sábado, 6 de abril de 2013

¿Rebeldía o insumisión?

Ayer colgué en este blog un video del foro cívico "Somos mayoría", en el que se explica la necesidad de la rebelión para cambiar las cosas. Y me gustaría compartir con vosotros otra visión, creo, más evolucionada y más adecuada a los  movimientos de desarrollo emergente de la nueva conciencia. 

Admiro y respeto profundamente a Julio Anguita y por supuesto entiendo las razones de quienes aun están funcionando con los paradigmas antiguos; sin embargo creo que la sociedad de hoy, con todos sus problemas graves por resolver, ya no es la misma que conoció Lennin y manejó Stalin y estudió Marx. O la que sometieron por la fuerza bruta y zapadora del pensamiento, Hitler, Mussolini o Franco o Pinochet y Videla o Fidel Castro. Aquellas sociedades eran un hervidero de acción-reacción automática. Un callejón angosto con salidas casi imposibles. La división entre los ricos y los miserables era una línea visible y precisa. Hoy no. De hecho, la miseria se ha apoderado del mundo a través de la especulación, la tecnología al servicio del negocio y los que fueron pobres y explotados ahora son o desean ser, millonarios e influyentes, compran todo y se apoderan de los mercados, de la política y del dinero y su poder injustísimo. Los que en otro tiempo fueron comunistas, como los rusos y los chinos, hacen lo mismo que los yankies capitalistas, pero con el agravante de funcionar, además, en regímenes totalitarios. Han heredado lo peor de cada casa. Y me cuestiono que nuestra buena gente más "roja" no se mosquee con esa evidencia. Algo ha fallado profundamente en la vía del comunismo y del capitalismo, que ha terminado por unificarlos globalmente en la miseria general, aunque se contemple el espejismo de una riqueza "selecta", y sin embargo muy precaria, al alcance de las piarañas más trepadoras. Hoy mismo un editorial de El País habla sobre el fraude universal. 

Ante ese panorama los amigos de "Somos mayoría" recomiendan la rebelión de las masas, parafraseando a Ortega y Gasset. Aunque en una forma mucho más tangible y contundente. Pero tengo la sospecha de que el horno de hoy no está para bollos de ayer o de que los bollos de hoy necesitan hornos mucho más avanzados y capaces que los de ayer. Porque aunque la injusticia sigue siendo la misma, la conciencia humana ya es otra y aspira a mucho más que a un "bienestar social" que se está perdiendo sin remedio con el agotamiento insostenible de las materias primas, la contaminación imparable del medio ambiente y la avidez egocéntrica de una gran mayoría dormida y asustada. De hecho ha sido un falso bienestar social, que sólo ha conseguido mantener en el paro, temporalmente, la inercia de la infelicidad y el desatino de vivir sin sentido y sin más interés que conseguir cosas y acumular posesiones, buscando una seguridad imposible y ficticia ¿quién está seguro completamente de que todo en su vida no puede dar un vuelco que desestabilice seguridades y riquezas? ¿Acaso alguien dispone de la fórmula mágica que le tenga a salvo de si mismo, de sus pánicos, de sus fobias, de sus terrores, enfermedades, chafones, disgustos, depresiones, pérdidas y desconfianzas? ¿Acaso los ciudadanos de la Europa abundante - y ahora tocados en sus bolsillos y derechos- se plantearon en algún momento revisar su sistema de valores sin futuro y tratar de paliar seriamente los horrores del Tercer Mundo que a la larga son las causa del desastre del Primero como ya han adelantado desde hace muchos años, todos los economistas más competetentes del Planeta? ¿Por qué se ha permitido y se permite que nuestros paises participen en guerras de espanto contra los más pobres y diferentes y nadie ha ido a la huelga por ello  e incluso Felipe González se atrevió a decir que perticipábamos en la Guerra del Golfo para recibir nuestra parte en el reparto del pastel y Aznar no tuvo el menor escrúpulo en ejercer de "caudillo" junto a Bush en el disparate genocida de Irak para hacerse un hueco en la secta del poder internacional? Todos hemos dormido felices - o quizás a base de pastillas- mientras Irak, Afganistán, Libia, Siria o el pueblo saharawi o los tutsis y los hutus o los somalíes morían como moscas.
Ese tic inhumano y tan comun de la indiferencia irresponsable por delegación, se ha apoderado de las sociedades y ha engañado a las ingenuidades de nuestra conciencia infantíl creando el negocio y el tráfico de armas a cambio de drogas y dinero negrísimo, de seguros a todo riesgo, de pólizas y planes de pensiones que luego resultan ir a juego con las fluctuaciones fraudulentas de la pasta global y se quedan en una miseria mientras han permitido, durante decenios, a la banca hacerse de oro invirtiendo en los paraisos infernales de la evasion y la ruina a fondo perdido. Nos han vendido la cabra de la felicidad por superavit constante, consumo bulímico y velocidad reproductiva de célula cancerosa. Hay también que ser el mejor, el más listo, el más fuerte, el más poderoso, el primo de zumosol, si no quieres que te roben, te ninguneen, abusen de ti y te arruinen. Entonces va a resultar que es mucho mejor pasarse a las filas de la depredación que quedarse en las de los precarios. Mejor lobo que oveja. Y siendo lobo a control remoto, ¿para qué ocuparse de ovejas que están a miles de kilómetros de casa? ¿para qué invertir nuestro tiempo en reclamar derechos para ellos, derechos a comer, a vivir, a beber agua y a poder lavarse,a tener escuela, alcantarillado, luz y techo, derecho a que se les liquide una deuda externa que es un delito para el FMI y no un derecho a cobro en vidas humanas? Como reportajes informativos están interesantes, pero lo que importa de verdad es otra cosa, prefiero ver el Intermedio y al follonero de Evolè, criticar los recortes, mientras me conformo con mantener en el poder a los que recortan y con poner como un trapo a los que mandan, sin plantearme ni por casualidad, que mandan porque gente como yo y como tantos iguales que yo, les obedece. Hasta que han tocado el bolsillo de la mayoría y Somalia o Afganistán ya no nos quedan tan lejos...y empezamos a entender que no si no hay distancias para el delito económico, tampoco debe haberlas en la compasión, en la unidad de los seres humanos y en la acción noviolenta y solidaria que es amor del bueno, del verdadero. No del de los culebrones o novelas de pan pringao.

