jueves, 3 de junio de 2021

Para no perdérselo: el tintaLibre de junio. Desde ayer en los kioscos para los nosoci@s. Todos los despertadores de conciencias son pocos. Se pueden comprar y regalar o dejar en los bancos del parque cuando los hayas leído; quienes siembran buenas semillas solo pueden recoger buenas cosechas, aunque de entrada no lo parezca. Haz bien y no mires a quién, no tenemos ni idea de los resultados que se derivan de pensamientos, palabras y acciones a las que ni siquiera damos importancia; envía luz y esperanza en cada iniciativa que se te ocurra y la oscuridad se irá para muchas y muchos, aunque no los veas ni los conozcaas te llegará el búmerang en forma de energía, de recursos sorpendentes y de salud in crescendo; ni es magia ni es fantasía: es causa y efecto


Portada tintaLibre junio 2021.

Portada tintaLibre junio 2021.

Volver a la tierra, repensar el medio rural, optar por una vida lejos del mundo urbanita… Seguramente en los últimos meses todos hemos pensado en un cambio de residencia, en llamar al destino con otro nombre, pero otra cosa muy distinta es que las circunstancias y las obligaciones lo permitan.

Este número de junio de tintaLibre, que coincide con el Día Mundial del Medioambiente y que presenta un suplemento de 16 páginas dedicado a chequear la maltrecha salud del planeta, insiste en las vías que se ofrecen durante el largo camino a casa, pero al mismo tiempo plantea la incertidumbre que genera ese regreso.

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Tres escritores relatan desde otros tantos puntos de vista el tema. La veterinaria María Sánchez insiste en cambiar la perspectiva y dar al campo lo que es del campo, de otro modo la cultura urbana se está imponiendo como un modelo de homogenización indeseado. Señala la escritora que los últimos meses se ha hablado mucho de teletrabajo pero muy poco del tierratrabajo, mucho de digitalización y poco de los verdaderos problemas de la agricultura y la ganadería en este país. José Ángel González Sainz, soriano, escritor de culto, Premio Herralde de Novela, explora también las raíces de esa marginación, primero desde la desaparición de los ferrocarriles en amplias áreas de la España vaciada y después ironizando sobre los proyectos para llenar lo que los políticos han vaciado. Por último, Pedro Simón, reciente Premio Primavera de Novela, ofrece una receta infalible para volver al pueblo: la infancia. Ningún dinero del mundo, afirma el autor, podría comprar el mejor verano de nuestra vida.

Otra toma de tierra importante en este número, otro gran regreso, es la vuelta a los clásicos, puerto seguro donde amarrar la barca de la zozobra y la tempestad. En una larga entrevista con Karmentxu Marín, la escritora aragonesa Irene Vallejo (bestseller internacional por su ensayo El infinito en un junco) mantiene una hipótesis: la salud de la democracia es la salud de las palabras. Clásicos son también Dante Alighieri, en cuyo 700 aniversario el poeta Jorge Gimeno nos adentra en su Infierno, y Fiódor Dostoyevski, al que José Ángel Mañas encuentra jugando en un casino en su sección Conversaciones en el más acá cumplido el bicentenario de su nacimiento en San Petersburgo. De esa misma escuela son los filósofos grecolatinos que tan bien conoce y aborda el profesor de la Complutense y escritor David Hernández de la Fuente.

Todo ello en un número que recuerda que a este planeta le quedan muy pocos años de vida si, al contrario de lo que nos recomiendan los clásicos, nos dedicamos a esquilmarlo, sobrecalentarlo o pensar que sus recursos serán eternos. 

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