Aquí va una convocatoria espléndida del Espíritu que nos une como familia infinita sin pedirnos el carnet religioso ni político ni económico; es un verdadero regalo poder disfrutar ya de la eternidad en pequeñas dosis, que son en realidad, el mejor medicamento y tratamiento curativo, sanador de heridas viejas y sin futuro. Aquí están las mejores vitaminas y el mejor sistema de vida que podemos encontrar cada día dentro y fuera de nosotros, y por ello, también dentro de la familia universal, de cada hermana y hermano que habitan el planeta, la Casa Común, igual que nosotr@s. Tod@s somos células del mismo Cuerpo, gotas del mismo Océano, rayos y ondas del mismo sol, harina y levadura del mismo pan, letras del mismo alfabeto, hojas, raíces, ramas, frutos y semillas del mismo árbol...
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