La voz de Iñaki

Rompan filas

EL PAÍS 

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Tenía que pasar más pronto que tarde. Una Europa unida y decente no podía derivarse solo del euro, sus finanzas y sus mercados bajo la batuta de un nuevo Reich alemán, esta vez, económico, financiero y pseudopolítico, para disimular su verdadera índole imperial y totalitaria. Es imposible pensar un futuro respetable y medianamente sano en una Europa que solo funcione si un poder centralista basado en la banca arrambla con la soberanía de los países asociados menos fuertes económicamente y los hunde sin compasión, como ha pasado con Irlanda, Portugal, España, Italia y especialmente Grecia. Así, basados en el dinero como única y más "respetable" fuerza motriz de todo lo demás, no se pueden forjar grandes proyectos, todo lo que se pone en pie acaba por los suelos, porque la ambición y sus caminos sin escrúpulos no pueden jamás garantizar algo que la sobrepase en inteligencia y en miras más altas y amplias, como es el bien común, que en esos ámbitos, no es un estímulo ni una noble aspiración sino un estorbo y un obstáculo odioso que hay que eliminar cuanto antes y como sea.

Es muy chocante que la civilizada y humanísima actitud de Merkel hacia los refugiados no haya dado señales de vida hasta ahora, cuando la avalancha humana ha descerrajado fronteras y previsiones, y que no cayese previamente en la cuenta de que asolando la OTAN, -que es un TTIP armado y experto en genocidios "legales"-, países como Irak, Libia o Siria, no habría nunca unas consecuencias como el éxodo masivo de las víctimas. Es chocante que la cancillera- cancerbera sea tan compasiva de repente y no lo haya sido durante ocho añazos con griegos, españoles, portugueses italianos e irlandeses, cuando sus imposiciones terribles, vía troika, han dejado en la calle y por los suelos a tantas familias, cuyos hijos se han debido refugiar en Alemania y en otros países de la UE en estado de gracia y mejor provecho que los parias del EuroSur; lo de acoger naúfragos y arruinados territoriales a Merkel ya le resulta muy familiar y hasta rentable, como lo es no tener que gastar en formación profesional tanto dinero, si ya los refugiados traen los estudios y los oficios al día para cotizar en el bien común de los alemanes como en el suyo propio. 

No puede salir bien tanto pillaje sin conciencia, no es sostenible a largo plazo ningún proyecto político que descarte el lado humanitario del gobernar. Por eso mismo en España el pp se está desmigando solo, sin que nadie lo persiga ni lo hunda, lo mismo que el plan de Merkel. No se puede aguantar en un estado de descomposición moral tan estrepitoso. Ni hacer una gran construcción con materiales tan poco resistentes y sólidos. El dinero y sus putrefacciones profesionalizadas, como cemento unificador de los estados y países es deleznable, los intereses egoístas de la pela como plano de la construcción son un desastre. Los Estados que se construyen es ese plan, son como las chabolas. Una chapuza para salir del paso, pero nunca un edificio habitable, confortable y seguro. Europa, tal y como está, es una chapuza ética, una favela gigantesca que se ha decorado con muy buen gusto para que parezca otra cosa. Pero todo es trampantojo aparente.

Lo triste es que al principio parecía algo mejor; fue la época de De Gasperi, Adenauer, Brandt, Olof Palme, Miterrand, Sandro Pertini...Pero eso acabó pronto, demasiada solidaridad, demasiados derechos, demasiada preocupación por las personas y demasiado esfuerzo para que el dinero y sus mercados solo fuesen instrumentos con que sostener el estado de bien estar y no el único objetivo en la vida, por encima hasta de la misma humanidad que lo inventó como herramienta de trabajo, no para convertirlo en trituradora de seres humanos. 

