
"Se me llena el corazón de lágrimas de misericordia y sonrisas de Dios"
George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
La llamada de auxilio del joven marroquí enfermo de cáncer al que se le había denegado el asilo hace unas fechas ha surtido efecto. Según informan a SevillaelDiario.es fuentes de Accem, la organización que le ha acompañado en los dos últimos años de lucha médica y administrativa tras llegar a España a nado en mayo de 2017 procedente de su país natal, el joven ingresó este pasado miércoles en un dispositivo de atención sociosanitaria para personas sin hogar.
8.000 personas, al menos un cuarto de ellas menores, entran a nado en Ceuta en plena crisis con Marruecos
En concreto, de acuerdo a las fuentes, el joven se encuentra ya en el centro de acogimiento temporal y atención sociosanitaria a personas sin hogar, en situación de convalecencia tras alta hospitalaria, que la asociación nacional AFAR dispone en Sevilla Este.
En las últimas semanas, después de que le denegaran tanto la protección internacional como la subsidiaria en virtud de cuya solicitud mientras residía en un llamado 'piso de autonomía' de uno de los programas de Accem, la entidad había tanteado algunos recursos que podrían adaptarse a las difíciles circunstancias personales del joven, de 30 años, cuya enfermedad está avanzada y de la que viene siendo tratado en el área oncológica del Hospital Virgen del Rocío de la capital hispalense.
Tras un breve paso por el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta y por las naves del Tarajal de Cruz Roja, llegó derivado a Sevilla en octubre de hace dos años como solicitante de asilo, momento desde el cual había recibido una “atención integral” por parte de Accem. “Necesito ayuda, por favor”, reclamó en un breve contacto con este diario después de que la resolución de la Oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior llegara a finales de junio como un jarro de agua fría tras año y medio con el expediente abierto de petición de asilo. Le habían concedido a priori una prórroga hasta octubre, pero ya se le había comunicado formalmente que no cumplía los requisitos para seguir en el programa del que era beneficiario a través de Accem.
La organización había activado la red colaborativa entre entidades públicas y privadas para la búsqueda de un centro de acogida donde se le pudiera atender, también desde el punto de vista sociosanitario. Tiene concedida una ayuda al alquiler pero el avanzado estado de su enfermedad complicaba poder encontrar un recurso dado su perfil “muy vulnerable”. Gracias a Accem, sus necesidades básicas han estado cubiertas en este intervalo de incertidumbre pese a que ya no se encontraba dentro del programa concertado con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
La denegación de asilo podría entrar jurídicamente dentro de lo previsible teniendo en cuenta que cuando llegó a España ya presentaba la enfermedad, si bien desde confiaban en que su delicado estado de salud pudiera abrir alguna puerta después de que no se le tuvieran en cuenta las razones humanitarias que había alegado mientras fue renovando puntualmente su solicitud de protección internacional.
También se le pidió sin éxito el traslado a un centro específico de atención integral, si bien pudo disponer de ayuda a domicilio y de un equipo técnico de apoyo durante varios meses entre 2022 y 2023. Tres ciclos de quimioterapia y dos trasplantes de médula el año pasado, también con la Covid de por medio y con notables efectos secundarios, no pudieron frenar el cáncer que padece y para el que recibe en los últimos tiempos una quimioterapia paliativa.
Accem también pidió recientemente que se tuvieran en cuenta razones humanitarias para poder acceder a una documentación básica. Fuentes de los ministerios mencionados eludieron pronunciarse sobre casos personales o circunstancias individuales. Desde Interior indicaron que “la Oficina de Asilo y Refugio realiza un estudio individualizado de cada petición y resuelve cada expediente atendiendo a la legislación sobre protección internacional”.
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"Se me llena el corazón de lágrimas de misericordia y sonrisas de Dios"
Veamos el origen lingüístico del concepto pobreza que en su origen latino deriva del término paupertas-paupertatis: miseria, escasez, carencia absoluta de lo necesario. ¿Es justo que esa condición se pueda interpretar como una virtud, cuando en realidad la pobreza es una desgracia y el resultado de una bárbara injusticia asumida como "normalidad" del sistema social?
Seguramente la confusión conceptual y religiosa procede de una bienaventuranza evangélica muy malentendida al traducirla y practicarla: "Bienaventurados los pobres de espíritu(¡?), porque de ellos es el Reino de los Cielos". El significado de esta frase no es precisamente elevar la miseria a la categoría de una virtud, aunque también confunde bastante el concepto literal de "pobres de espíritu", que es realmente una contradicción. Precisamente, quienes no tienen conexión con el espíritu, los "pobres de espíritu"reales, son los que generan la pobreza material del resto de la humanidad que no comparte esa condición.
