La Operación Ciudadanos cabalga de nuevo
30 de noviembre, encuesta de Metroscopia para El País: "Triple
empate de PP, PSOE y C's a tres semanas del 20-D. Podemos se descuelga
de los vencedores". 20 de diciembre: Ciudadanos obtiene un 13,9% frente
al 22,6% pronosticado
Ciudadanos no ha cambiado un ápice su programa. Su éxito actual está fundamentado en la exaltación del nacionalismo español. Y se debe a su postura radical y por métodos coercitivos de la unidad de España.
El éxito demoscópico de Ciudadanos viene cargado de otras interrogantes. Es el partido más cuidado de España, prácticamente intocable. No se le pregunta ni por su financiación
Ciudadanos no ha cambiado un ápice su programa. Su éxito actual está fundamentado en la exaltación del nacionalismo español. Y se debe a su postura radical y por métodos coercitivos de la unidad de España.
El éxito demoscópico de Ciudadanos viene cargado de otras interrogantes. Es el partido más cuidado de España, prácticamente intocable. No se le pregunta ni por su financiación

Ciudadanos ganaría las elecciones generales en España. Así lo afirmaba la encuesta de Metroscopia para El País (13
de enero) que impactaba en el convulso momento que vivimos. Un 27% de
los votos serían para el partido de Albert Rivera, debido a una drástica
bajada del PP, el mantenimiento más o menos del PSOE y un descenso de
Unidos Podemos. Una pieza antológica dado que se sustenta en "estimación
de voto", precisado de "cocina", con las respuestas de 2.000
entrevistas telefónicas a móviles seleccionados de forma aleatoria
y porque, dentro de los muy precisos términos empleados en el texto, se
advierte: "Los datos [mejor sería decir los resultados] solo sirven
para medir un estado de ánimo coyuntural". Con esta base, se lanzaron
sin embargo las campanas al vuelo. Llegan los editoriales como "el auge
de Ciudadanos", la entrevista con el líder abriendo portada y viéndose
presidente, los artículos de opinión. Y la cadena de contagio en otros
miembros del clan de la prensa convencional, algunas añadiendo más
encuestas similares.

No escatiman elogios: talante pactista y pragmático,
centrista, reformista y dinámico. Se nos avanza que, a pesar de "la
identificación del líder y la victoria", Albert Rivera debe "tolerar
alternativas", en particular la de Inés Arrimadas, provista de "un
carisma" a su altura, si "Ciudadanos se atreve a abrir la cuestión
sucesoria". Tal cual.Si esto era en El País no desprecien tampoco la
portada de ABC con Rivera iluminado en sepia y rostro angelical en el
centro de un trío con los malcarados Pedro Sánchez y Mariano Rajoy a los
lados.
La sentencia contra Rajoy ha llegado. " La mitad del electorado del PP deja de creer en el partido" presenta El País en sus alegaciones, con el soporte de esa encuesta de ánimo
que ya se ha convertido en veredicto inapelable. Rajoy ha cometido
muchos errores y " el insensato sin escrúpulos" –como llamaron en un
editorial a Pedro Sánchez- hace lo que cabe esperar de un insensato sin escrúpulos por más que se esfuerce en ganar puntos entre los jueces de esta contienda.
Hagan el favor de seguirme al año 2015 un momento. 30 de Noviembre, encuesta de Metroscopia para El País:

