Lo que ocurre en Gaza no se debe a ningún desastre natural.
No
ha sido un huracán, ni un tsunami, ni tampoco un terremoto lo que ha
destrozado la casa de Mohammad Saleh, que quedó totalmente destruída.
Han sido las bombas: él y los nueve miembros de su familia han tenido
que buscar un lugar en el que refugiarse hasta cuatro veces.
No
es la sequía la responsable de que Salwa y sus ocho hijos no tengan
agua en su casa. Sin apenas dinero para subsistir, Salwa se ve obligada a
comprar agua potable y no potable para beber y para lavarse. El 90% del
agua a la que tiene acceso la población de Gaza no es apta para el
consumo.
Tampoco es una
hambruna lo que provoca que Farah, su marido y sus tres hijos dependan
de la ayuda de UNRWA para poder comer. El 80% de sus vecinos en Gaza
comen también gracias a esa ayuda.
La
situación de Mohammad, Salwa y Farah y de otros millones de personas en
Gaza no es consecuencia de ningún desastre natural, sino de una
emergencia provocada por 10 años de bloqueo israelí.
Todos ellos dependen de los programas de ayuda de la UNRWA y de las aportaciones de gente como tú.
Muchas gracias por tu ayuda.
Desde UNRWA garantizamos que cada día 1 millón de personas en Gaza tengan acceso a alimentos, sanidad y educación. Por eso, es imprescindible el apoyo mensual de nuestros más de 6.000 socios. Únete a ellos.
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