La verdadera riqueza del ser humano, es precisamente el espíritu, que nos despierta, que nos nutre a niveles inteligentes y lúcidos, que nos va educando desde los resultados prácticos de nuestras conductas y experiencias y así descubrir en la vida la energía necesaria para ser independientes de la ambición material, de los apegos enfermizos a poseer, a dominar y esclavizar mente, emociones, voluntad y conductas, costumbres, ideologías y religiones. De modo que "religiosamente" ¿ser pobre material es ser pobre de espíritu, o sea, estar desconectados del espíritu, porque al espíritu le mola que haya gente que carezca de lo necesario, que necesite, incluso, que existan pobres para poder darles limosna y así "ganarse el cielo" siendo los "buenos de la película"? O sea, que si de repente desapareciera del mundo la pobreza y todos fuésemos ricos ¿ ya no haría falta "ser pobres de espíritu" para entrar en el Reino de los Cielos? ¿No se tratará, precisamente, de que en el Reino de los Cielos nadie sea pobre de espíritu y por ello, desaparezca la pobreza en todos los niveles, porque la igualdad y la justicia del amor sin barreras miserables la ha eliminado para siempre?
Hay quienes están convencidos de que si toda la humanidad fuese pobre, estaríamos a salvo de nuestros peores autoengaños y chapuzas indecentes. Y entonces, ¿podría esa pobreza universal acabar con la violencia de género, con la pederastia y los abusos, con la envidia, la venganza, el odio, los malos tratos, la mentira como sistema, etc, etc...? ¿Acaso no hay pobres que roban y matan para poderse comprar cocaína, un móvil, hacer un viaje o comprarse un coche? No se trata de que hagamos de la pobreza una virtud, porque no lo es. La pobreza es la consecuencia de una desgracia globalizada a cargo de la avaricia, el egoísmo y la hipocresía usada como trampantojo de la "virtud".
Un
ejemplo de lo más ilustrativo es Francesco d'Asssisi. No eligió ser
pobre para ser santo. Lo eligió porque el dinero, la riqueza, el poder y
la casta social le impedían ser feliz realmente. Por eso en medio de
una misa en la catedral de Asís, se quitó la ropa lujosa que llevaba y
una vez desnudo, se largó de la iglesia y del modo de vida que había
llevado hasta entonces. Millonario en espíritu emprendió el camino de la
liberación, en el que nunca les faltó lo necesario a él ni a sus
compañeros ni a su amiga Clara que hizo lo mismo...No se trata de
religiones ni cultos a un dios que sólo existe en los retablos, pinturas
y relatos milenarios de humanos confusos o fanáticos, se trata de
descubrir que esa energía vive dentro de nosotr@s y dejar que nos
indique el camino, así de sencillo y de claro...Por nuestros frutos nos
conocerán, ni más ni menos...
Lo que sí es sano, justo y feliz es aprender a vivir sencillamente con lo que necesitamos cada día y compartirlo si a nuestro alrededor hay quienes no pueden comer ni tener un techo, viviendo como herman@s, sin miedo a la pobreza, sin necesidad de ir de compras y gastarse un pastón para llenar el vacío que se lleva dentro y que nada puede llenar si no se ES, por ello sólo se está y se existe, sin más horizonte que vivir constantemente como una plaga de insectos humanoides, depredando y asqueándose a continuación de lo depredado, que nunca sacia la necesidad y el vacío de alma y conciencia, por más millones que se acumulen. Quienes desarrollan alma y conciencia nunca serán millonarios, porque ya son plenamente ricos de verdad y lo que les sobra lo comparten encantados de la vida. Jamás son 'pobres de espíritu', un verdadero oximoron o contradictio in terminis. La clave de ese estado ontológico es la libertad consciente y vital respecto al deseo y al apego ansioso. Viviendo el presente en cada momento. como los lirios del campo y las aves del cielo, sólo con alma y conciencia de niñ@s, se tenga la edad que se tenga.
En realidad el concepto hebreo original del término "pobre" no es el mismo que el significado latino. En hebreo ese término es anawim cuya traducción equivale a "humilde y sencillo", no significa que haya carencia de recursos materiales, sino la condición y el ejercicio de la humildad y de la sencillez. Desde
esa base semántica el concepto tiene todo el sentido como
bienaventuranza que es el resultado de la bendición, que además es
equilibrio personal y comunitario. Este conocimiento nos sirve para
distinguir los matices del lenguaje cuando se cambia o se manipula
culturalmente, sin conocer ni especificar los contenidos de las
palabras. Jesús no deseaba la miseria ni la pobreza para los seres
humanos, cuando enumeró y explicó las Bienaventuranzas, sino el ejemplo y
la felicidad de los humildes y los sencillos, que con su manera de ser y
de convivir, siempre hacen posible el reino de los cielos en la tierra.
La sencillez y la humildad son rasgos felices y verdaderamente
inteligentes que produce el autoconocimento, de la especie humana, el gnozi seautón/conócete a ti mismo,
de Sócrates. Desconocer esa realidad y hacerla imposible, es la
desgracia de tod@s. Los humildes y sencillos son los sabios auténticos,
las puertas y ventanas de la humanidad por donde entran la luz para ver y
el aire para respirar y sanar el medioambiente. Un ejemplo del siglo
XX: Mahatma Gandhi y otro de siglo XXI: Greta Thumberg, entre otr@s
much@s que no conocemos, pero gracias a l@s cuales, aun resistimos como
especie en un mundo como éste, saltando sin parar entre la idiotez y la
amnesia como sitem in failure.
