sábado, 19 de noviembre de 2011

Las dos miradas

La realidad es una. Las apariencias son muchas. Si nos detenemos en ese jeroglífico paralizante, nunca desarrollaremos la capacidad de comprender y, en consecuencia, de hacer lo necesario para superar los retos más difíciles.
Y es que todo depende del modo en que miramos, observamos e interpretamos lo que tenemos delante. Por ejemplo, la posibilidad de optar por un modelo u otro, ante las urnas. Hay una realidad indiscutiblemente clara, que es la situación social, en la que el factor económico se ha ido convirtiendo en fundamento único con la aceptación y bendición de todos, incluída la "clase ex-obrera", incluídos los perjudicados por el propio sistema bipartidista, en el que las semejanzas de óptica socioeconómica y ética, han barrido las diferencias entre ambas posibilidades. El peligro tremendo es que una idea de "praxis" falsamente salvadora, nos borre la capacidad de elegir libremente. Que por miedo perdamos la lucidez y la mirada limpia y completa, en favor de la visión turbia, parcial y limitada. La mirada amplia, abierta, reflexiva y valiente abre el horizonte y crea lo que falta y aún no se conoce. Es el futuro.
La mirada corta, miope, que nace del miedo, se queda fija en "lo de siempre", en lo rancio y apolillado, que ha demostrado constantemente su incapacidad para salir de la misma maraña repetitiva, cómoda e insustancial, que esa misma cortedad de miras ha producido. Es el pasado, que como en aquel tango de Gardel, lánguido y sin salida, "vuelve y vuelve a cruzarse por mi vida"· Es decir, pensar ante las urnas que las soluciones inoperantes que han producido este estado de cosas, puedan tener el poder mágico de una varita ya sobada, ajada y rota para cambiar a mejor lo que ese mismo modo de entender y actuar ha dejado en estado comatoso durante generaciones. No se trata de ser antisistema. Es una falacia y una estupidez pensar que se pueda vivir sin un sistema. No hay que ser antisistema, sino inventores y renovadores de los sistemas, de todos, porque nada es fijo e inamovible. El hombre cambia, avanza y al mismo tiempo deja residuos de su crecimiento y de sus retrocesos. Son esas escorias residuales, esos vertederos del falso bienestar, los que lastran el camino. Cuánto más corta es la mirada que observa la realidad, más residuos, problemas y contaminación tóxica se producen en el entorno. La misma realidad material es la demostración de la realidad mental y conductual que producimos.
Un modo de vivir en falso, en el abuso de lo aparente, o sea fijos en el consumismo enloquecido, y viéndolo como una fuente de riqueza para todos, al precio que sea, nos ha llevado a este tobogán laberíntico y aparentemente sin otra salida que seguir nadando ansiosamente en las aguas fecales para sobrevivir sobremuriendo. Un imposible autodestructivo para el hombe y letal para le Planeta.

Pensar ante las urnas, acojonados por la tenaza del tea party económico, que el capitalismo salvaje y contaminador, sin escrúpulos ni decencia, miope absoluto, generador de guerras, injusticias flagrantes, y maldades legisladas, hipocresía y cinismo al cien por cien, va a traernos algo más que la prolongación de la agonía y del estrangulamiento social y económico, es tener la misma estrechez de horizontes que ese mismo sistema que nos está asfixiando y que nuestro miedo cómodo nutre cuidadosamente. Quienes sólo se han basado en el dinero para dominar el mundo, con esa misma idea, nos demuestran su torpeza, su falta de visión. Pero no sólo es eso lo peor, sino que han conseguido infectar con su enfermedad a muchos millones de desgraciados, que se doblegan sumisos y resignados ante el rodillo atroz de lo zafio, de lo ignorante, de lo amoral, aunque siempre rentable en bajos fondos de inhumanidad y miseria.

Con la mirada corta, esta crisis es mortal. No habrá tecnócratas capaces de cambiar lo que a ellos les he llenado y les sigue llenando, los bolsillos, la vanidad y el ego y creen un bien supremo. Un placer de dioses, eso sí, a base de la ruina y el empobrecimiento de millones de seres humanos. El poder y la carta blanca para hacer su voluntad aunque sea al servicio de una tela de araña que también acabará con ellos. ¿Se puede creer que Grecia e Italia manejadas por la Trilateral de los depredadores, van a conseguir algo mejor de lo que han tenido hasta ahora? Esos mismos depredadores han sido los mentores y sostenedores de la era Berlusconi y mientras se sirvieron de él le toleraron lo intolerable, dejaron que Italia se hundiera y cuando han visto que la opinión pública rechaza a Berlusconi y desea un cambio de timón hacia la socialdemocracia, en vez de convocar elecciones anticipadas, defenestran a Berlusconi e imponen a Monti, un adepto mucho más presentable, para dar un lavado de cara sin que, como afirmaba Tancredi ante su tío el Príncipe de Salina, en Il Gattopardo de Lampedusa, todo parezca que cambia para que nada cambie de verdad, si no es a peor, como en este caso y en el de Grecia, privando a los países libres de su capacidad madura de elegir democráticamente cómo y por quien quieren ser gobernados.

