¿Por qué soy médico homeópata? Por curiosidad
El 10 de diciembre pasado tuve la oportunidad de viajar hacia la curiosidad1, el amor y la locura junto con muchas otras personas, en el concierto homenaje a un renacentista de nuestro tiempo, Luis Eduardo Aute.
Siendo estudiante, tuve la suerte de encontrarme con sus canciones en los años 70, escuchar una y otra vez sus discos, cantarlas, sentirlas en el alma y emocionarme con ellas en la soledad compartida con mi tocadiscos, en compañía o en sus conciertos. Y en todos estos años, estas experiencias me han servido para seguir viajando al centro de la curiosidad.
Como aquella mañana en la Fundación Jiménez Díaz cuando el maestro Pedro Arnal me abrió los sentidos a las puertas del conocimiento médico. Después de visitar la sala de enfermos me dijo: José, una cualidad imprescindible para ser buen médico, es la curiosidad.
Y no puedo dejar de pensar en mis curiosos favoritos cuando escribo estas líneas. La curiosidad como forma de vida, cómo búsqueda de horizontes y de verdad en el viaje incesante de Leigh Fermor2. Un descubrimiento en cada relectura. Lecturas compartidas y búsqueda de sus libros absurdamente descatalogados en librerías de viejo.
La búsqueda de la verdad de Charles Darwin, la verdad científica que revolucionó el pensamiento sobre nuestros orígenes. Lectura de gozo y descubrimiento en mi adolescencia3. Lectura que llevaron a otras lecturas de sus libros siendo médico.
La curiosidad como tenacidad y trabajo4 en mi admirado Santiago Ramón y Cajal un científico inmortal en la tierra estéril de nuestra España. Fuente infinita de inspiración hasta en la luna. Polifacético y curioso impenitente hasta su muerte. Maestro de maestros. Siempre presente en el ánima de todos los que valoramos el estudio y el trabajo buscando la verdad y la belleza.
La curiosidad y el valor de los cazadores de microbios5 que pusieron nombre y apellidos a los causantes de las enfermedades infecciosas y facilitaron su prevención y tratamiento, a veces a costa de su propia vida. Inspiración para un estudiante de medicina actual a pesar del paso de los años.
La curiosidad que permitió a artistas6 como Piero della Francesca o Paolo Uccello descubrir la perspectiva y abrir las puertas a un modo diferente de pintar la vida. Un Piero descubierto a través del póster que ocupaba la puerta de la sala de Medicina Interna en mi rotación de residente de primer año. Pero si hay algún cuadro que produzca en mí perplejidad, fascinación y misterio no es otro que la batalla de San Romano con esos caballos únicos de Uccello. Ya sea en el Louvre, la National Gallery o la Galería degli Uffici su visión me hipnotiza y estimula mi curiosidad de representarme las tres tablas juntas y poder disfrutarlas a solas con sus lanzas al viento y caballos gravitatorios.
Curiosidad como forma de luchar contra el conocimiento establecido y buscar nuevas formas de curar las enfermedades y atreverse a saber como nos enseñaron Samuel Hahneman7 y Rita Levi-Montalcini8.
Curiosidad como dimensión moral y capital social de la medicina en los despertares9 y músicas de Oliver Sacks capaz de ponerse en el lado del paciente, de buscar soluciones imposibles y de Ronald Epstein10 con su práctica presente.
Curiosidad como cualidad necesaria para una práctica científica y humanística de la medicina porque en la historia de cada paciente hay algo único, interesante y vital para su cuidado11.
Curiosidad porque los hechos son meramente provisionales o contextuales. Porque la verdad de aquí y de hoy puede no serlo allí o mañana. Porque cuando nos imponen un pensamiento único estamos cerrando las puertas a lo posible. Curiosidad de Ellen Langer porque podemos cambiar12 y nos lo enseña con su nueva perspectiva, la psicología de la posibilidad. Lo que parece imposible es posible si existe tenacidad, ilusión y curiosidad.
