viernes, 23 de mayo de 2025

Muchas gracias, como siempre, al Dr. Manzano Callejo y a Nueva Tribuna por estas reflexiones básicas que ayudan a comprender y relacionar lo que hacemos y vivimos con las consecuencias de nuestras convicciones y actitudes en la práctica diaria.

 

PSICOECOLOGÍA

Personalidad y filantropía

El estudio no solo proporciona valiosos conocimientos científicos, sino también orientación práctica para las organizaciones y los responsables políticos que desean promover el voluntariado y las donaciones caritativas.

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La palabra filantropía deriva del griego φίλος (filos) y άνθρωπος (ánthropos), que se traducen como «amor» (o «amante de», «amigo de») y «hombre», respectivamente, por lo que «filantropía» significa «amor a la humanidad». Su antónimo es «misantropía».

De acuerdo con la RAE (Real Academia Española), la definición para la Filantropía es: Amor al género humano.

Es bueno diferenciar entre caridad y filantropía. La diferencia radica en que mientras que aquella busca el alivio, la filantropía trata de resolver los problemas sociales de manera definitiva

Fue en la Grecia Clásica cuando se habló por primera vez de “filantropía”. Así, en la Academia de Platón se la definía como un ideal educativo, asociado estrechamente con la democracia y la libertad y cuyo objetivo no sería otro que el de la excelencia.

Es bueno diferenciar entre caridad y filantropía. La diferencia radica en que mientras que aquella busca el alivio, la filantropía trata de resolver los problemas sociales de manera definitiva.

El informe Perfiles de filantropía personal en España, elaborado por CaixaBank e IE University, tiene objetivo analizar cualitativamente las motivaciones, retos y oportunidades de los individuos objeto del estudio. Para ello han llevado a cabo más de 50 horas de entrevistas con las personalidades más destacadas del sector, así como con expertos y gestores de fundaciones. De ellas se desprende que, si bien todos los entrevistados tienen en común la visión de la filantropía como un acto de generosidad, difieren en su forma de practicarla. Definen tres grandes grupos a la hora de actuar: el emocional (actúa por sentimientos), el generacional (preocupado por el legado de su generación) y, por último, el estratégico (quien decide en función del cómo y pone el foco en la eficiencia del plan). El perfil estratégico es, por su propia naturaleza, el que más próximo está a una nueva filantropía en la sociedad actual, pero también un gran número de perfiles emocionales y generacionales se están aproximando a esta filosofía.

La pregunta más urgente y persistente en la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás?

Investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Zúrich han examinado los vínculos entre los llamados Cinco Grandes rasgos de personalidad (apertura, escrupulosidad, extraversión, amabilidad, neuroticismo) y la disposición de las personas a participar en comportamientos prosociales o filantrópicos.

Su análisis se basó en 29 estudios internacionales con más de 90.000 participantes. Incluía diferentes métodos para describir la personalidad de las personas y cubría diversas formas de compromiso filantrópico.

Los hallazgos del estudio muestran que dos rasgos de personalidad en particular están relacionados con el compromiso filantrópico: 

a) La extraversión, que se correlacionan positivamente con el voluntariado. En otras palabras, los extrovertidos son más propensos a hacer trabajos de tipo prosocial.

b) la amabilidad se correlaciona más estrechamente con la voluntad de dar dinero a los necesitados (caridad). Este comportamiento puede explicarse por el hecho de que las personas agradables tienden a ser más compasivas y consideradas con los sentimientos de otras personas.

Sin embargo, la investigación sobre los otros rasgos de personalidad arrojó resultados mixtos. Por ejemplo, no hay un vínculo claro entre la escrupulosidad y el compromiso filantrópico. La apertura y el neuroticismo también parecieron tener poco efecto en el comportamiento prosocial de las personas.