Estoy convencida de que si Jesús de Nazaret anduviese por aquí, elegiría como salmos cantables y bailables, las estrofas de una canción como, por ejemplo, Bendita la Vida de los Txarango. Donde el tesoro de la riqueza auténtica -y el adiós a la pobreza miserable-, se lleva en el corazón, que riega y alimenta el pensamiento, la mente y la voluntad.
Bienaventurados
los ricos de alma, corazón y conciencia, porque en la sobriedad plena y
sensata dan en el clavo de la felicidad sin dejar víctimas por el
camino y compartiendo la vida por amor, compasión y sorofraternidad
inteligente, llena del humor de dios, y por ello haciendo imposible la
pobreza y la miseria.Y haciendo posible un cielo nuevo y una tierra
nueva.
lisis que se pueden hacer de las elecciones pasadas y del complejo panorama político que dejan para la formación de Gobierno, hay algo sencillo que me interesa destacar: la política tiene que ver con la vida, con la realidad personal y familiar de la ciudadanía. Escribo que se trata de algo sencillo porque debería ser una evidencia, una raíz de la lógica representativa de los parlamentos. Pero las dinámicas comunicativas se dedican hoy a empujar los asuntos sencillos a mundos virtuales separados de la vida real, un relato de obsesiones que mutilan cada experiencia personal en fábulas negacionistas, conspirativas o supersticiosas. Esa es la tarea de las estrategias de crispación.
Estamos todavía en la España democrática que superó las mezquindades de una dictadura. Un plan mal diseñado puede hacer que los discursos del odio y la crispación no lleguen a separarnos de la vida cotidiana y obliguen a volver los ojos a la realidad más personal de los asuntos en juego. Se quiebran entonces los argumentos que degradan la política, algo que no sirve para nada, un ámbito de mentiras y corrupciones generalizado, y resulta entonces necesario plantearse las ideas de la España progresista o conservadora más allá de los debates abstracto sobre las ideologías. Es decir, se evidencia que la ideología tiene que ver con las cosas que nos pasan.
Las expectativas en las últimas elecciones no eran buenas para el Gobierno de coalición. Además de la mala propaganda de las encuestas manipuladas y la prensa militante, parecía lógico pensar que 5 años de Gobierno difícil, con la pandemia y la crisis bélica en Europa, iban a pasar una factura alta. Se vaticinaba una mayoría holgada del PP y VOX en el fundamento virtual y quimérico de que España se hunde, se rompe, naufraga económica y socialmente. Pero la ideología es real, conforma la realidad, y algunos excesos ideológicos han interpelado a una parte mayoritaria de la ciudadanía, a los cimientos de la verdadera realidad española. Por eso no se ha producido ni el hundimiento del PSOE, ni la demonización de Sumar, ni el dominio absoluto de la política reaccionaria.
En las propias autocríticas de la derecha, han surgido ya los argumentos de la realidad que quebraron el diseño virtual de sus consignas. La negación de la violencia machista y el desprecio a las conquistas conseguidas por las mujeres en favor de la igualdad puede animar rencores y chistes en determinados ámbitos, pero despierta una alarma íntima en buena parte de la sociedad española, compuesta día a día por mujeres que también son madres, parejas, hermanas o hijas. Ocurre los mismo con los desprecios a la homosexualidad, unos prejuicios que saltan del pensamiento reaccionario a la vida diaria en un país que ha normalizado en los últimos años la presencia familiar de la homosexualidad. Es complicado que un padre o una madre voten contra su hijo, su hija y sus parejas del mismo sexo.
Me gustaría añadir, junto a la violencia machista y a la homosexualidad, dos asuntos más en las interferencias política de la realidad que han impedido la mayoría absoluta de la derecha y la extrema derecha. En primer lugar, parece difícil Gobernar España cuando se desprecia su diversidad y se alimentan agresividades contra Cataluña y El País Vasco, negando su realidad histórica y actual. En segundo lugar, la economía, el buen momento vivido por la economía española en medio de la pandemia y la crisis de Ucrania. Pienso que muchos empresarios, igual que las madres de los homosexuales, han decidido votar a la izquierda para no poner en peligro su realidad. Es lógico que alguien que esté haciendo buenos negocios en Marruecos o en España no quiera poner en peligro su situación en nombre del odio a los moros o a los sindicatos. Resulta un contrasentido provocar crisis sociales y conflictos innecesarios. Son perspectivas que deben tenerse también en cuenta.
Todas estas preocupaciones, que unen la política a la vida cotidiana, han permitido limitar la victoria de la derecha y la extrema derecha. Más allá de los resultados, y en medio de las redes de bulos y declaraciones calumniosas, creo que es muy bueno para la democracia esta necesaria demostración de las relaciones imprescindibles entre la política y la vida. La situación electoral muestra la diversidad española. A la hora de interpretar resultado, considero conveniente tomarse en serio esta unidad de política y realidad cotidiana. Caer en fábulas y paisajes virtuales, seguir en las estrategias de la crispación, será una mala apuesta para la democracia.
