Los legisladores
Deberíamos llamar a los diputados y senadores los legisladores para que recuerden y recordemos que ellos elaboran las leyes con las que los jueces dictan sus sentencias
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Lo que nos puede dejar más que perplejas es que si, como afirma Iñaki, ya hay precedentes de que se pueden y deben legislar desde el Parlamento y el Ejecutivo tantos asuntos espinosos y degradados por las inercias de gobiernos incapaces o interesados en darle a sus decretos un contexto jurídico que haga difícil y enrevesado el camino de las reclamaciones reivindicativas de sus evidentes atropellos, ¿para qué estamos gastando una fortuna en sueldos de legisladores que legislan cuando les rota y mientras tanto se dedican a cuidar de sus siglas partidócratas y a pasearse por los estados de alrededor para hacer visitas de cortesía?
Da la sensación de que ante un pasotismo legislador de tal laya, nos podríamos ahorrar millones de euros cambiando los tres poderes por uno solo, que en el fondo va a solventar siempre las papeletas más importantes y decisivas: bastaría con fichar a un Tribunal Supremo elegido en las urnas y asunto arreglado. ¡Menudo ahorro en bagatelas, en disgustos, en sobresaltos y en jetas al portador!
Y si Pedro Sánchez tenía la capacidad de legislar tan clarito y rápido una solución tan justa y normal como la que acaba de anunciar, ¿por qué ha esperado a que ocurra toda esta calamidad?, ¿por qué no legisla amnistiando a los presos políticos y restableciendo la cordura en el maremagnum que nos ha dejado el pp y su socio de complicaciones inútiles, c's?
Porque los legisladores y gobernantes tienen el poder de amnistiar. De hecho, cuando llegó la democracia, eso se hizo y fue un acto de sanación política y social ejemplar e imprescindible que todos agradecimos.
Con esos miedos y ese pasotismo, no es nada extraño que el Govern y el Parlament no quieran apoyar los presupuestos de un Gobierno que en realidad está jugando con el problema y el sufrimiento inmerecido de Catalunya, porque no se atreve o no quiere afrontar lo que ha provocado y sigue provocando el "problema catalán", que según los acontecimientos van haciendo evidente, es "el problema" del lamentable estado español, en cuyo tejado solo hay goteras y destrozos, que al no repararse, amenaza un derrumbe sin remisión. Si no se hace un derribo controlado para volver a construirlo con mejores materiales, se irá haciendo pedazos hasta quedarnos à la belle etoile, como los hijos discapaces voluntarios de una Europa cada vez más distante en inteligencia y sentido común, borderlines que no están para el manicomio ni para el correccional, porque no saben distinguir lo uno de lo otro...

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