martes, 6 de noviembre de 2018

Qué pena que la Ministra no haya estudiado en la Universidad que la Homeopatía alivia y cura sin efectos secundarios y que unas gotas o gránulos inofensivos, de belladona, mercurius solubilis o rhus toxicodendrum, sustituyen sin riesgos, con eficacia y sin secuelas, a cualquier invento halopático y no solo para quitar los síntomas, sino para curar "de profundis" cualquier trastorrno, sin envenenar al paciente...Y encima, sin gastar un pastón en recetas matasanos y laboratorios millonrios gracias al gato por liebre de médicos ignorantes o vendidos al marketting de la enfermedad. Ains, cuántos títulos teóricos y qué poca cum-scientia real, a la que además enseñan a despreciar quienes deberían conocerla mejor que nadie por la profesión que han elegido...Necesitamos con urgencia una educación biológica y psicoemocional para hacernos cargo de nuestras decisiones, especialmnete en el plano de la salud. No somos cobayas de farmacias ni títeres de ministerios.

Sanidad recomienda restringir el uso de Nolotil entre turistas del norte de Europa y personas mayores

El ministerio recuerda que es un fármaco que no debe comprarse sin receta y utilizarse solo en tratamientos breves


Barcelona


Metamizol Nolotil
La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo. EFE

El Ministerio de Sanidad ha lanzado un serio aviso sobre el mal uso del metamizol —un analgésico cuya marca comercial más conocida es el Nolotil— por los riesgos que entraña su efecto secundario más peligroso: la agranulocitosis. Este trastorno, que puede ser mortal, consiste en una caída brusca de las defensas que, además, "aparece de forma aleatoria, es decir, no depende de la dosis y en cada persona la reacción es distinta", explica Pedro J. Ibor, coordinador del grupo de dolor de la Sociedad  Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).


Las personas más afectadas son los mayores y aquellas que tengan el sistema inmunológico deprimido. Aunque no hay estudios que lo avalen de forma concluyente, muchos facultativos de España y el norte de Europa sospechan de que las personas procedentes de estos últimos países tienen una mayor sensibilidad al metamizol que los españoles.
Medios británicos informaron el pasado fin de semana de que una decena de ciudadanos del Reino Unido han fallecido tras tomar en España metamizol. Este analgésico, uno de los más consumidos en España y Latinoamérica, no se vende en otros países europeos por sus efectos adversos.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) emitió el pasado día 30 una nota en la que recuerda que el metamizol es un fármaco que solo puede venderse con receta médica, algo que contrasta con la práctica habitual en la mayoría de las farmacias españolas, que lo venden sin ella.
La Aemps insiste en que el medicamento solo debe tomarse en "tratamientos de corta duración, siete días como máximo" y que "si es necesario un tratamiento más prolongado, [es necesario] realizar controles hematológicos periódicos" para vigilar el nivel de los glóbulos blancos. Por ello, la agencia recomienda "no utilizar metamizol en pacientes en los que no sea posible realizar estos controles", como los turistas.
La nota también insta a "adoptar especial precaución en caso de pacientes de edad avanzada", añade la nota informativa. "Los mayores son pacientes que ya suelen tener las defensas más bajas que la población general. Por eso, hay que tener mucha precaución con ellos", explica Ibor.
La literatura científica recoge desde hace más de una década estudios descriptivos sobre casos de agranulocitosis en turistas del norte de Europa que han tomado el fármaco en España o Latinoamérica. El más antiguo al que ha tenido acceso este diario data de 2002 y analiza los efectos adversos sufridos por ciudadanos suecos —país en el que el fármaco fue retirado del mercado en 1974— en Brasil.

