El grupo yihadista ISIS controla zonas de Siria e Irak, donde impone su dictadura del terror
"¿Quién podría imaginar que en el siglo XXI las mujeres serían vendidas en el mercado por 1.500 dólares?", denuncia Nazdar, una refugiada de la minoría yazidí que huyó de Irak
"Si me hubiera quedado, sin duda me habrían matado. Lo peor era que mis propios primos habían salido a buscarme también", contó un sirio de la ciudad de Raqqa.
"¿Quién podría imaginar que en el siglo XXI las mujeres serían vendidas en el mercado por 1.500 dólares?", denuncia Nazdar, una refugiada de la minoría yazidí que huyó de Irak
"Si me hubiera quedado, sin duda me habrían matado. Lo peor era que mis propios primos habían salido a buscarme también", contó un sirio de la ciudad de Raqqa.

Refugiados sirios cruzan la valla que separa su país de Turquía, en la
zona fronteriza de Akcakale (Siria) el pasado junio.
Los combates entre los soldados kurdos y las milicias del Estado Islámico en la ciudad próxima de Tal Abyad provocaron la huida de cientos de personas hacia suelo turco, a las que el ISIS perseguía para que permanecieran en Siria. / (AP Photo/Lefteris Pitarakis).
Los combates entre los soldados kurdos y las milicias del Estado Islámico en la ciudad próxima de Tal Abyad provocaron la huida de cientos de personas hacia suelo turco, a las que el ISIS perseguía para que permanecieran en Siria. / (AP Photo/Lefteris Pitarakis).
Una patrulla de la Hisbah, la policía que
vigila las 24 horas el cumplimiento de las normas del llamado ISIS en
Raqqa (Siria), avanza despacio. Aquí, el temido grupo islamista es el
orden y la ley, como aparece en un reportaje de Vice News. "Párate", le
dice el copiloto al conductor. El miembro del grupo policial llama a un
transeúnte, que se acerca hasta la ventanilla, y le advierte de que le
diga a su mujer que se tape mejor.
"No tiene sentido que compartas a tu mujer. ¿No eres un buen musulman?", reflexiona ante la cámara y, con orgullo, reconoce que a quien no sigue las normas "le obligamos" a doblegarse.
Rami, de Raqqa (Siria)
Rami, de 27 años, vivía
en Raqqa y cuando el ISIS (el autodenominado Estado Islámico) se hizo
fuerte tuvo que huir: "Si me hubiera quedado, sin duda me habrían
matado, sin preguntas".
Rami habló con eldiario.es cuando
caminaba con un grupo de refugiados desde Serbia a la frontera húngara.
Tuvo que abandonar su ciudad e iniciar la travesía a Europa, primero en
una precaria embarcación desde Turquía hasta las islas griegas, como
han hecho unas 700.000 personas hasta octubre, según Acnur. En Raqqa –ciudad fuerte del ISIS en el norte de siria Siria que ha sido bombardeada por la aviación francesa tras los atentados de París– su vida pendía de un hilo: su nombre había entrado en la lista de la muerte.
Durante los primeros meses del conflicto sirio Rami había trabajado
como periodista y había decidido ayudar a uno de sus colegas americanos.
Uno de los principales periódicos internacionales le había expedido un
carné de prensa. No era algo que el ISIS fuera a perdonar fácilmente.
"Lo peor era que mis propios primos habían salido a buscarme también.
Casi todos ellos se habían integrado en el Estado Islámico. Casi todo el
mundo en Raqqa se había pasado a su lado, por eso son tan fuertes...
Raqqa será siempre su territorio. Por eso no había nadie que pudiera
protegerme", explicó.
En su huida a Europa, cuando se disponía a coger un bote hacia Grecia, se enteró de que habían matado a su padre.
Mohamed, de Hama (Siria)
Mohamed caminaba con su mujer de la mano, intentando huir de Hungría, cuando intentó explicar a este medio
por qué estaba en un país que no le gustaba, que les había maltratado,
en su huida de Siria. Contó su travesía por el Mediterráneo, las cuatro
horas que aguantó la pareja en el mar en un pequeño bote, los miles de
pasos a través de las montañas, pero cuando tenía que explicar qué le
forzó a abandonar su casa, en una pequeña ciudad cerca de Hama (Siria),
su voz se quebró.
"Escapamos de Siria porque hace
cuatro meses el Daesh (ISIS) mató a varias personas en nuestra ciudad y
tuvimos que huir. Nos gusta Siria, pero el Gobierno y los otros...". Los
otros, el ISIS, ahogan sus palabras. "No puedo".
Adman, de Irak
Admán (nombre ficticio) es un refugiado iraquí en España, que estaba con un pie en la calle cuando habló con eldiario.es. Terminaba las ayudas que el Gobierno español proporciona a los refugiados
y no tenía ningún lugar al que ir. Admán también huyó del ISIS, desde
otro de los países donde la bandera negra ondea con fuerza: Irak.
Aunque no precisó dónde vivía por su seguridad, Admán explicó que tuvo
que marcharse por la persecución que sufrieron de los extremistas
religiosos debido a sus creencias: son discípulos de San Juan Bautista,
minoría atacada por grupos radicales como el ISIS. Pero Admán, como
Mohamed, tiene reparos al pronunciar su nombre. Para él, son "ellos".
"Nos habían amenazado antes, pero un día 'ellos' fueron a atacar primero
mi farmacia y después mi casa. Tuve que salir de allí".
Midgin y Abdul, zona kurda de Siria
Midgin y su marido Abdul tenían tanto miedo que se lanzaron al mar
cuando el embarazo de la chica, de menos de 25 años, cumplía nueve
meses. Su bebé venía ya y sus padres decidieron que no podía ver el
mundo en el que se había convertido la zona kurda de Siria, donde vivían
y hasta donde había llegado el terror del ISIS. Midgin parió al pequeño Shaheen en medio del mar, en la barca que los trasladaba a Grecia.
Podían haber muerto en el mar, como 3.499 personas en lo que va de año
en la ruta del Mediterráneo, pero Abdul contó que quedarse en su hogar
podía significar perder a su familia. El azote del ISIS se manifiesta
con el reclutamiento de niños y de mujeres como esclavas sexuales.
"Porque así lo establecen sus normas", explicó desde Macedonia, donde
caminaba rumbo a Alemania para pedir protección internacional.