Lo cierto es que aquella Europa no le convenía en absoluto a los EEUU, era  un pésimo ejemplo para el turismo yanky, que se asombraba constantemente de las diferencias tan grandes en calidad social y sobre todo una evidente denuncia de que su concepto de democracia es de lo más precario y miserable. Una Europa que no era un Estado, sino una asociación de países soberanos, que se permitía el lujo de tener seguridad social, enseñanza gratuita y de calidad, un sistema de pensiones que se pagaba con los propios impuestos cotizando solidariamente y un nivel de vida, de cultura solidaria y de respeto a los DDHH, a la libertad y la igualdad, no podía seguir humillando con tanta desfachatez al gendarme planetario, al Supermán y su criptonita wallstreet fashion, que en  otro tiempo había acudido a salvar a esa Europa del monstruo nazi y del ogro comunista, a cambio de nada, de una tontería intrascendente como lo es llenarla de bases de marines, de submarinos, de aviones, de portaviones y de arsenales nucleares donde haga falta.  Los vigilantes de la playa en acción. Bueno, de la playa y de todo. Poco les importó pactar, hacer la vista gorda y sostener una dictadura como la franquista y ser homenajeados por un caudillo genocida, en un larguísimo  e interminable "Bienvenido Mr. Marshall" a golpe de represión, cárceles y penas de muerte por el único delito de pensar otra cosa distinta a los dogmas de movimiento menos movible que se pueda imaginar. Eso a los EEUU les importaba y les sigue importando un bledo, mientras se puedan ir abriendo McDonalds y BugerKings , vendiendo aviones de combate y barriles de crudo tejano a diestro y siniestro. Bien forrado Mr Marshall...y quien dice España, dice Alemania, dice Italia, dice Grecia o Escandinavia...La OTAN, como el FMI, es esa tía impertinente que se cree imprescindible y que ningún sobrino quiere tener en casa, pero ella llega, se aposenta y ya no hay quién la eche y que además es pendenciera, se lleva fatal con los vecinos, porque como vive lejos, a ella no le afectan los conflictos que monta en un vecindario que no es el suyo y en el que no deja de meter baza a ver si vende sus productos de Stand Home , Tupperware, Herablife o MatarileExpress puerta a puerta, como si fuese un ejército de mormones uniformados, que en vez de su biblia te colocan misiles tierra aire o cazabombarderos de última hornada con su lote de napalm, bombas de todo tipo y el kit de guerra biológica incorporado.

En ese plan, cargarse Europa a base de infiltrar en la BCE a sus eurocomandos ruinafashion adiestrados en Goldman Sachs,  ya era coser y cantar. Y así poquito a poco, por goteo de invernadero, como si no pasara nada, se ha ido colando la MFT, (mugre financiera transoceánica) hasta conseguir la peor de las metamorfosis: que la Europa ejemplar de otros tiempos se haya convertido en la sucursal más inepta de WallStreet, en el felpudo más aristocrático del FMI y en una penosa caricatura de la inmensa grandeza del imperio Kentucky Fried Chicken. Todo un récord de eficacia USA. Y otro récord: el de la mediocridad y la cretinez cegata del "gotha" impolítico de la UE. 

Pues sí, Iñaki, sí, tu observación es una radiografía exacta del panorama actual. Tal vez la salida menos chunga que nos quede a los europeos, hoy por hoy, sea una inteligente diáspora federada, - en un "corre, corre, que pa luego es tarde"- reculando en plan Catalunya y donde dijimos digo con Felipe González y Aznar, ahora decimos Diego porque no nos han dejado decir otra cosa mejor. Cada mochuelo a su olivo, pero bien avenidos y sin cerrar las fronteras ni negarnos al apoyo mutuo, y a ver como salimos de ésta juntos pero no revueltos. 

A este paso y dentro de nada, como Scarlet O'Hara, (en versión actual: "Lo que el euro se llevó" ...y el dólar aprovechó), juraremos hasta en arameo que nunca más volveremos a pasar hambre de soberanía ni de derechos ni de libertades. Que nunca más cederemos a nadie nuestro artículo 135 de la Constitución, se ponga como se ponga el depredador en curso, ni ningún otro fundamento que merme nuestra dignidad ética, geopolítica, económica, social y humana, por muy europeo que se nos ponga el reclamo y por mucho glamour o amenaza que nos ofrezca a cambio. Y que como a la O'Hara, siempre nos quedará nuestra Tara de toda la vida: esa manía tan nuestra de salir adelante con uñas y dientes, como podamos, porque de peores destrozos hemos salido y aquí estamos para contarlo a pesar de todos los pesares. O sea que a quien Dios de la dé, San Varoufakis se la bendiga. O también, como dicen nuestros queridos visionarios y adelantados catalanes, Dèu n'hi do!