lunes, 1 de marzo de 2021

Un café con Iñaki Gabilondo (01/03/2021)

  


Vuelve Iñaki Gabilondo en la SER con un nuevo horizonte periodístico: la esperanza. La voz y las iniciativas de los jóvenes en un mundo agotado, no solo por el Covid-19, sino sobre todo por un sistema que se ha quedado sin fondos de inversión en verdadera inteligencia aplicable a la vida y no solo para devorar esa vida, que en realidad es lo que somos y no lo que consumimos en plan depredador, más como una plaga exterminadora de lo que más necesitamos: el Planeta y su sostenibilidad vital, imposible de mantener en un mundo que solo se mueve por instintos básicos desatados, miedo, avaricia, furia, afán de poder, explotar, exprimir y someter, en vez mirar alrededor, preguntarse y preguntar, escuchar, comprender, cooperar, compartir, haciendo del bien común una nueva atmósfera social mucho más sana en la que respirar sin que nadie se asfixie y nadie se quede sin recursos ni espacio ni posibilidades de vivir como corresponde a los DDHH y sus deberes inseparables, en una globalidad que sepa valorar y volver a lo más sencillo, al corazón de la tierra, de los pueblos y de la Naturaleza, y no para devorarlo todo a cambio de dinero y poder, sino  para hacer posible que esa globalidad no sea letal. Volver a casa como ha hecho esa joven extremeña que hoy entrevistan Iñaki y Angels, para reencontrar las raíces de una vida mucho más sana y feliz. Que así sea y así crezca un nuevo plano ya imprescindible en la conciencia de la humanidad. 

Cada vez que alguien cambia a mejor, cambia también el entorno que le rodea y solo así puede cambiar el mundo, desde "arriba" los cambios se imponen pero no echan las raíces necesarias para vivir y crecer, solo funcionan como caparazones que aplastan y controlan, sin un valor profundo que nos ayude a cambiar y a madurar. Las leyes impuestas se incumplen e inutilizan porque no se reconocen desde la conciencia sino solo desde la obligación, son trámites de oficina y deberían ser vida, pedagogía diaria y tejido conectivo con el resultado de una estabilidad social feliz, no una soga al cuello de la libertad y la autonomía consciente y por ello, compartida para bien. Las personas que regresan al pueblo huyendo de las aglomeraciones están dando los primeros pasos hacia ese nuevo concepto regenerador de la civilización.

Va a resultar que en el fondo todos y todas acabaremos de un modo exponencial creando un futuro impensable hasta ahora: siendo refugiados en la Casa de Todos, que es una vida más digna, más sencilla y humilde, y por ello mucho más sabia y enriquecedora, menos robótica y mucho más humana. ¡Más feliz!

Enhorabuena, Iñaki y Angels, por esta iniciativa, que pone, una vez más,  la información a la altura aterrizada en la formación de nuevas conciencias.

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