lunes, 10 de diciembre de 2018

El extremismo unilateral, indudablemente y a la desesperada, también hace aguas y deja clarísima una deriva, que degrada la legitimidad del nacionalismo hasta el esperpento para convertirlo en una invitación al fascismo antidedemocrático y violento, al que las vidas humanas y el entendimiento de la pluralidad le importan un rábano. La mayoría de catalanes, afortunadamente, no está por la labor de provocar su propia ruina dictada por los naúfragos en la isla del exilio voluntario, porque la mayoría catalana es democráta y republicana de verdad, civilizada y sensata y está del numerito indepen borderline hasta la barretina. La mayoría de catalanes no está dipuesta ni de coña a ser la versión VOX del nacionalismo catalán por correspondencia, ni los reinos de taifas medievales, ni a saltar al precipicio como la reina mora de Siurana. Catalunya merece ser respetada y no solo por el gobierno de Madrid, sobre todo por la minoría catalana bloqueada aun en el medievo. Catalunya no quiere guerra ni muertos para dar bombo y platillo a una obsesión de naturaleza fascista, en un mundo plural y abierto al futuro. Confiemos en el seny que siempre construye y, como la sardana y els castells, saben unir respetando y valorando la diversidad. Visca la catalunya intel.ligent, que, feliçment, ès majoría!





Colorín, colorado...

Llegados a este punto solo cabe preguntar al presidente Sánchez para que está sirviendo la distensión, sobre qué podría dialogar con Torra, qué sentido puede tener a probar juntos un presupuesto


VÍDEO: PABLO PALACIOS




Las palabras del presidente Torra en Bruselas en la presentación del Consell per la República Catalana tienen la triste virtud clarificadora de liquidar las minúsculas esperanzas que pudieran quedar en la distensión y en el diálogo. Ya no hay marcha atrás, dijo Torra. La única salida es la vía eslovena, tirar para adelante con todas sus consecuencias, estamos dispuestos a todo. Le hacía la segunda voz el exconseller Toni Comín, el tramo que queda será dramático. Ha llegado el momento de pagar ese precio. Era la llamarada que faltaba para inflamar a sus seguidores e incendiar la situación. Con cuatro presos en huelga de hambre, con los Comités de Defensa de la República hostigando en las calles a unos Mossos desautorizados, a 10 días de la visita de Pedro Sánchez a Barcelona y a mes y medio de los juicios.
Está insensata apelación a la vía utilizada por Eslovenia en el año 1991 apuesta por la unilateralidad, ocultaba el pequeño detalle de que acabó en enfrentamiento armado que costó decenas de muertos y centenares de heridos. Después de oír lo que dijo Torra, de confirmar su visión de las cosas y sus intenciones, llamarse a engaño un segundo más es completamente absurdo. Llegados a este punto, que a mi juicio es el colorín colorado este cuento se ha acabado, solo cabe preguntar al presidente Sánchez para que está sirviendo la distensión, sobre qué podría dialogar con Torra, qué sentido puede tener a probar juntos un presupuesto, mientras Vox revolotea frotándose las manos.

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