Estos últimos días hemos visto en los medios de comunicación como han saltado dos alarmas sanitarias por sandías importadas de Marruecos con presencia de un pesticida prohibido en Europa, concretamente el metanilo. Y ya hay quién se apresura en las redes en afirmar que esto demuestra que los controles funcionan y qué con la producción española estamos a salvo.
Bueno, pues vamos por partes. Primero hay que tener en cuenta lo que hemos denunciado en el informe de la campaña Buena Suerte, y es el llamado efecto bumerán. Esto es: substancias que tienen prohibido su uso en la UE, dada su alta toxicidad, pero que se permite que se fabriquen y exporten a terceros países, en este caso, Marruecos. Tóxicos que vuelven a nuestras mesas vía importación. Eso es exactamente lo que ha pasado, aparte de obviamente poner en peligro la salud de los habitantes de los países que reciben el químico que aquí no queremos. Sólo esto ya es un crimen.
¿Cómo es posible que una substancia que es tan tóxica que tiene prohibido su uso dentro de las fronteras, se permita su fabricación y exportación a otros países que la van a usar para vendernos esos alimentos rociados con esa substancia?
En 2021, China, EE UU, Francia, Alemania, India y España fueron los mayores exportadores de pesticidas del mundo
Pues como seguro que han adivinado, se trata de un negocio descomunal. El uso de pesticidas no hace sino aumentar año a año. Así, el uso total de pesticidas había aumentado en más del 50% en 2010 en comparación con 1990, y las cantidades totales comercializadas se triplicaron entre ambas décadas. El comercio mundial de pesticidas ha seguido la misma lógica, alcanzando más de 6 millones de toneladas en 2019 con un valor de exportaciones de 39.000 millones de euros. Pero además de incrementarse el uso de pesticidas, se está incrementando su intensidad. Si observamos por países, vemos que en el año 2021 son China, EE UU, Francia, Alemania, India y España los mayores exportadores de pesticidas del mundo y que, por regiones económicas, la UE sigue liderando.
¿Se debería prohibir está práctica? Claro, y países como Francia ya lo han hecho ¿Qué pasa con la producción española? Pues miren, somos el rey absoluto en el uso de pesticidas en Europa. Nuestros suelos agrarios reciben, anualmente, más de 76.000 toneladas de pesticidas, y somos los que menos controlamos, tal cual.
Para controlar los pesticidas existentes, los países de la UE están obligados a publicar anualmente el número de muestras de alimentos y qué pesticidas y en qué cantidad se han encontrado. Los últimos datos disponibles para el Estado español hacen referencia a los resultados del programa de vigilancia y control de residuos de pesticidas en alimentos del año 2020. Durante el mismo, se tomaron 1.543 muestras. Para hacernos una idea de si eso es mucho o poco, en 2014 se tomaron prácticamente el doble. En términos de muestras per cápita supone seis muestras por cada 100.000 habitantes. En Alemania se toman 23 por cada 100 000 habitantes, en Francia 12, en Italia 18, en Países Bajos 19, en Dinamarca 35 y en Rumania 30, por poner diversos ejemplos. Siendo más claros: el Estado español es el país de la UE que menos muestras analiza per cápita, seguido de Polonia.
Otro tema preocupante para el Estado español, además de las poquísimas muestras que se toman, es qué tipo de pesticidas se analizan en las muestras. Los criterios de selección de qué se debe analizar no están claros, ya que no se evalúan todas las sustancias utilizadas en la práctica agrícola en el país. De hecho, de los 50 pesticidas más utilizados, según datos del Ministerio de Agricultura, no se evaluaron algunos de los productos de mayor consumo. La no selección de estos compuestos para su evaluación supone que más del 62 % de los pesticidas disponibles no han sido supervisados por el programa de control de estos residuos en los alimentos.
Si han llegado hasta aquí se preguntarán, ¿cómo salimos de este callejón sin salida? Pues miren, haciendo caso al propio Parlamento Europeo y en aplicación del principio de precaución, el Estado español debe ser un territorio libre de pesticidas sintéticos para el año 2035, además de decretar ya la prohibición de la fabricación y exportación de los pesticidas prohibidos a terceros países.
Nos va la vida en ello.
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Comentario del blogg:
Este vídeo que acabo de encontrar es un regalazo que no tiene desperdicio, sólo puedo desear que lo disfrutéis y que os ayude y anime a escarbar con serenidad, paz y alegría dentro de vosotr@s...Por suerte, en mi barrio y en el edificio donde vivo, puedo asegurar, que ya vamos viviendo espontáneamente el día a día, en ese plan. Que todo el cambio empezó en la pandemia y que no deja de crecer; o sea, que primero el impulso de podemos ha ido dando las pistas para descubrir que el único camino posible para seguir avanzando es la suma de todo lo mejor que se va pudiendo hacer, mejorando el presente para que sea posible el futuro, que en realidad, sólo es la esperanza de mañana...Así descubrimos que amar y ser, -como la eternidad renovable que nos resucita en cualquier plano del existir- siempre es presente.
