miércoles, 22 de mayo de 2019

Muchas gracias, Alberto San Juan; este testimonio es muy necesario en momentos tan crudos y embarullados, en este río revuelto lleno de pescadores a la que salta. En una verdadera y justa democracia no sobra nadie y menos aun cuando el monstruo de la barbarie está dispuesto a lo peor urbi et orbe


Madrid: aquí no sobra nadie


La primera vez que oí que habría una candidatura a la izquierda de Carmena me asusté y hasta me indigné. El pasado 17 de mayo, en la oficina de correos de mi barrio, voté por esa candidatura: Madrid en pie Municipalista. Una candidatura encabezada por Carlos Sánchez Mato (exconcejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid), Rommy Arce y Pablo Carmona.
Cuando digo “a la izquierda de”, no quiero entrar en debates estériles, aburridos y espantosos sobre pureza ideológica. Cuando utilizo esa expresión quiero decir, concretamente: con mayor ambición en el sentido del avance democrático y la defensa de los derechos básicos. Si bien, a lo que yo llamo mayor ambición, otras, la propia Manuela, llaman (y hay que escucharlo y reflexionar) “temeridad”.
No voy a hacer un balance de la gestión del gobierno municipal del que Manuela Carmena aun es alcaldesa (sobre todo porque no tengo capacidad de hacerlo con el rigor suficiente). Hasta qué punto han intentado en estos años mantener los principios sobre los que se construyó el proyecto de Ahora Madrid. Hasta qué punto han intentado  aproximarse a los objetivos que se acordaron en aquel movimiento colectivo, realmente transversal, que logró interrumpir tan largos años de dominio del Partido Popular sobre la ciudad de Madrid.
Seguro, hay grandes logros y grandes frustraciones. Seguro, ha sido un oasis frente a la negación de la ciudadanía que practicaban los gobiernos de las dos décadas anteriores. Pero, parece cierto también que una parte de la gente que creyó en Ahora Madrid (no como opción en defensa propia, de primeros auxilios, frente a la destrucción neoliberal del bien común, sino como un auténtico proyecto de emancipación colectiva) hoy se siente incapaz de votar a Más Madrid. Ni aun para cerrar la puerta antes de que lleguen los monstruos. Porque consideran que los monstruos ya están dentro. Porque los monstruos no son el falangista Smith y las señoras y señores dispuestos a incluirlo en un gobierno. No es la ultraderecha, consideran, el monstruo. Los monstruos tienen nombres diversos pero están todos en la lista del Ibex 35. Y sí, son estos, en colaboración con diferentes administraciones, los que establecen las dinámicas de las que resulta la esclavitud de quienes, tras trabajar demasiado, apenas pueden pagar la hipoteca o el alquiler.
Yo nunca me habría abstenido frente a la derecha madrileña, frente al saqueo sin medida. Otras muchas, probablemente sí. Por fortuna, nadie ha de abstenerse.
Este es el sentido de Madrid en Pie. Esta es la importancia de Sánchez Mato como cabeza de esta candidatura, construida colectivamente a partir de la asamblea abierta convocada por Bancada Municipalista y la confluencia posterior con Anticapitalistas e Izquierda Unida. Un proceso similar en forma y contenido (y también en muchas de las participantes) al que hace cuatro años inicio la plataforma Ganemos Madrid y que dio lugar a Ahora Madrid, tras confluir con Podemos e invitar a Manuela, al final del proceso, a sumarse como cabeza de lista.
Madrid en pie recogerá el voto de quienes, creyendo en la necesidad de un proyecto transformador, se abstendrían antes que votar a Mas Madrid (con el argumento de que una formación progresista puede dejar tras de sí el terreno baldío durante mucho tiempo, si no se atreve a ser “temeraria”).
Y también el voto de quienes como yo, nunca se abstendrían, pero se sienten más representados por Sánchez Mato.
Suyo, como concejal de economía, es el logro del que más presume la propia Manuela: cuadrar las cuentas de tal manera que ha demostrado que es posible reducir deuda (injusta pero de pago obligado por ley, de momento) y a la vez, aumentar el gasto social (medida política que si responde a las necesidades colectivas). También suyo, de Sánchez Mato y su equipo, es el impulso a la auditoria de esa deuda injusta.
Que lastima que Manuela, con sus virtudes, y Carlos, con las suyas, no compartan candidatura. Aquí no sobra nadie. Pero es así.
Si entran el Ayuntamiento Sánchez Mato, Arce,  Carmona (los tres, concejales de Ahora Madrid leales al mandato original de aquel proceso colectivo), significara que no vuelve el PP, acompañado ahora de Cs y Vox. Si entran Sánchez Mato, Arce, Carmona, habrá siempre voces dispuestas a confrontar con los poderes que determinan las vidas de quienes habitamos esta ciudad, que son constructoras, bancos, fondos de inversión. Habrá voces dispuestas a tensionar los límites de las leyes que amparan esos poderes cuya monstruosa naturaleza consiste en operar contra el interés general.
Hay quienes piensan que el problema es que el sistema (el orden social, digamos) se ha gestionado fraudulentamente y la solución es gestionarlo honradamente.
Hay quienes pensamos que el sistema es un fraude y la solución es cambiarlo. Por esto (y para que Manuela pueda seguir siendo alcaldesa y no volvamos a tiempos más siniestros) he votado a Carlos Sánchez Mato. Suerte a todas.

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