III
Así me has revelado tu designio
poniendo en mis manteles
la fruta de tu aliento.
Con tu luz que ilumina mis sombras
y tu llama creciente en la lívida cera
de mi cuerpo.
Mientras
voy deshaciendo el equipaje
hasta quedar desnuda de mí misma
en tus inmensos brazos,
sin espacio ni tiempo que medir.
Soplaré en las cenizas
de lo que nos separe todavía
-un sereno ejercicio de dulzura creciente
en el que tú me entrenas paso apaso
cada día-
para bajar al fondo del mismísimo infierno
y descubrir de pronto que tu mirada eterna,
cruzando mis pupilas,
lo transforma en jardines,en huertos asombrosos,
en imprevistos valles donde la vida crece
y se reparte
en una fértil danza que no acaba.
IV
Ni un centímetro solo de mi piel
se escapa del fulgor que tú derramas.
Ni el más mínimo aliento
sobrevuela mi frente
sin la entrega completa entre tus manos
Y solo puedo Ser en tu presencia.
Contigo soy y somos
y puedo derramarte libremente
en medio de las cosas
porque así me lo pides
sin palabras, en ráfagas de luz
inacabable.
Irradias sin hacer ningún esfuerzo
y sin pasar factura a los consumidores.
Tú serías la ruina del negocio
si por fin te dejasen ser Quien Eres...!
Y por eso será que evitan acercarse
a tu central de amor incandescente
sin tener un seguro contra incendios.
Así elevas la carne y los sentidos,
la mente, la emoción, el sentimiento,
mientras renaces nuevo cada día
en cada uno y una de nosotr@as
- esa es seguramente
tu "santa" voluntad multiplicada
por cada ser humano que te encuentra
al borde del camino, perdido y desahuciado,
sin buscarte siquiera
porque te desconoce igual que desconoce
quién es y a qué ha venido-
Ahí estás, en tu salsa perenne,
rebosando humildad, tan impensable
y rara
en un dios a la usanza de tanta imperiofilia,
y no Tú, divino manirroto incomprensible,
nada calculador, irresponsable,
regalando los bosques estrellados,
los astros vegetales,
los verdes resplandores de las selvas
y junglas,
las nubes y la lluvia, la noche
y su canción inimitable,
los mares y los cielos, las montañas,
la nieve, la alegría, la rara libertad
del trémolo violeta de tus aguas,
los calores del trópico, desiertos
invadidos por lentas soledades,
y en todo el patrimonio de esa herencia
sin fin
el sereno
prodigio
de ti mismo
bajando la escalera de la vida
sin pedirle permiso a los tabús
que tratan de enjaularte en los sagrarios
de un mundo que se empeña
en adorar sus taras viviendo del revés,
convencido de ser "comodiosmanda" .
Ay, qué liberación será para esta especie
el día en que despierte y reconozca
que Tú no mandas nada
ni recolectas fans, ni reverencias genuflexas,
ni altares ni velitas, incienso y zaranadajas.
Un bagaje fatal que tú no necesitas,
ni exiges ni reclamas,
que es ella solamente, la especie desnortada,
la que sin el infierno no funciona,
sin demonios se aburre una barbaridad
y no concibe un cielo sin fronteras
ni impuestos, ni proclamas, cañones y trompetas,
mandobles y jerarcas...
Y encima vas e inventas
un cielo medio hippy con un dios gratuito,
nada ceremonioso y un poco tarambana,
que en vez de pedir da. En vez de cerrar abre.
Y en vez de castigar a tutiplén,
como siempre se espera de las divinidades
con glamour elitista y poder a mansalva,
a más de no encajar en ningún nombre,
resulta que va, y ama.
Reconoce, bonic@, Amor definitivo
desde siempre, infinito presente generoso
que derramas la luz en cuerpo y alma,
que te has pasado un poco en la ocurrencia
de inventar y encarnar por las buenas,
en semejante especie tan despistada y ciega
como extraña, un híbrido del cielo y véte tu a saber
de qué ingredientes más, que busca santidad
en la debacle y se monta el negocio
vendiendo pasaportes para una eternidad
que te pone los pelos como escarpias
tan solo con pensar qué futuro tendría ese paraíso
si el invento se hiciese realidad
Tal vez por eso sea por lo que has decidido
acompañarnos
y esperar que despierte el personal
quedándote a vivir en los adentros.
Aunque mientras despierta la comparsa
y lo comprende
se acabe liando parda sin parar.
Menos mal que tu amor nunca se acaba
y hasta el fin de los tiempos y pase lo que pase,
pasando lo que pasa,
ese amor sin fronteras resucita,
acoge, reconcilia y acompaña.
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