No tengo ni idea de quien es Santiago Villamayor, pero sí tengo la seguridad de que es herman@ de tod@s. Bendito es y bendito sea!
Santiago Alba Rico
Escritor, filósofo y ensayista
Público
Como sabemos, hay dos figuras retóricas que utilizamos con frecuencia, de manera cotidiana y banal, y de las que a veces abusan los periodistas y los políticos. Tenemos, por un lado, la sinécdoque, que consiste en nombrar la parte por el todo o viceversa; y tenemos la prosopopeya, mediante la cual atribuimos cualidades humanas a una entidad o concepto abstracto. Sin ellas sería muy difícil hablar y casi imposible dar la mayor parte de las noticias; pero su uso esconde a veces trampas conceptuales potencialmente engañosas. "Los españoles votan a la derecha" o "los españoles votan a la izquierda" son sinécdoques a través de las cuales solemos resumir un resultado electoral, olvidando que los partidos que pierden las elecciones también están compuestos de españoles. "España vota a la derecha" o "España vota a la izquierda" son, por su parte, prosopopeyas que se representan España como una persona vida dotada de una única voluntad.
Si pretendemos titular las elecciones del pasado domingo mediante estas dos figuras retóricas, hay que reconocer que tan legítimo es que Feijóo declare que "España y los españoles han votado al PP" (pues ha sido, por los pelos, el partido más votado) como que Sánchez y Díaz afirmen que "España y los españoles rechazan las políticas reaccionarias del PP y de Vox"" (toda vez que, en efecto, el resultado no da a la derecha una mayoría suficiente para formar Gobierno). ¿Quién ha ganado entonces las elecciones? No las ha ganado, no, la derecha, pese a la exigua ventaja en votos de Feijóo sobre Sánchez, pero tampoco —seamos un poco sensatos— las ha ganado la izquierda, por muy grande que sea nuestro alivio desde el pasado domingo.
¿De quién ha sido la victoria? Las elecciones, digamos la verdad, las ha ganado la dificultad. Y eso es manifiestamente bueno. Pues si aceptamos, como sostengo en el primer párrafo, que España es un país difícil (una radical complejidad histórica y territorial, un nudo endiablado), podemos rematar todos estos tropos poéticos afirmando que "España ha elegido la dificultad" o, valga decir, que "España se ha votado a sí misma" o, a modo de colofón retórico, que "España ha ganado las elecciones". Esto es lo realmente bonito e incómodo del 23J: España quiere ser difícil, aunque no quepa bien en el lecho de Procusto; pide ser desatada con cuidado, como un nudo enrevesado, y no ser forjada en un molde de un solo hachazo. Este "querer ser difícil" es lo que a veces se llama, con otro nombre, democracia
Bienvenida sea, pues, esta dificultad precariamente victoriosa que la derecha, desde don Pelayo, quiere simplificar de un tajo. Bienvenido sea un resultado electoral que reivindica —también por los pelos— la complejidad democrática sobre la simplicidad retórica y autoritaria. Bienvenido sea ese país difícil que asoma a veces entre las costuras y que nunca acabamos de construir.
España, sí, es un país difícil y lo es por muchas razones. Algunas las comparte con el resto del mundo: neoliberalismo revolucionario, desigualdades sociales, descrédito de las instituciones democráticas. Pero frente a las crisis globales cada país reacciona recapitulando y actualizando su propia historia. No sé si la de España es la más triste, como lamentaba Gil de Biedma, pero está quizás en el top 10.
El miedo que muchos hemos pasado en las semanas anteriores a las elecciones y el alivio con que respiramos desde el domingo pasado tiene mucho que ver con este regüeldo o regreso del estilo hispano: ausencia de élites democráticas, alianza entre los intereses económicos y el pensamiento reaccionario, negación radical del otro en nombre de una España encogida y homogénea en la que precisamente España —la España difícil que ha sacado la cabeza en las últimas décadas— no cabe.
Paradójicamente la derecha española ha llamado siempre "España" a una idea abstracta muy simple y "anti-España" a la difícil España realmente existente. Nuestra derecha se ha radicalizado, como la estadounidense, la italiana o la brasileña, pero lo ha hecho de una manera muy castiza, mediante un negacionismo patriótico que niega precisamente la endiablada dificultad de España. Esta es la paradójica dificultad adicional de un país difícil y mal construido: la de una derecha premoderna que quiere simplificar todas las dificultades: las relaciones entre los cuerpos, las relaciones entre los territorios, las relaciones entre los poderes, las relaciones entre las clases, las relaciones entre las memorias.
Así que convendría no olvidar algunas cosas. La primera: que esa derecha simplona y radical no ha ganado, pero tampoco ha perdido las elecciones. El domingo pasado no consiguió los votos necesarios para gobernar el Estado, pero gobierna la mayor parte de las instituciones locales y autonómicas y, sobre todo, opera ya en una sociedad antropológicamente más neoliberal, más reaccionaria y menos democrática.