Esa filosofía sin entrañas ni inteligencia ha permanecido enquistada en la mente y en el miedo de los humanos, tanto socialistas y comunistas como capitalistas y especuladores financieros. De personas de "bien". Y el método combativo de los menos depredadores, naturalmente, es aprender a depredar en nombre de la justicia distributiva...de la misma miseria. O sea, rebelarse. Hacer la guerra y combatir por la milonga imposible " de un mundo mejor", porque es imposible crear un mundo mejor a leñazos especulativos y físicos. A golpe de insulto, de asalto a las tiendas, de pasar factura con el rencor del desposeído, no con la grandeza de alma del liberado. Ya sé que esta propuesta para mentalidades elementales y muy básicas suena a cuento chino y pensarán cómo se puede pedir moderación y grandeza de alma a quien han dejado en la calle o sin trabajo por causa de la golfería nacional-europeísta.  Y tienen razón. Pero para paliar ese socavón dolorosísimo, está la solidaridad y el apoyo noviolento del resto de la sociedad que rechaza la injusticia y las leyes crueles y hechas a medida de la corrupción. Para eso está la insumisión cívica. Y no hay que esperar que a uno le "toque" la desgracia. Hay que moverse por el poder de la buena voluntad y de la lucidez puesto al servivio del bien común y no a las órdenes del ego propio o de partido o de las fijaciones ideológicas. Cuando conseguimos el bien común, tambien nuestro bien particular está incluido.
¿Qué es más útil y fructífero para cambiar un sistema injusto: salir a chillar, a zurrarse con polis infiltrados y acabar tuertos  o lisiados, apaleados y en la cárcel por alterar el orden publico para que todo siga igual, o salir pacíficamente en silencio, a cientos y a miles, acompañando a los corruptos a su oficina, a su subsecretaría o su ministerio, hacer una cadena humana que vaya desde toda España hasta la Moncloa y a la Zarzuela, sin insultar, sin amenazar ni maldecir...y sin pagar ni un sólo impuesto más...sin mover una sola mano y no entrar en casa hasta que los políticos sin política pero con un morro impresionante, se repiensen lo que están haciendo, hasta que se den cuenta de que un gobernante no es un gestor a sueldo de los gobernados para hacer más millonarios a los bancos y lucrarse en el proceso y hacerse un curriculum de fábula para cuando ya no se tengan cargos públicos? 

La rebelión es el casting de la cutrez. La insumisión y la resistencia pacífica bien planteadas son el resorte del cambio. Y una obligación ética. Un derecho moral. Desobedecer las leyes injustas en vez de combatir en su mismo territorio, con las mismas armas de la injusticia, que son la violencia y la falta de inteligencia real. Por eso el mundo sólo mejora cuando los sumisos dejan de serlo, no cuando los rebeldes sustituyen violentamente un código injusto por otro igualmente injusto, puesto que está inspirado y movido, no por el bien común sino por la lucha de unas clases inventadas por el mismo sistema enfermo que quiere al hombre dividido y manejable por el odio y la envidia, por el rencor y el resentimiento. Clases que en realidad no existen. Los seres humanos son una sola clase con distintas conductas y distintos apegos, les guste o no. Una sola especie. Y una sola esencia. No hay nada más que ver los resultados catastróficos en la historia de la humanidad, de los dos sistemas en juego, para comprender que sólo la verdadera paz que nace dentro de nosotros nos hermana con el prójimo/próximo y nos da la fuerza invencible para seguir caminando y venciendo los atavismos animales que, desde nuestra mente inferior, aun nos intentan separar de la familia humana que compartimos.

¿Será por esa confusión que en un pueblo de Granada, el ayuntamiento del pp ha quitado el nombre a una calle dedicada a Gandhi porque dicen que no saben leer ni escribir un apellido tan "difícil"? Qué metáfora más transparente, ¿verdad? Ni Miguel Delibes ni Unamuno o Valle Inclán, lo hubiesen descrito mejor.

Sólo la noviolencia insumisa nos abre a la lucidez porque en su serenidad no perdemos la perspectiva de quienes somos y para qué vivimos. Es esa paz interna la que forja las almas grandes que son el destino de todos, no de unos pocos. El triunfo no es vencer al "enemigo", sino que no veamos enemigos, sino iguales que aún no se han despertado. Y la mejoría del mundo es el despertar de la mayoría de sus habitantes. Si eso no lo vamos haciendo posible con una pedagogía diaria y un compromiso optimista  e incansable, con una solidaridad que mientras reivindica va creando recursos compartidos y justos para dejar de ser esclavos, siempre estaremos atados a la noria como los burros de antaño, para sacar a duras penas el agua de un pozo negro y sin futuro alguno. Como Tántalo, atados por la cadena de nuestra precariedad personal y comunitaria, mientras la miseria, aunque esté disfrazada de millones y "seguridades" compradas al precio de nuestra libertad y de nuestra dignidad, nos devora.  

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