Curiosidad para desentrañar la serie de palabras impelidas por Dios que se concreta en un poema13 de César Vallejo, Ángel González, José Hierro, Sylvia Plath y tantos otros que he tenido la suerte de disfrutar.
Curiosidad como búsqueda incesante de la belleza en el adagio para cuerda de Barber, el concierto para violonchelo de Elgar, la tercera sinfonía de Mahler, las óperas y oratorios de Händel, el saxo de Charlie Parker, la voz de Teresa Salgueiro, el desgarro de Camarón, o la banda sonora de John Barry mientras Robert Redford vuela sobre un África que ya me pertenecerá para siempre.
Curiosidad en la banda sonora de muchas de nuestras vidas contenida en las canciones eternas de Serrat y tantas otras notas y sonidos cosidos en el alma hasta llegar a Luis Eduardo y ……nada más, apenas nada más14…….
Curiosidad en definitiva, que nos ayuda a explorar nuevos conocimientos, nuevos mundos, nos conduce al asombro, nos abre a la experiencia y aumenta la liberación de dopamina. Curiosidad como motor de la vida y de las experiencias placenteras y felices. Curiosidad como la música, el chocolate, el sexo, las caricias, el amor. Curiosidad como motor de nuestros actos, deseos y expectativas.
Por todo eso, no he podido dejar de ser curioso, preguntarme por el nombre de las calles, la identidad de las estatuas, los rostros, las canciones, los libros, las películas de nuestras vidas.
Y fue la curiosidad lo que me llamó a embarcarme en la procelosa aventura de la homeopatía en la Facultad de Medicina de Valladolid durante dos años y tener la oportunidad de conocer a personas y profesionales extraordinarios, muchos de los cuales forman parte de mi vida.
Curiosidad por las preocupaciones y pensamientos de los pacientes, por sus necesidades. Curiosidad para mirar más allá del ordenador, de las cifras y letras de la cartera de servicio que no deja de ser un vicio. Curiosidad para conocer de dónde vienen y adónde van las personas que buscan mi ayuda.
Curiosidad en definitiva para buscar un modo seguro, personalizado y efectivo de mejorar la salud de las personas. Un método en el que presencia, honestidad, compasión, incertidumbre y curiosidad estén siempre presentes.
Por eso, estudié homeopatía. Por eso prescribo medicamentos homeopáticos.
Por eso, canto a los cuatro vientos con Eduardo y con esos miles de locos que le amamos15: La ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad que es algo más que materia, pues el misterio se oculta detrás. Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento. Que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso….
Las verdades, las teorías, cualquier tipo de pensamiento son pasajeros. Nosotros mismos lo somos y también nuestras circunstancias. Solo la curiosidad nos permite desaprender y volver a empezar.
Nuestro saber es un viaje incesante, cíclico, cambiante y solo llegaremos a nuestros destinos por la curiosidad.
Siendo estudiante, tuve la suerte de encontrarme con sus canciones en los años 70, escuchar una y otra vez sus discos, cantarlas, sentirlas en el alma y emocionarme con ellas en la soledad compartida con mi tocadiscos, en compañía o en sus conciertos. Y en todos estos años, estas experiencias me han servido para seguir viajando al centro de la curiosidad.
Como aquella mañana en la Fundación Jiménez Díaz cuando el maestro Pedro Arnal me abrió los sentidos a las puertas del conocimiento médico. Después de visitar la sala de enfermos me dijo: José, una cualidad imprescindible para ser buen médico, es la curiosidad.
Y no puedo dejar de pensar en mis curiosos favoritos cuando escribo estas líneas. La curiosidad como forma de vida, cómo búsqueda de horizontes y de verdad en el viaje incesante de Leigh Fermor2. Un descubrimiento en cada relectura. Lecturas compartidas y búsqueda de sus libros absurdamente descatalogados en librerías de viejo.