"Nuestros hallazgos confirman que las diferencias individuales en la personalidad juegan un papel en si las personas se involucran en el comportamiento prosocial y en qué medida", refiere Wiebke Bleidorn, profesora de psicología en la Universidad de Zúrich. Ella cree que una mejor comprensión de estos vínculos puede ayudar a alentar a las personas a contribuir al bienestar común en función de sus fortalezas y motivaciones individuales.

Por lo tanto, el estudio no solo proporciona valiosos conocimientos científicos, sino también orientación práctica para las organizaciones y los responsables políticos que desean promover el voluntariado y las donaciones caritativas.

Por último, compartir esta reflexión de Martin Luther King: “La pregunta más urgente y persistente en la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás?”

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P.D. del blog:

  Debería ser fundamental el conocimiento y sentido básicos de las palabras que utilizamos al expresar lo que pensamos y sentimos. Es chocante y confunde mucho el uso habitual de dos conceptos que utilizamos constantemente: persona e individuo como si fuesen sinónimos. Y no es así. Individuo es una expresión latina que significa inseparable, indivisible, sin embargo persona en su origen griego original significa máscara, disfraz, apariencia. Literalmente un verdadero ser humano nunca puede ser una persona, si de verdad es humano. Sin embargo, la individualidad ES inseparable de la esencia, todo lo contrario que las máscaras, meras apariencias del quita y pon. Confundir e identificar la máscara con la  individualidad es, sin duda, una de las taras más dañinas y peligrosas de nuestra especie, porque esa confusión impide al ser humano su propio autoconocimiento, le hace esclavo de la ignorancia de su propia esencia, que permanece oculta bajo las máscaras de uso constante, en las que la individualidad imprescindible para lograr la integración en el Nosotr@s, se queda inutilizada en el inconsciente, taponada por la expansión del ego, que es el conjunto de máscaras convertido en alimento emocional y aparentemente racional, que impulsa "lo personal" sobre todo lo demás. 

Por eso la dependencia del ego es una patología tan extendida y normalizada que ya se ha convertido hasta en un "derecho humano", que hace olvidar situaciones tan básicas y elementales como utilizar el derecho a ser libres olvidando que la libertad individual jamás puede nutrirse de la falta de libertad de nuestros semejantes hermanos y hermanas de especie, que la libertad de "la persona/máscara" limita con las libertades individuales del resto de la humanidad. Y que ese límite libertario es evitar el daño, la injusticia, los abusos, los malos tratos, las estafas, la crueldad, las mentiras, la miseria material, individual y social, la violencia, las venganzas y las guerras. 

¿Cómo lograr que nuestra especie dé el paso para el cambio fundamental y no acabar consigo misma practicando su propio destrozo? Enseñando desde la infancia la empatía y el amor verdadero, no teóricamente, a base de consejitos, regañinas  o castigos, en casa y en la escuela. Para iniciar ese proceso hay que experimentar individualmente, porque esa experiencia es la única que acaba con las máscaras del personalismo tóxico y carente de sentido, por medio del que no hay forma de entrar en lo más sano, limpio, inteligente y feliz de cada ser humano, empezando por experimentar la fusión de todos y todas en lo individual, que a la vez es igualmente colectivo, común, familiar y humano de verdad. O sea, divino. 

Cuanto más Nosotr@s Somos, mejores individu@s renacemos constantemente. Podemos comprobarlo en casos como el de Pepe Mujica y Francisco Jorge Bergoglio, que ya descansaban en paz y en felicidad sin fronteras materiales ni temporales, aquí también. La plenitud no tiene límites ni barreras, está al alcance de un ateo como de un creyente, si ambos limpia, humilde y serenamente, han sabido vivir sin máscaras (personae) y en la infinita fusión de lo inseparable: la sana, amorosa, colectiva y feliz individualidad que nos hace posibles constantemente. A años luz del "personajismo". Y la verdadera, sana, inocente e imparable manifestación de esa energía a la que llaman "dios", porque aún no se han encontrado con Él/ELLA y ante la que todo nombre y concepto se quedan en nada.

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