Una mirada amplia, ve este juego. No se asusta. Entiende su proceso y su decadencia, su caducidad imparable. Sus causas y sus consecuencias. Y opta por el cambio real, no aparente. Por la democratización de la responsabilidad. Es decir, por promover en vez de reprimir, el compromiso ciudadano, derecho a saber y a conocer la verdad y el deber de decidir responsable y solidariamente. Hoy más que nunca hace falta la participación de todos, la reflexión conjunta y el valor suficente para parar el sistema, la noria de la especulación. Una unidad ciudadana y una liga de países libres que se nieguen a pagar deudas a ningún banco mundial, si ese banco no es capaz de eliminar los paraísos fiscales y el fraude camuflado de falsa gobernabilidad amparada en la dócil y acrítica obediencia de los gobernantes al servicio de los mercados.

Mañana tenemos una cita con la libertad. Quizás, y sino despertamos a pie de urna, sea la última. Recordemos que el bipartidismo no puede ya abarcar las muchas y fundamentales propuestas de la conciencia cada vez más despierta de los ciudadanos, ni tiene flexibilidad ni puede entender el reto de hoy, ni sabe crear ni impulsar iniciativas que no procedan de sus ideas fijas. Que no está preparado para la cooperación ni entiende la armonía unificadora de la pluralidad complementaria y enriquecedora, personal y compartida, que es el signo del nuevo tiempo. Por eso el bipartidismo ahora se ha convertido en un campo de batalla inoperante, en un lastre, que cada vez más se parece a una dictadura contra otra, sostenidas ambas por una casta de vividores a piñón fijo, que nutren nuestros impuestos. Ese mundo está en las últimas, porque, como su credo económico, es insostenible en todos los niveles. De nosotros depende todavía, que esa máquina tan tonta e inercial, como parásita, termine su función y que la política recupere el sentido real de su valor gestor y de servicio limpio y solidario.

Mañana será un día importante, donde todos deberemos esforzarnos en superar las inercias partidistas, la indiferencia, la rabia, la frustración, el miedo, el prejuicio y la comodidad. Una ocasión relevante para seguir la llamada interior y votar aquello con lo que se identifique nuestro sentido ético,más humano y elevado, no por las promesas que siempre se perderán por el camino, sino por aquellas opciones que en vez del dinero y el falso pleno empleo, ya imposible y quimérico, propongan una visión más ética, real, cooperadora, respetuosa y civilizada, por aquellos que no recortarán la dignidad del hombre para concedérsela al dinero y al empleo precario de esclavos. Por los que, frente al miserable y torticero sofisma del "sálvese quien pueda", proponen las manos unidas de la cooperación y la acogida de iniciativas nuevas, el valor del ser humano por encima de los dividendos y multiplicandos. Aquellos que entienden en su vida real, y lo demuestran, que los bancos y el dinero, la política y la administración, son fuentes delictivas, cuando pierden su sentido real: servir al crecimiento y el bien de los ciudadanos en vez de reducirlos a siervos de la gleba para nutrir a la secta bancario-política. Los plutócratas. Es decir, los que ejercen el poder a las órdenes de Plutón, el dios y rey mítico, de los abismos y las tinieblas. El verdadero problema de Plutón no se limita a su ambición y a sus chanchullos, su problema real es que en esas oscuridades, no se ve nada. Por eso, no sabe qué hacer con los tesoros que ha acumulado y acaba enterrado en ellos. No hay peor infierno que poseer todo y seguir con ansia de acumular, porque con tanta avidez por conseguir y tener, se ha olvidado de aprender a ser.

Mañana, procuremos que no sea el fantasma bulímico, débil y miedoso de Plutón el que nos empuje a votar. Sino el impulso más inteligente y noble que tengamos. Y parafraseando a Susanna Tamaro, ir a donde nos lleve el corazón, es decir la inteligencia emocional, el amor, por nuestra sufriente humanidad. Y por nosotros mismos, que somos parte de ella. Si ella no se salva, ninguno de nosotros podrá salvarse. Ni siquiera el mito de Plutón.


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