La búsqueda de la verdad de Charles Darwin, la verdad científica que revolucionó el pensamiento sobre nuestros orígenes. Lectura de gozo y descubrimiento en mi adolescencia3. Lectura que llevaron a otras lecturas de sus libros siendo médico.
La curiosidad como tenacidad y trabajo4 en mi admirado Santiago Ramón y Cajal un científico inmortal en la tierra estéril de nuestra España. Fuente infinita de inspiración hasta en la luna. Polifacético y curioso impenitente hasta su muerte. Maestro de maestros. Siempre presente en el ánima de todos los que valoramos el estudio y el trabajo buscando la verdad y la belleza.
La curiosidad y el valor de los cazadores de microbios5 que pusieron nombre y apellidos a los causantes de las enfermedades infecciosas y facilitaron su prevención y tratamiento, a veces a costa de su propia vida. Inspiración para un estudiante de medicina actual a pesar del paso de los años.
La curiosidad que permitió a artistas6 como Piero della Francesca o Paolo Uccello descubrir la perspectiva y abrir las puertas a un modo diferente de pintar la vida. Un Piero descubierto a través del póster que ocupaba la puerta de la sala de Medicina Interna en mi rotación de residente de primer año. Pero si hay algún cuadro que produzca en mí perplejidad, fascinación y misterio no es otro que la batalla de San Romano con esos caballos únicos de Uccello. Ya sea en el Louvre, la National Gallery o la Galería degli Uffici su visión me hipnotiza y estimula mi curiosidad de representarme las tres tablas juntas y poder disfrutarlas a solas con sus lanzas al viento y caballos gravitatorios.
Curiosidad como forma de luchar contra el conocimiento establecido y buscar nuevas formas de curar las enfermedades y atreverse a saber como nos enseñaron Samuel Hahneman7 y Rita Levi-Montalcini8.
Curiosidad como dimensión moral y capital social de la medicina en los despertares9 y músicas de Oliver Sacks capaz de ponerse en el lado del paciente, de buscar soluciones imposibles y de Ronald Epstein10 con su práctica presente.
Curiosidad como cualidad necesaria para una práctica científica y humanística de la medicina porque en la historia de cada paciente hay algo único, interesante y vital para su cuidado11.
Curiosidad porque los hechos son meramente provisionales o contextuales. Porque la verdad de aquí y de hoy puede no serlo allí o mañana. Porque cuando nos imponen un pensamiento único estamos cerrando las puertas a lo posible. Curiosidad de Ellen Langer porque podemos cambiar12 y nos lo enseña con su nueva perspectiva, la psicología de la posibilidad. Lo que parece imposible es posible si existe tenacidad, ilusión y curiosidad.
Curiosidad para desentrañar la serie de palabras impelidas por Dios que se concreta en un poema13 de César Vallejo, Ángel González, José Hierro, Sylvia Plath y tantos otros que he tenido la suerte de disfrutar.
Curiosidad como búsqueda incesante de la belleza en el adagio para cuerda de Barber, el concierto para violonchelo de Elgar, la tercera sinfonía de Mahler, las óperas y oratorios de Händel, el saxo de Charlie Parker, la voz de Teresa Salgueiro, el desgarro de Camarón, o la banda sonora de John Barry mientras Robert Redford vuela sobre un África que ya me pertenecerá para siempre.
Curiosidad en la banda sonora de muchas de nuestras vidas contenida en las canciones eternas de Serrat y tantas otras notas y sonidos cosidos en el alma hasta llegar a Luis Eduardo y ……nada más, apenas nada más14…….
Curiosidad en definitiva, que nos ayuda a explorar nuevos conocimientos, nuevos mundos, nos conduce al asombro, nos abre a la experiencia y aumenta la liberación de dopamina. Curiosidad como motor de la vida y de las experiencias placenteras y felices. Curiosidad como la música, el chocolate, el sexo, las caricias, el amor. Curiosidad como motor de nuestros actos, deseos y expectativas.
Por todo eso, no he podido dejar de ser curioso, preguntarme por el nombre de las calles, la identidad de las estatuas, los rostros, las canciones, los libros, las películas de nuestras vidas.