Tampoco conviene olvidar —en segundo lugar— que la España difícil que ha ganado las elecciones (por utilizar la sinécdoque abusiva banal) no es de izquierdas: el escrutinio visibiliza de hecho la España republicana y federal que aún no existe de derecho. En España no hay, como se cree, un bloque de derechas enfrentado a un bloque de izquierdas.
Hay una derecha castiza, nacional, simplificadora y radical, enfrentada a una constelación territorial e ideológica diversa: formada —es decir— de dos izquierdas españolas (PSOE y Sumar, una más moderada y otra más transformadora), tres izquierdas nacionalistas no homologables entre sí (ERC en Catalunya, Bildu en el País Vasco y BNG en Galicia) y dos derechas nacionalistas, vasca y catalana, cuyos programas no se reducen al pragmatismo económico (PNV y Junts).
La España difícil es tanto de izquierdas como de derechas; por eso es ya republicana y federal y por eso, frente a la España simplona de Procusto y Alejandro, es mucho más democrática. España, de hecho, lo sabemos, no puede gobernarse democráticamente sin los nacionalismos centrífugos, de izquierdas y de derechas, a los que habrá que agradecer que, en una coyuntura difícil (y a veces con un ejemplar sentido de la responsabilidad), estén ayudando a las izquierdas españolas a salvar la democracia y el derecho en España.
A cambio, el futuro Gobierno de coalición —si, como espero, llega a formarse— debería hacer explícita de una vez por todas la dificultad nuclear de nuestro país y movilizar todos los medios a su alcance para convencer a los ciudadanos de que la democracia —la complejidad negociadora, el nudo desatado a muchas manos— es mucho más satisfactoria, pacífica y eficaz que cualquier simplificación patriótica. Frente a la tentación de la simplicidad, alimentada por buena parte de los medios de comunicación, necesitamos una pedagogía de la dificultad: un patriotismo de nudos y lazos y no de tajos y atajos.
El verdadero desafío para ese Gobierno será el de construir una sociedad menos neoliberal, menos reaccionaria y más democrática que deje hablar y votar, pero no mandar, a los simplificadores. La España difícil que se ha votado a sí misma no se va a imponer en los próximos cuatro años como pluralidad de destino en lo territorial, pero el PSOE de Sánchez (del otro mejor no hablar) no debería olvidar que, más allá de sus negociaciones con Junts, la democracia en España seguirá estando en peligro mientras no se haga retroceder al mismo tiempo el neoliberalismo, el oscurantismo mediático y el castizismo institucional y territorial. La España difícil debe ser, de manera simultánea, un hecho electoral y un proyecto de futuro.
Pero la España difícil —por último— es ese conglomerado de cálculos, desencantos y temores que ha comparecido, de manera inesperada y en el último minuto, en unas elecciones en las que muchos votantes de izquierdas han votado a regañadientes y sin esperanza de representación. El PSOE no debe olvidar, por ejemplo, a los muchos votantes de Sumar que le han prestado el voto en provincias donde solo el partido de Sánchez podía obtener escaños. Una parte de Sumar está hoy dentro del PSOE y eso debe reflejarse en los acuerdos de Gobierno y en las leyes. Sumar, por su parte, no debería olvidar a los muchos abstencionistas convencidos que le han prestado el voto por temor a las políticas simplificadoras de la derecha radical. Si Sumar quiere comprometer para siempre a ese electorado intermitente de izquierdas tendrá que llevar su programa económico y social al Consejo de Ministros, sí, pero también ofrecer a los jóvenes que se politizan una organización acogedora, plural y democrática: el país difícil no puede ser aún federal y republicano, pero nuestras organizaciones políticas sí.
El 23J fue un alivio, no un triunfo. Ahora toca trabajar, atando y desatando nudos, para formar un gobierno que represente y defienda la España difícil y democrática y deje poco a poco sin habitantes, mediante leyes mejores y mejor defendidas, esa España simplificadora y autoritaria que la derecha castiza radicalizada (racista, machista, homófoba y neoliberal) va a seguir tratando de imponernos, con democracia o sin ella.
La meditación existe desde tiempos inmemoriales en las diversas tradiciones espirituales de Oriente y Occidente. En Occidente, en el siglo XX, se han desarrollado métodos derivados de métodos tradicionales de meditación, que se han inspirado en técnicas orientales, como es el caso de la Meditación Trascendental, el Mindfulness o Atención Plena o el Big Mind, entre otros.
En el mundo de la psicología han sido diversos los autores que se han interesado por estos temas, desde los inicios del siglo XX. El primero que hace alusión a la meditación es William James (1902), en su libro Las variedades de la experiencia religiosa.
Posteriormente, son muchos los científicos interesados en indagar o en experimentar con la meditación, como Carl Gustav Jung, con su práctica de la “imaginación activa”, Erich Fromm con el “Zen” y, posteriormente, un número creciente de autores dentro de las psicologías transpersonales que integran la meditación al ámbito de la psicoterapia y del crecimiento personal.
