si tiene sentido y condiciones adecuadas para ser Vida y no la condena a un infierno obligatorio para seres inocentes cuyo único delito, como afirma Calderón de la Barca "es haber nacido". No, impedir a esa barbarie la fecundación tomando anticonceptivos cuando no se puede ni se debe ser madre o la instalación del zigoto en el útero en el plazo de la fertilidad no es ningún crimen, es humanidad, empatía y compasión, no solo para una madre forzosa discapacitada emocional tantas veces menor de edad, sino también para evitar que un nuevo ser humano destrozado y su "forzada madre", marginados desde sus inicios, deban ser condenados a semejante forma de existencia, es un puro eufemismo llamar vida a la tortura decretada por "devoción", para recolmo del sadismo. El mero hecho de vivir físicamente no vale la pena si no se puede tener una calidad de vida digna, sana y justa. Si no hay amor ni responsabilidad vinculante como fundamento existencial que dote a la misma vida de la dignidad y acogida adecuadas para TODOS LOS SERES HUMANOS, sin excepciones de ningún tipo. El mismo discernimiento es aplicable a la eutanasia como responsabilidad y elección de cada ser humano en circunstancias límite que nadie mejor que uno mismo puede decidir desde su concienicia. Un ejemplo: Maximiliano Kolbe, el sacerdote católico que decidió morir voluntariamente en lugar de un padre de familia en un campo de concentración nazi. Kolbe decidió libremente morir sin que fuese su turno,¿acaso desobedeció la voluntad de Dios si él no era el condenado a muerte, y Jesús, no fue voluntariamente al encuentro de su cruz, sabiendo lo que pasaría si iba a Jesrusalén en aquellas circunstanacias? Es necesario que para ser libres y conscientes gestores de la Casa Común e Infinita de la que tod@s formamos parte, despertemos cuanto antes...


No basta protección jurídica, hay que educar en valores Ni obligar a abortar, ni obligar a dar a luz: proteger a la menor adulta en decisiones sobre embarazo

Adolescentes
Adolescentes Aedrian

"Tanto a quienes exageran rezando rosarios ante la clínica para que no se supriman vidas, como quienes exageran por el extremo opuesto, como si fuese un derecho el suprimirla, hay que decir a unos y otros, que no siempre es cuestión de suprimir o no suprimir, que no toda interrupción de un embarazo en las primeras fases tiene que ser necesariamente un aborto injusto e irresponsable"

"Hay que informar bien en la educación sexual acerca de lo que tarda el proceso de la concepción hasta completarse; hay que informar bien sobre la necesidad de los recursos contraceptivos; de los interceptivos o de los del “día o semanas siguientes”

Un grupo de progenitores debate sobre la protección de la “menor adulta” en decisiones  sobre embarazo. Me invitan a participar en su reunión por Zoom. El tema controvertido es el consentimiento materno-paternal. Hay división de opiniones (independientemente de su afiliación política o religiosa).

Respetando su pluralidad, prefiero esperar hasta el final para exponer mi parecer, que algunos conocen desde hace tiempo por el Master de Bioética y la colección del Seminario de Dilemas éticos de la medicina actual (Ver, p.e., en el vol 19, “Ser humano, persona y dignidad”, los artículos: ”Manejar blastocistos, cuidar embriones y respetar fetos”, “Embriones y dignidad humana, Malentendidos y exageraciones”).

Resumiendo lo que algunos/as ya me habían oido decir hace años, resumiría así:

  1. Si una menor adulta, en proceso de tomar la decisión de interrumpir un embarazo, prevé que sus progenitores querrán impedirlo o tratarán de obligarla a llevar adelante la gestación, tiene derecho a la protección jurídica de su toma de decisión responsable sobre su embarazo.
  2. Si otra menor adulta que está en semejante situación, pero va a tomar la decisión de seguir adelante con la gestación, si prevé que sus progenitores la querrán obligar a abortar, tiene igualmente derecho a la protección jurídica de su decisión responsable.
  3. En los dos casos anteriores (y también en otros semejantes) unas y otras menores adultas tienen derecho a una “protección educativa y de aconsejamiento” que comienza desde muy temprano en la educación sexual en la famila y en la escuela. Esta protección se garantiza, más que con determinaciones jurídicas con prácticas educativas, mediante una pedagogía psicológica y ética que sea capaz de acompañar a las personas en sus tomas de decisión en conciencia, pero sin sustituir a sus conciencias (como suele repetir el Papa Francisco).

He conocido a alguna madre que practicaba muy bien esta educación por el modo de ayudar a la educación sexual de su hija. Por eso sabía la hija que su madre no le iba a imponer una u otra decisión.

jóvenes
jóvenes Devien Avery

Pero en el caso de optar por una interrupción responsable del embarazo, en esa buena educación sexual había aprendido, entre otras cosas, que hay casos límite en los que más vale tomar esa decisión en las primeras fases sin esperar a que sea demasiado tarde.

 La hija educada así no tenía necesidad de ocultar el problema, sino se sentía con confíanza para manifestarlo (no por necesitar un consentiemiento, sino para verse apoyada).

Lo cierto es que esa madre había escuchado más de una vez al P. Javier Gafo y a sus sucesores en la tarea bioética que “la buena ética no se hace sin buenos datos”, por ejemplo, sobre el comienzo de la vida individual y personal. Hay que informar bien en la educación sexual acerca de lo que tarda el proceso de la concepción hasta completarse; hay que informar bien sobre la necesidad de los recursos contraceptivos; de los interceptivos o de los del “día o semanas siguientes” (mal llamados abortivos por quienes hacen un flaco favor a la vida presumiendo de campañas “pro-vida”); del proceso de implantación; del proceso de concebir que tarda semanas en completarse; etc., etc...

Tanto a quienes exageran rezando rosarios ante la clínica para que no se supriman vidas, como quienes exageran por el extremo opuesto, como si fuese un derecho el suprimirla, hay que decir a unos y otros, que no siempre es cuestión de suprimir o no suprimir, que no toda interrupción de un embarazo en las primeras fases tiene que ser necesariamente un aborto injusto e irresponsable.

Ocurre con esto como con los debates sobre eutanasia. No es cuestión de estar a favor o en contra, sino de distinguir entre una eutanasia justa y otra injusta. La primera es un ejercicio de responsabilidad, de cuidar el vivir bien hasta el morir y mientras se muere (pero sobre eso ya se repitió mucho el tema en este blog, a ello me remito...).

 

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