Y fue la curiosidad lo que me llamó a embarcarme en la procelosa aventura de la homeopatía en la Facultad de Medicina de Valladolid durante dos años y tener la oportunidad de conocer a personas y profesionales extraordinarios, muchos de los cuales forman parte de mi vida.
Curiosidad por las preocupaciones y pensamientos de los pacientes, por sus necesidades. Curiosidad para mirar más allá del ordenador, de las cifras y letras de la cartera de servicio que no deja de ser un vicio. Curiosidad para conocer de dónde vienen y adónde van las personas que buscan mi ayuda.
Curiosidad en definitiva para buscar un modo seguro, personalizado y efectivo de mejorar la salud de las personas. Un método en el que presencia, honestidad, compasión, incertidumbre y curiosidad estén siempre presentes.
Por eso, estudié homeopatía. Por eso prescribo medicamentos homeopáticos.
Por eso, canto a los cuatro vientos con Eduardo y con esos miles de locos que le amamos15: La ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad que es algo más que materia, pues el misterio se oculta detrás. Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento. Que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso….
Las verdades, las teorías, cualquier tipo de pensamiento son pasajeros. Nosotros mismos lo somos y también nuestras circunstancias. Solo la curiosidad nos permite desaprender y volver a empezar.
Nuestro saber es un viaje incesante, cíclico, cambiante y solo llegaremos a nuestros destinos por la curiosidad.
Curiosidad en definitiva para buscar un modo seguro, personalizado y efectivo de mejorar la salud de las personas. Un método en el que presencia, honestidad, compasión, incertidumbre y curiosidad estén siempre presentes.
- Aute L.E. Toda la poesía. Espasa. Barcelona. 2018
- Leigh Fermor P. El tiempo de los regalos. A pie hacia Constantinopla. Altair viajes. Barcelona. 2001.
- Darwin Ch. El origen de las especies. Austral. Madrid. 2008.
- Ramón y Cajal S. Reglas y consejos sobre investigación científica. Los tónicos de la libertad. Austral. Madrid. 2011.
- De Kruif P. Los cazadores de microbios. Porrúa. México DF. 2010
- Gombrich E.H. La historia del arte. Debate. Madrid. 2001.
- Hahnemann S. Organón de la medicina. Jain Publishers. New Delhi. 1990.
- Levi-Montalcini R. Atrévete a saber. Crítica. Barcelona. 2014
- Sacks O. Despertares. Anagrama. Barcelona. 2005
- Epstein R. Estar presente. Mindfulness, medicina y calidad humana. Kairós. Madrid. 2018.
- Fitzgerald F.T. Curiosity. Ann Intern Med. 1999;130(1):70-72.
- Langer E.J. Atrasa tu reloj – el poder de la posibilidad aplicado a la salud. Rigden. 2010.
- Smith P. Éramos unos niños. Debolsillo. Barcelona. 2012.
- https://www.youtube.com/watch?v=bDSRJ8sJt6c
- https://elpais.com/cultura/2018/12/11/actualidad/1544512365_295565.html
Sobre el Autor

Mis áreas de interés prioritario han sido las actividades preventivas, las enfermedades cardiovasculares crónicas, y las técnicas de comunicación. Pertenezco al grupo-programa comunicación y salud de SEMFYC y he sido varios años parte de un extraordinario grupo de profesionales y amigos en el grupo de comunicación y salud de Burgos.
Como docente actualmente soy profesor del CEDH y he tenido la posibilidad de compartir experiencias y conocimientos con alumnos de pregrado (alumnos de medicina de la facultad de medicina de Zaragoza), médicos, veterinarios y farmacéuticos.
La homeopatía me ha dado la oportunidad de conocer a excelentes profesionales y personas, ayudar a muchos pacientes y proporcionarme las herramientas más poderosas para un médico: la humildad, el sentido común, la escucha activa y unos fármacos seguros y eficaces.
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