miércoles, 6 de marzo de 2013

Especies protegidas... y maltratadas

Así define a "la mujer" la iglesia de Ciudad Real.


 

 Una vez más el surrealismo nos muestra su rostro resbaladizo. El rostro casposo "del piropo retrechero más castizo que la Calle de Alcalá", como cantaba Celia Gámez cuando yo era chica y la chulería del "Pichi", el chulo que castigaba a diestro y siniestro, saltaba desde la radio a la mesa camilla y al sillón de orejas, desde la permanente, los bigudíes y la primera plancha eléctrica, al tubo de "belladermis" que nuestras madres se ponían en las manos para que el invierno no se las dejase como salmonetes.Por aquellas fechas, también la mujer era "la obra perfecta de la creación". 
Así en bloque. A mogollón. La mujer. Una masa informe a disposición de todos "los Pichis" que castigan cuando, donde y como quieren. Me repatea el feminismo, lo mismo que el machismo; esos imperios reduplicados y alevosos del tópico que sólo saben y aspiran a clasificar seres humanos por la genitalidad, que han camuflado bajo el eufemismo de "género" como tratando de dejar la cosa en un plano gramatical, entre el caso y el número. "Género", es como decir clasificación de rebaño. Que además puede ser nominativo para describir, acusativo para penalizar, genitivo para controlar, dativo para chantajear y hablativo para reducirlo todo a la cháchara de siempre. Singular o plural, el número, o sea según se trate de un solo ejemplar de la especie o de varios; en tal tesitura se singulariza la manada en un genérico como la mujer . Que es como decir, la iglesia,  el estado, la revolución o la economía. O la gripe. O la crisis. 
El mejor modo de ningunear,alienar y maltratar es disolver a los seres humanos en un concepto genérico como los medicamentos o las marcas blancas. La mujer  no es nada. Sólo una abstracción sin contenido palpable ni tangible; un fundamento tópico. Y no digamos nada si además de vaciarlo en su esencia y despersonalizado, se le da un baño en purpurina misógina, es decir, ese barniz hipócrita con que se cubren los ecce homos del tópico hasta convertirlos en esperpentos dolorosos y lacerantes.
Si la iglesia de Ciudad Real intenta vender la cabra de que la mujer es "la obra perfecta de la creación", me gustaría saber por qué a esa "obra perfecta", cuando es pobre, está en el paro, tiene familia numarosa compuesta por padres y suegros enfermos y ancianos y un hijo oligofrénico, la pone de patitas en la calle porque no puede pagar el alquiler de una de las miles de viviendas propiedad de esa iglesia que no se ha gastado un solo duro en comprarlas y ni siquiera paga el IBI a los ayuntamientos. Para ser "la obra perfecta de la creación", el trato recibido es sacrílego. Practicamente como le hicieron a María de Nazareth a punto de dar a luz al "inspirador" de la farsa católica. Qué paradoja, ¿verdad? O los católicos paisanos de Ciudad Real con su obispadp al frente no saben lo que dicen o no saben lo que hacen.

Como mujer me gustaría mucho que nos dejasen de considerar "la obra perfecta de la creación" y simplemente se respetasen nuestros derechos. Y nuestra dignidad y nuestra libertad como seres individuales, cada uno con sus circunstancias y su historia. Sin juicios, sin exigencias ni estúpidas loas a algo que no se ccorresponde con la realidad de cada día. Y tan lejos de ser "perfecto" a la medida de tan torpes tasadores, incapaces de respetar ni siquera la ley fundamental de eso que llaman Dios y que tan lejos está de sus ridículos, reductivos y crueles discursos y prejuicios. El simple hecho de amar al prójimo como a uno mismo. Sin palabrería ni farsa. Desde el maestro que habita en el corazón y rige la inteligencia hasta convertirla en conciencia real. Ética, justa y compasiva. Sólo el amor reúne esas tres condiciones. Que por cierto, los súbditos del Vaticano, deben tener escondidas en cualquier ricón de su inmensa y tenebrosa sacristía.

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