En los años 70 nos encontramos con los primeros estudios científicos sobre los efectos psicológicos de la meditación. Desde entonces, y especialmente desde la década de los 90, el número de estudios sobre este tema ha experimentado un aumento exponencial, que ha sido mayor en los últimos 10 años. En la misma década se hace el primer estudio sobre los efectos del mindfulness, un método derivado del Vipassana, que se ha adaptado para la intervención en salud mental. Los estudios más frecuentes, en los últimos años, se han realizado con el mindfulness, cuyo uso se ha generalizado en el ámbito clínico.
La meditación puede tener muchos efectos positivos, en ciertos casos, se pueden tener experiencias desagradables, producirse riesgos o incluso estar contraindicada. Estos fenómenos no son nuevos, pues las advertencias acerca de los riesgos o dificultades del caminante espiritual están descritas por maestros o místicos de todas las tradiciones. Casi todos los autores actuales hablan de la meditación como un método que genera buenas experiencias. Lo que supone el riesgo añadido de que, al no advertirse de las posibilidades de tener experiencias desagradables, es más probable que quien las tiene experimente mayores dificultades o que no sea consciente de que dichos efectos pueden formar parte de un proceso de introspección o de autoconocimiento y que, elaborado adecuadamente, puede llevar a una mayor madurez y consciencia. Pero aún es más grave si alguna persona experimenta alguna alteración psíquica más seria y no es consciente de la necesidad de una ayuda especializada en el ámbito de la salud mental. Parece que la meditación no provoca los mismos efectos en todo el mundo y por ello es importante tomar consciencia de sus beneficios y de sus riesgos.
Un sesgo bien conocido en la toma de decisiones individuales es la tendencia a evitar información sobre resultados potencialmente negativos. La capacidad de un individuo para tomar buenas decisiones depende fundamentalmente de su conocimiento del estado del mundo. En la medida en que las emociones anticipatorias negativas juegan un papel importante en la evitación de la información, un entrenamiento mental que apunta a la regulación de tales emociones podría ayudar a disminuir su influencia en la toma de decisiones.
Una de esas formas de entrenamiento mental es la meditación de atención plena (mindfulness) cada vez más popular en occidente debido a una variedad de beneficios, por ejemplo, para la salud, el estrés, la depresión y la productividad. La meditación fomenta un estado mental particular (atención sin prejuicios al momento presente), y varias evidencias de la psicología y la neurociencia han demostrado que su práctica puede aumentar los niveles de atención y regulación emocional (y, de hecho, cambiar estructuralmente las regiones del cerebro asociadas con tales tareas).
Un estudio reciente realizado por Elliott Ash, profesor de Derecho, Economía y Ciencia de Datos en Zúrich y publicado en Economics Letters, muestra que las personas pueden reducir esta tendencia hacia la evitación de la información a través de la meditación realizada de forma regular de atención plena. Los investigadores definen la práctica de la meditación de atención plena como sentarse quieto con los ojos cerrados, observando, pero sin responder, control de la respiración, de las sensaciones físicas, de los pensamientos y de las emociones.
Antes y después del experimento, los participantes del estudio tuvieron que responder a un conjunto de preguntas estandarizadas para determinar qué tan bien lidiaron con la información negativa y qué tan fuertemente respondieron a las emociones.
En esta investigación, los participantes (N=261) se asignaron aleatoriamente a una intervención de tratamiento (14 días de meditaciones guiadas de atención plena de 15 minutos) o a una intervención de control activo (14 días de escucha guiada de música relajante de 15 minutos). Los hallazgos muestran que la atención plena redujo la evitación de la información, es decir, la tendencia de un participante a evitar recibir información que pueda causar preocupación. En relación con el control activo, el tratamiento de atención plena redujo la escala de evitación de información en aproximadamente 0,25 desviaciones estándar.
Se proporciona evidencia de que el apoyo para la regulación de las emociones como un mecanismo plausible, ya que el tratamiento tuvo un efecto positivo en una medida de autoinforme de no reactividad a la experiencia interna.
Así pues, meditar durante solo 15 minutos al día ayuda a las personas a aliviar el estrés, aumenta su capacidad de concentración, reduce su riesgo de depresión y mejora su productividad. Al igual que en otros estudios, Ash y sus coautores pudieron demostrar que la meditación diaria aumenta la capacidad de las personas para lidiar con las emociones negativas. Este desarrollo positivo no se observó en los miembros del grupo control.
Los autores del estudio concluyen que la meditación de atención plena hace que las personas sean más resistentes a las emociones incómodas, lo que a su vez les permite procesar la información negativa de manera más objetiva. “Alguien que lidia bien con las emociones negativas también querrá saber qué podría salir mal como resultado de una decisión en particular", dice Ash. En otras palabras, el entrenamiento de meditación podría ayudar a las personas a tomar mejores decisiones. Dado que es más probable que también consulten información a la que podrían haber estado previamente en actitud negativa, estén más informados.
Se ha demostrado pues, que la atención plena reduce los síntomas de malestar basados en creencias, como la ansiedad y las preocupaciones habituales. En general, se ha encontrado que la atención plena aumenta las habilidades para regular las emociones.