Turistas del norte de Europa

En España, en 2009, profesionales del Hospital Costa del Sol de Marbella publicaron otro estudio. Cerca del 30% de la actividad del centro es a ciudadanos del norte de Europa debido al turismo y a la residencia de muchos extranjeros en la zona.
"Nosotros nos topamos con ello de casualidad", explica Vicente Faus, coautor del trabajo y que entonces era jefe de farmacia del Costa del Sol. "El hospital disponía de un sistema informático que nos permitía indagar en los casos de agranulocitosis que habíamos atendido. Quisimos ver la incidencia real relacionada con el metamizol. Nuestra sorpresa fue descubrir que entre los extranjeros era casi el triple que entre los españoles", recuerda Faus.
El estudio concluyó que "la agranulocitosis por metamizol es un efecto adverso que se da con mayor frecuencia en los británicos, por lo que debe evitarse su uso". Faus precisa que "era una primera recomendación a la espera de más estudios sobre el fenómeno".
La Aemps recoge en su recomendación que "aunque se ha discutido desde hace años una mayor susceptibilidad" entre la "población del norte de Europa y se han estudiado ciertos factores genéticos, con la información disponible no se puede descartar ni confirmar un mayor riesgo en poblaciones con características étnicas específicas".
Un portavoz de Boehringer Ingelheim, fabricante de Nolotil —aunque existen muchas presentaciones genéricas— explica que "la agranulocitosis es un efecto adverso raro que solo se produce en uno de cada 1.000 a 10.000 pacientes". "Estamos colaborando estrechamente con la Aemps para informar de la efectividad y seguridad del fármaco", añade este portavoz.

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Este calvario es el resultado de no practicar la medicina hipocrática y desconocer el principio fundamental del gnothi seauton que estaba esculpido en el frontis de los centros de curación en la Grecia antigua, como lo es también de haber olvidado en la práctica el juramento deontológico de Hipócrates: Nunca hacer daño y que la medicina sea el alimento y el alimento la medicina. Lo semejante cura lo semejante (homeopatía); lo diferente (hallós -se pronuncia como h aspirada que en griego suena "jalós" o "jalopatía")) ataca y destruye lo desigual. Al no observar ese efecto nocivo, la medicina "nueva" derivada de la revolución industrial y de la seducción superficial de los aparentes y rápidos "milagros" de la química o de la radiología (que por cierto mató  a su descubridora Marie Curie, y hubiese matado igualmente a su marido, Pierre, si no hubiese muerto unos años antes por un accidente de coche), la ciencia del cortoplacismo perdió la orientación por completo, hasta el punto de que los mismos principios básicos y deontológicos de la Ciencia Médica están desapareciendo de las instituciones, de la educación, y de la conciencia y memoria colectivas mediante el barrido de la publicidad, las políticas manipuladas de la "prevención" y control de enfermedades que aun no están presentes, pero que gracias al fomento de la hipocondría social y a la normalización de las peores previsiones, están acabando con la función médica del fomento de la salud, para convertirse en el motor histérico y programado de la enfermedad, fomentado por  la constante interferencia financiera en el estamento galénico y sanitario, con el obvio detrimento de la salud pública y privada. 
 Parece mentira que una cosa tan evidente no se tenga en cuenta y se haga lo contrario de lo razonable y conveniente para el bien común y no para llenar bolsillos e inflar egos manipuladores. Algo tan obtuso y turbio no puede tener más explicación que la idiotez o el convertir la enfermedad en el negocio del milenio. El penoso resultado que padecemos debe ser una combinación diabólica de ambos factores: la estupidez y la avaricia que rompe todos los sacos.
Si la medicina tóxica que ahora lleva la batuta de las enfermedades hace estragos y la homeopatía no los hace y sí es capaz de curar y por esa rtazón se persiguen las medicinas no killers, ¿qué tendrían que hacer los médicos decentes y sabios para ser coherentes con su juramento y convicciones vocacionales: recetar venenos-chapuza, que para curar un padrastro destrozan el estómago, el hígado, los riñones y la flora intestinal, o quizás revisar la higiene personal del paciente, ocuparse  humanamente de él, orientarle en sus hábitos diarios como el descanso, el ejercicio, el ocuparse de los demás y no tratarle como a un coche en el taller de mecánica, darle una dieta adecuada, fitoterapia aplicada en compresas, vahos y tisanas, y algún producto homeopático en crema, gránulos o gotas, que, por cierto, los hay, buenísimos, eficaces y sin secuelas que lamentar ni restos tóxicos que eliminar en el medio ambiente?

Está claro que con esas premisas implementadas desde la universidad en la conciencia práctica de los médicos, el índice de morbilidad bajaría espectacularmente entre la ciudadanía, y que, naturalmente,  las ganancias de empresas sanitarias, grandes hospitales, clínicas privadas y laboratorios farmacéuticos verían sus ganancias caer en picado. Y eso no lo quiere ningún gobierno, ni ningún político perfectamente adaptados al sistem in falliure que venimos disfrutando desde que el modelo Trump/Putin se ha ido perfeccionado a través de los dos últimos siglos hasta conseguir el éxito arrollador que ahora deja al mundo boquiabierto y sin capacidad para recuperarse del impacto.

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