
IndeGranada
Las cuatro mujeres:Manuela, Ada, Mónica y Teresa.
Yo podría escribir este, mi primer post del año 2016, sobre
la beligerancia de la actual presidenta de la Junta de Andalucía dentro
de su partido. Podría haberlo adobado con una sarcástica crítica a su
fantasioso discurso de año nuevo (¿o se dice de noche vieja?) en el
paraninfo de la universidad de Sevilla. Me hubiese bastado hacer memoria
de la evolución ideológica y de apoyo electoral fuera y dentro de
Andalucía del partido que representa.
Hacer memoria de cómo liquidó el pacto de gobierno de izquierdas
para adelantar las elecciones andaluzas y entregarse a la derecha de
Ciudadanos. Hacer memoria del uso que Susana Díaz, está haciendo del
capital político y del patrimonio constitucional andaluz para bloquear
la democracia y enfrentarnos con el pueblo catalán.
O hacer memoria estadística de los diferenciales respecto de la
media de España y de la Unión Europea de los indicadores de desempleo,
desigualdad, pobreza, pobreza infantil, precariedad laboral, desahucios,
industrialización, inversiones… O memoria de los recortes en sanidad,
educación y servicios sociales aplicados con sumisión al gobierno del
PP, sumisión que se llamó cínicamente lealtad institucional. Memoria de
la entrega que protagonizó su partido, en el gobierno andaluz durante 37
años, de la práctica totalidad de la banca pública andaluza poderes
externos a nuestra tierra. Hacer memoria, mucha memoria, de la Andalucía
imparable del ladrillo, o de la segunda modernización, repletas de
canapés y celofán brillante. Fijaos que no necesito hacer memoria de los
ERES.
Basta hacer memoria para que el discurso de noche vieja (¿o se dice de año nuevo?) decaiga y resulte increíble.
Pero no quiero, prefiero mirar al futuro. Mientras Pedro Sánchez en
el PSOE se ve apresado, condenado y próximamente liquidado por sus
barones con la baronesa al frente, Pablo Iglesias no tiene más remedio
que cooperar con las sultanas que las masas han nombrado lideresas del
cambio. Manuela Carmena, Ada Colau, Mónica Oltra y Teresa Rodríguez son
una clarísima representación de la pluralidad, la plurinacionalidad, la
defensa de las mayorías, la cooperación y la decencia.
El año 2015 se salda con la irrupción en primera línea de la
política y la participación activa y simbólica en la construcción de una
nueva España de cuatro mujeres esenciales.
Todas las caras visibles de la transición fueron hombres, las
mujeres, que las hubo a tope, y valientes igual o más que las de ahora,
no figuraron en primera línea de los partidos y organizaciones sociales.
No hubo madres de la Constitución del 78, sólo padres. La figura
femenina de la transición del 78 fue la reina y su papel de consorte en
sus paseos por España.
Estamos entrando en un periodo de alejamiento de las secuelas que
el régimen faccioso franquista dejó en la etapa democrática. Se abren
los múltiples candados, mes a mes, elección tras elección, del cofre que
el dictador legó con la inscripción “lo dejo todo atado y bien atado”.
Caen uno a uno los liderazgos artificiales criados en las sedes de los
partidos al tiempo que nacen en las calles liderazgos reales que,
empujados por las urnas, crecen elección tras elección.
Resumo políticamente 2015, no con la conversión del fenómeno
Podemos en un partido de masas, si no con la centralizad que Manuela
Carmena, Ada Colau, Mónica Oltra y Teresa Rodríguez han ganado en la
política española procediendo de diversas culturas, diversos territorios
y diversas experiencias vitales.
Cuatro mujeres y un destino, el cambio.
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