Por último, compartir esta reflexión del escritor y médico inglés Sir Thomas Brown:
“Quienes no meditan ni han aprendido a estar solos, viven en prisión consigo mismos y tal vez también con otros”.
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Comentario del blogg:
Como pasa con todos los temas de la salud, la meditación debe ser adaptada a cada ser humano, como se aplican los mejores y verdaderamente eficaces tratamientos médicos. Ningún ser humano es idéntico a los demás, aunque compartamos humanidad y síntomas físicos y químicos, no compartimos genes idénticos ni almas ni conciencias iguales, así lo demuestran el iris de nuestros ojos y las huellas dactilares, siempre irrepetibles. Precisamente el acierto de la homeopatía se debe a ese modo de entender el factor humano, como lo entendían Hipócrates, Paracelso o Hahnneman: descubriendo la diversidad de pormenores que nos hace divers@s e irrepetibles, un@ por un@, por eso mismo en la homeopatía se considera fundamental la dilución de cada específico dosificado, según los estados y características personalizadas de cada paciente, algo que permite que el medicamento adecuado se pueda adaptar a cada un@, según su idiosincrasia personal, por lo cual, prácticamente nunca hay efectos secundarios relevantes, sino solamente alivio, mejoría y curación si el paciente se va despertando por dentro ayudado por elementos naturales repartidos en gotas, gránulos, glóbulos o cremas, tantas veces elaboradas por los farmacéuticos o por laboratorios abiertos a la diversidad y a la evolución.En Europa es lo normal, en España aun no se ha alcanzado ese nivel.
Por esa razón, los tratamientos idénticos para tod@s, en la alopatía masificada, sólo suelen aliviar los síntomas temporalmente y cuando se acaba el tratamiento, los síntomas regresan e incluso de agudizan y se cronifican, porque el ataque agudo se prolonga menos agresivamente en un ataque sutil y ya constante, hasta convertirse en enfermedad crónica y expansiva, por la repetición persistente que produce curar los efectos sin curar las causas. Justo al revés de lo que produce la homeopatía: una sanación exponencial, que aplicando mínimos vestigios diluídos al máximo de la sustancia atacante, crea una reacción fortalecedora del sistema defensivo que utiliza los ingredientes del ataque para crear desde dentro una vacuna natural, que desactiva, al mismo tiempo, la artillería infecciosa, inflamatoria e incluso, degenerativa. Exactamente lo mismo que hace la meditación en el territorio de la conciencia, las emociones y las ideas.
Es similar a lo que sucede con la diferencia entre tratamiento homeopático y alopático, para la enfermedad considerada solamente desde la fisiología y la anatomía, lo que ocurre con la meditación adecuada individualmente y la meditación aplicada en bloque como en una escuela o en un hospital, a todos en masa, sin un proceso de sereno y paralelo autodescubrimiento inicial y constante, que con la práctica, se va haciendo universal e inseparable de su fuente y origen infinito, claro que sí, pero que no debe universalizarse desde el principio, porque cada ser humano es un microcosmos que precisa autorreconocerse en el proceso de la enfermedad o de la deficiencia, para lograr sanarse, mejorar de verdad y superar las barreras egocéntricas, animalescas y primitivas del miedo, de la ignorancia, de la soberbia o la ira y la rabia, o el rencor, tantas veces confundidos con derechos y dignidades, que ocultan e impiden el paso de la humildad y el autoconocimiento imprescindibles para conocer a l@s demás y amarl@s como a nosotr@s mism@s, sean como sean y estén como estén. Igual que hacen los buenos médicos y terapeutas con sus pacientes.
Por todas estas razones, la meditación aplicada como medicamento alopático entraña más peligros que soluciones. La verdadera meditación como la medicina más eficaz, segura y ética, nos tiene que llevar a descubrir que, en realidad, somos nosotr@s mism@s, nuestros mejores médic@s. Pero para llegar a esa experiencia, hay que hacer la carrera completa con las prácticas y el estudio por dentro en paralelo al fuera. De ese modo, lograremos distinguir churras de merinas, enfermedad de salud, sueño de despertar, alucinación de lucidez, sabiduría y discernimiento de mera acumulación de datos memorizados, sin confundir el tocino con la velocidad ni un elefante con una bicicleta, como decimos en La Mancha.
Como todos los medicamentos y tratamientos, la meditación da resultado cuando el paciente va despertando y creciendo por dentro mientras se sana por fuera, si no es así, todo remedio produce toxicidad si se alargan los procesos, o en el peor de los casos, una huída de la realidad, que nunca acaba en nada bueno. Pero eso no es culpa de la meditación, como tampoco es culpa de los fármacos que un antibiótico o un analgésico produzcan reacciones peligrosas en una biomáquina humana que aun no se ha descubierto a sí misma y anda de puerta en puerta, buscando fuera lo que nadie le ha indicado ni ayudado a descubrir, lo que lleva dentro y cómo aplicar ese botiquín energético a la experiencia material de cada día.
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