Midgin le recoloca la manta a su hijo en un momento de descanso durante
el camino que cruza de Macedonia a Serbia (Juan Luis Sánchez)
Nazdar, de Bashiqa (Irak)
Nazdar es una refugiada de la minoría kurda yazidí, que sufre la
persecución del ISIS por sus creencias y tradiciones. Huyó de su hogar
con su marido y sus dos hijos pequeños, pero con la vista puesta en los
familiares que dejaban en Bashiqa (Irak) tras las matanzas de los
yihadistas en Shinjar y zonas adyacentes. A Nazdar le rodaban las
lágrimas por las mejillas al hablar de sus padres, con problemas de
salud, que tras perder su hogar se refugiaban en una escuela pública en
el Kurdistán iraquí.
Tras la toma de la ciudad iraquí
de Mosul, los extremistas ocuparon Tel Afar y atacaron los pueblos que
circundan la montaña de Shinjar, produciendo un éxodo masivo de miles de
yazidíes que huían de las ejecuciones sumarias y las decapitaciones. La
muerte no era lo peor: Los secuestros empezaron a ser la norma y las
mujeres desaparecían en manos de los extremistas religiosos. Según contó
un refugiado a eldiario.es desde Grecia, las mujeres secuestradas
llamaban por teléfono a sus familiares: "U os convertís al islam, o nos
venden".

Nazdar friega los platos con su hija Alisar, de 6 años/ Foto: Clara Palma Hermann
Nazdar lloraba porque dejó su casa,
a sus padres, para ir a Europa pero no podía sucumbir a esto.
"Preferiría la muerte antes que ser secuestrada y vendida como esclava".
Incrédula, se preguntaba: "¿Quién podría imaginar que, en el siglo XXI,
las mujeres serían vendidas en el mercado por 1.500 dólares?".
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Este artículo contiene información de Olga Rodríguez, Sergi Cabeza, Juan Luis Sánchez, Bostjan Videmsek, Gabriela Sánchez, VICE y Clara Palma.
Documental | 'El Estado Islámico'
Si quieres saber más sobre cómo es la
vida bajo el mandato del ISIS en Raqqa, Siria, te recordamos el
documental 'El Estado Islámico', de Medyan Dairieh en VICE, que publicó Desalambre.
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