George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
lunes, 28 de enero de 2019
Querida Almudena, una buena noticia: las excéntricas y excéntricos ya vamos siendo legión. No lo dudes. Y el mérito no es nuestro sino del 'podermismo', ese movi-miento destripaterrones cognitivos que nos lo pone en bandeja, en plan coser y cantar...Gracias por confesar tu excenticidad. Qué menos que resultar perros verdes entre tanta manada zombi, tanta decoloración y tan poca ecología Por si te sirve de estímulo, sepas que excéntrica me llamaban en plenos años 60, haciendo el servicio social obligatorio para todo: matricularte en la Universidad, el pasaporte, casarte, opositar, comprar o vender propiedades... (la mili femenina), nada menos que en FalangeEspañolaTradicionalista y de las JONS. No te digo más. Excéntricas y a mucha honra, mientras la cosa siga en semejante plan, of course!
Excéntrica
Mi interpretación de la realidad a veces me hace sentir sola ante el peligro
Velas en Málaga en memoria de Julen. JON NAZCAREUTERS
Cada vez tengo más dudas de mi capacidad para opinar en este país.
Por un lado, todos los días pasan cosas que desbordan la potencia de mi
imaginación, y les aseguro que tengo mucha. Por otro, a menudo tengo la
sensación de que mi interpretación de la realidad es progresivamente
excéntrica, y a veces me siento sola ante el peligro. Mientras constato
que, por ejemplo, toda España albergaba la esperanza de que un niño de
dos años apareciera vivo después de pasar 13 días en un pozo, tras una
caída libre de 70 metros. La muerte de Julen no tiene remedio, pero ya
aparecerá otra víctima apropiada para excitar el morbo de las tertulias.
De momento, llevamos cuatro mujeres muertas en menos de un mes, pero
parece que interesan poco. La repetición cansa, aunque no en todos los
casos. La autoproclamación de Guaidó en una manifestación callejera,
casi simultánea a la declaración de Pence contra Maduro, nos devuelve a
otro siglo, a otra época. Es evidente que no hay más salida posible para
Venezuela que unas elecciones libres y justas, pero no es menos
evidente que el único camino eficaz para que llegaran a convocarse sería
la negociación. Un ultimátum cierra en sí mismo el camino a cualquier
conversación, y aunque mucha gente no quiera saberlo, los manifestantes
que apoyan a Maduro no son un montaje informático, sino personas de
carne y hueso. Cabe preguntarse cómo puede haber tantas en el que se
dice que es el país más rico del mundo, y qué les lleva a defender su
causa con tanta desesperación. No me asombra menos que nadie se pregunte
por qué los independentistas catalanes no han abierto la boca sobre
Venezuela. En la actual coyuntura española, las autoproclamaciones me
parecen un asunto delicado. A mí sola, por lo visto.
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