"Ya solo quedan en liza tres partidos: Triple empate de PP, PSOE y Ciudadanos a tres semanas del 20-D.
Los tres llegan con la misma opción de ganar. Podemos se descuelga de
los vencedores". Con un hermoso queso que se reparten a 22 puntos con
diferentes restos tras las comas, las tres formaciones.
"Rivera llega en un momento dulcísimo", "entrenado, fresco, sin
mochilas del pasado", explicaba Luis Arroyo, sociólogo y presidente de
Asesores de Comunicación Pública, consultado por el diario de PRISA. Ciudadanos atrapa el voto joven y el de Podemos cae en picado, seguían los titulares.
Luego llegaron las elecciones y Ciudadanos obtuvo un 13,9% frente a ese
22,6% que le había dado Metroscopia tres semanas antes. El margen de
error fue como para retirarse de la profesión. El "hundido" Podemos
cosechó un 20,6%, Pero se crean "estados de ánimo", del ascenso de
Ciudadanos se contagió hasta el CIS, los consultados del CIS: "En
vísperas de las generales del 2015 el CIS les llegó a otorgar entre 63 y 66 escaños y sacaron 40, y en 2016 vaticinó que se mantendrían igual y bajaron a 32", cuenta Carmen Moraga en eldiario.es
Cuesta creer que no se esté recordando todo esto de forma masiva, que
se de como dato incontestable la encuesta con estos antecedentes,
repitiéndolo como un mantra, sin contemplar una sombra de duda. Y hay
que hacerlo. Asistimos al que parece segundo gran asalto de la Operación
Ciudadanos, animado por el éxito de Arrimadas en Cataluña y los errores
del resto. Han sido 1.102.000 votos con un crecimiento espectacular en
la Comunidad (367.000 desde 2015) pero es imprescindible valorar otros
factores.
El principal error del PP fue concurrir con
un candidato impresentable como García Albiol. El discurso de la mano
dura era tan intenso en el PP como en Ciudadanos, los catalanes
incómodos con el 155 lo estaban con cuantos partidos lo apoyaron, pero
Albiol era un fiasco insuperable, en particular comparado con Arrimadas.
Ciudadanos y PP compiten en ese nivel. El PSC nadó entre sus abultadas
contradicciones y no salió a flote. Unidos Podemos se equivocó en
Cataluña y no por pedir un acuerdo pactado. El principal fallo de la
convocatoria a las urnas fue, muy por encima de las demás, celebrar unas
elecciones bajo un estado excepcional, por no decir de excepción. Lo
escribí de hecho: daría cifras alteradas y en absoluto extrapolables al
conjunto de España.
El éxito demoscópico de
Ciudadanos, o mediático, o publicitario, esconde contenidos graves. El
partido no ha cambiado un ápice su programa, tiene el mismo que cuando
las encuestas ya le habían bajado a porcentajes del 12%. No es su
programa lo que se abraza. Su ascenso se debe a su postura radical y por
métodos coercitivos de la unidad de España. Es decir su éxito actual
está fundamentado en la exaltación del nacionalismo español. Doblemente
reforzado al enfrentarse a una catalanofobia que puede calificarse de
xenófoba. Es un segmento ideológico que se inscribe en terrenos
potencialmente peligrosos. Ciudadanos no es centrista, no es pactista
salvo con sus correligionarios conservadores, no lo es como forma de
resolver conflictos y bien lo ha demostrado en Cataluña. Girauta o Toni
Cantó son ejemplos bien contundentes del "pactismo" ciudadano.
Albert Rivera se desdijo -sin mover un músculo- de cuanto había
prometido. No iba a apoyar nunca un gobierno de Rajoy y lo hizo con todo
su equipaje. Y bajó en expectativas electorales. Ha votado con el PP
acciones conservadora s y vetado progresistas: se ha opuesto a tramitar
una ley de vivienda con soluciones habitacionales, por ejemplo. La
comisión de investigación de la policía política llevó mala vida con el
acuerdo de ambos. En muchos casos concurre con ellos el PSOE para evitar
se investiguen el Parlamento las cargas policiales del 1-O o para rechazar el veto a la venta de armas a Arabia Saudí e Irak. Ciudadanos intentó que el Congreso aplaudiera oficialmente la postura del PP frente
al independentismo, y en esta ocasión el grupo del PSOE no se apuntó.
No le ha pasado, nos dicen, ninguna factura. Sigue ¿cómo era?... En estado de gracia, en grandes momentos endulzados.
El éxito en las encuestas de Ciudadanos viene cargado de otras
interrogantes. Es el partido más cuidado de España, prácticamente
intocable. No se le pregunta por su financiación, y hasta las dudas del
Tribunal de Cuentas se saldan con argumentos de problemas técnicos.
Nada, de sus conflictos internos y deserciones. Nada del machismo que
aflora al menor raspado. O de cómo Rivera ha podido adquirir un chalet de 1 millón de euros
con las modestas cuentas que presentaba hace bien poco tiempo. Imaginen
que sucediera con alguien de izquierda. No hace falta imaginar,
recuerden. Las personas inteligentes, sensatas sin más, suelen hacerse
preguntas esenciales. ¿Por qué este trato tan desigual? ¿Por qué los
poderes apuestan ahora preferentemente por Ciudadanos?
De no producirse algún adelanto, las próximas elecciones son europeas y
locales. Ahí veremos lo que da de sí un programa ultraliberal basado
en la unidad de España. En mi opinión poco. En asuntos municipales
Ciudadanos ha tenido hasta ahora escaso éxito, aunque la gota malaya de
su ascenso (demoscópico) vaya calando. Al PP le está afectando tanto la
Operación Ciudadanos como su propia y escandalosa actividad. Fuera, en
el partido solo recibe aplausos y alguna ausencia.
El PSOE, nos dicen, anda viendo cómo retiene a los votantes que se pasan a Ciudadanos y al mismo tiempo busca atraer a votantes de Unidos Podemos.
Cuando se menciona y le mencionan como izquierda "arden las redes" en
ironías. La izquierda tiene votantes en España, por mucho que quieran
desmotivarlos, hay varios millones que ni siquiera atienden a lo que echan
por los medios concertados. Unidos Podemos deberá demostrar –todos
deberían pero es una entelequia pedirlo- que la política es la búsqueda
del bien común y que quién ocupe las sillas para lograrlo es accesorio.
Hace falta contar -desde donde quiera que estén- con quienes se atrevan
a enfrentar el profundo agujero de corrupción con su mezcla de poderes y
alteraciones de derechos, que subsume hasta las mejores intenciones de
cambio. No es tarea fácil. De momento, cojan las gafas de mirar
encuestas y recuerden: Metroscopia dio a Ciudadanos un 22,6% de
intención de voto 3 semanas antes de las generales de 2015, frente a
ese 13,9% que logró realmente. "La lucha del hombre contra el poder
[dejénme que inserte: turbio] es la lucha de la memoria contra el
olvido". Lo dijo Milan Kundera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario