George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
jueves, 12 de marzo de 2020
Desde 'hablando de homeopatía' llega esta información de LECTURA IMPRESCINDIBLE a cargo del Doctor Fernández-Quiroga. No hay mejor garantía que la honestidad de una conciencia sana, lúcida y comprometida con el amor universal que acompaña, estudia y cuida. Ese es el mejor aval de los Médicos. Gracias, Gonzalo, por el medicamento homeopático: la verdad que nos hace libres
Los coronavirus son un tipo de virus que suelen producir el resfriado común (constituyen 10 a 35%
de los casos) con síntomas similares a los causados por los rinovirus (los
propiamente responsables del resfriado).
El denominado COVID-19 es el nuevo coronavirus responsable de la epidemia de infección respiratoria
(SARS-CoV-2) que empezó en Wuhan-Hubei (China) a finales de 2019
Coronavirus-Transmisión
El origen de esta infección sería
una trasmisión animal-hombre cuyo origen
estaría en el murciélago junto a otro animal intermediario
aún no identificado.
El contagio es de persona a persona por vía
respiratoria
a través de las gotitas de saliva al hablar, en estornudos, tos, etc.
Como estas gotitas también caen en superficies u objetos puede haber
contagio al tocarlos y, después, tocarse la nariz, ojos o boca.
El periodo de incubación es de 2-14 días.
Coronavirus – Síntomas
Los síntomas que produce son
fiebre, tos y disnea (sensación de falta de aire). Muchas
personas pasan el proceso con síntomas leves
(similares a una gripe) o, incluso, asintomáticas.
Pero hay que prestar atención a los grupos de riesgo y las posibles
complicaciones.
En 2003, se presentó un síndrome
respiratorio agudo grave (SARS) por
coronavirus en más de 8.000 pacientes (90% de los casos en China y Hong Kong).
Los pacientes de SARS, con un
periodo de incubación de dos a siete días, también tenían fiebre, malestar
general, cefalea, dolores musculares, tos seca y disnea.
En 2012 apareció el (MERS-CoV), el síndrome respiratorio de
Medio Oriente por coronavirus con una afectación de más de 1.600 casos, todos
ellos asociados a contactos o viajes a la península arábiga.
Coronavirus – Tasas de mortalidad
Hagamos unas comparaciones:
La tasa de mortalidad del
SARS fue cercana al 10%
La tasa de mortalidad del
MERS-COV fue alrededor del 36%.
La tasa mortalidad del
COVID-19 se encuentra oficialmente (OMS, 4 de marzo) en el 3,40%, siendo mayor
en China que en otros países afectados, mayor en los pacientes de mayor edad y
con enfermedades crónicas previas. Las cifras varían a medida que el abordaje
de la enfermedad es más eficaz, y a medida que se es capaz de detectar mejor
los casos con síntomas leves (como en Corea, donde se queda en el 0,50%).
La tasa de mortalidad de la
gripe común está alrededor del 0,10-0,15%
Así, tanto la contagiosidad
de la infección actual por coronavirus COVID-19 (2-3) es más alta que la de la
gripe estacional (1,3) y su mortalidad es mayor, aunque mucho menor que las de epidemias
previas por coronavirus.
Coronavirus – Complicaciones
La principal complicación es la neumonía. Los grupos de riesgo más propensos a padecerla son personas de más de
65 años y con enfermedades crónicas avanzadas o que ya tienen afectaciones respiratorias
crónicas en la mayoría de casos.
Coronavirus – Diagnóstico
Raras veces es necesario el
diagnóstico de laboratorio de los resfriados provocados por coronavirus, pero
los relacionados con SARS (SARS-CoV) y MERS-CoV y el actual (COVID-19) se puede
detectar mediante una prueba PCR, reacción en cadena de la polimerasa. Los
grandes hospitales pueden tener el resultado en pocas horas.
Coronavirus – Tratamiento
No existehoy día tratamiento específico para el
COVID-19. La asistencia médica es dar soporte vital al enfermo así como
tratamiento sintomático.
Se habla de vacunas pero esta no
estaría lista, al menos, antes de 12-18 meses.
Coronavirus – Prevención
Puesto que no hay tratamiento
convencional disponible la prevención
se convierte en fundamental.
No nos cansaremos de repetir, una
vez más, las recomendaciones que promueven las autoridades sanitarias
Evitar el contacto con otras personas en caso de afectación. Respetar
el espacio personal. Aislamiento en casa o, dependiendo de la gravedad,
según dispongan las autoridades sanitarias.
Al toser o estornudar hacerlo en la flexura del codo y no en las
manos o con un pañuelo desechable
Lavarse las manos con frecuencia
Por nuestra parte añadiríamos que la susceptibilidad individual a las
infecciones y su capacidad para
sobreponerse a ellas tienen mucho que ver,
además, con un estilo de vida saludable. Así, del mismo modo que las
recomendaciones oficiales van en el sentido de extremar unos hábitos higiénicos
siempre recomendables, sugerimos, adicionalmente, extremar el cuidado en
mantener una buena alimentación, un tiempo de descanso suficiente y una “higiene” mental y emocional adecuadas
para que no pasen factura a nuestro sistema inmunológico y, en cambio, lo
refuercen.
Epidemias y Homeopatía – Historia
Uno de los factores
que explican la rápida expansión de la homeopatía en Europa y Estados Unidos y
el mundo, en general, fue su éxito en
las grandes epidemias del
siglo XIX tales como el cólera, la escarlatina
o la fiebre amarilla. La
homeopatía, como se sabe, ofrece un tratamiento personalizado teniendo en cuenta no solo los aspectos
físicos de la afección sino también los emocionales y las circunstancias
vitales por las que atraviesa la persona. Sin embargo, en enfermedades epidémicas se suele utilizar otra estrategia ya que la
naturaleza de la enfermedad es distinta. Se trata de buscar, en estos caso, el “genio epidémico”, esto es, el
medicamento más efectivo encontrado
después de reunir muchos casos de
esa epidemia y consignado sus síntomas característicos.
El interés de la homeopatía en las enfermedades epidémicas ha quedado reflejado tanto en registros históricos como en estudios epidemiológicos y clínicos. Sobre los múltiples ejemplos disponibles se puede profundizar en artículos publicados como el de Ton Nicolai en 2009 (en español) o más recientemente el de Jennifer Jacobs en 2018 (en inglés).
Algún ejemplo histórico extraído del primero: Gripe
española, en la que murieron más de 20 millones de
personas, 500.000 en Estados Unidos: «Dean W.A. Pearson de Filadelfia
recopiló 26.795 casos de gripe tratados por homeópatas con una tasa de
mortalidad de 1,05, mientras que la tasa media de mortalidad entre los
pacientes tratados por médicos convencionales fue del 30 %”.
Estas tasas pueden generalizarse a otras
poblaciones según el historiador J. Winston
Winston J. The Faces of
Homeopathy. Wellington, New Zealand: Great Auk Publishing; 1999
Cólera:
«En Rusia, en los años 1830 y 1831, la
homeopatía se usó para tratar a 1.270 pacientes con cólera en las provincias de
Saratoff, Tambtoff y Twer: de ellos, 1.162 se curaron y 108 fallecieron… Tasas similares en los resultados del tratamiento
homeopático para el cólera se observaron en Hungría, Mähren y Viena»
Nicolai T. Homeopatía para las enfermedades
epidémicas en los países en desarrollo. Rev Med Homeopat.2009; 02(03)
:119-26.
Jacobs J. Homeopathic
Prevention and Management of Epidemic Diseases. Homeopathy.
2018 Aug;107(3):157-160.
Epidemias y Homeopatía – Actualidad
También en la actualidad se ha utilizado homeopatía en enfermedades epidémicas.
El dengue es una de las enfermedades víricas
epidémicas sobre las que más se ha publicado en los últimos años, en
prevención y tratamiento, como explica este editorial de Raj K. Manchanda
de 2015. La incidencia cayó un 93% en los tratados (3 primeros meses de
2008 comparado con el mismo periodo de 2007), en lugar de aumentar un
128% en los no tratados. Lo que es más, un ensayo clínico a doble ciego
realizado en 2012 mostró mejoría en la mayoría de los síntomas del
dengue (fiebre, cefalea y mialgias).
Manchanda RK. Dengue
epidemic: What can we offer? Indian J Res
Homoeopathy 2015;9:137-40.
Fiebre Chikungunya (epidemia 2007): ensayo
doble ciego, controlado y aleatorizado.
De las casi 20.000 personas sanas que
recibieron el medicamento homeopático un 12,8% contrajeron la infección frente
a un 15,8% de los casi 18.500 que tomaron placebo (p=0.03). Esto se
traduce en un 19,8% de reducción del riesgo relativo de contraer
Chikungunya.
Nair KRJ, Gopinadhan S, Kurup TNS, et al. Homoeopathic
Genus Epidemicus ‘Bryonia alba’ as a prophylactic during an outbreak of
Chikungunya in India: a cluster-randomised, double-blind, placebo- controlled
trial. Indian J Res Homoeopathy 2014; 8:160–165 La leptospirosis es, por la enorme magnitud de la
intervención, otra de las enfermedades epidémicas que podemos destacar,
en este caso bacteriana. El estudio lo publicó Gustavo Bracho en 2010, con una reevaluación en 2014. Ya habíamos escrito sobre ello en el blog Hablando de Homeopatía, aquí y aquí. Los 2,3 millones de pacientes que recibieron homeopatía experimentaron una reducción de la incidencia de leptospirosis de un 84% mientras
que en las zonas no tratadas hubo un aumento del 21,7%, rompiendo por
primera vez la relación documentada entre las lluvias torrenciales y la
enfermedad.
Bracho G, Varela E,
Fernández R, et al. Large-scale
application of highly-diluted bacteria for Leptospirosis epidemic control. Homeopathy 2010;99:156–166
Golden I, Bracho G. A
Reevaluation of the Effectiveness of Homoeoprophylaxis Against Leptospirosis in
Cuba in 2007 and 2008. J Evid Based Complementary Altern Med. 2014
Jul;19(3):155-160..
El caso de la malaria muestra las diferentes posibilidades de la homeopatía, porque en uno de los estudios,
publicado en 2014, se ve la reducción de los síntomas de la
quimioprofilaxis farmacológica convencional y mejorar así el
cumplimiento del tratamiento. Lo explicábamos previamente aquí.
Aprovechando
esta reflexión, quisiéramos comentar estas diferentes
posibilidades que ofrece la homeopatía para ayudar a las poblaciones en
riesgo o afectadas, además de las intervenciones directas sobre la enfermedad
que ya se han comentado y que, siendo interesantes y pudiendo usarse en las
circunstancias expuestas, precisan sin embargo de mayores pruebas científicas
antes de su validación definitiva:
mejorar de manera inespecífica el estado de salud e inmunitario
mejorar el control de las enfermedades crónicas o de base que pueden complicar la evolución
de los pacientes contagiados.
mejorar la tolerabilidad
de los tratamientos convencionales para la prevención (vacunas,
quimioprofilaxis) y tratamiento.
Para
alcanzar todos los objetivos expuestos, podrán utilizarse medicamentos
homeopáticos específicos del agente (nosodes), de la epidemia (genio epidémico), del control de síntomas o del paciente en
su globalidad (tratamiento individualizado).
Coronavirus y Homeopatía
Puesto que no hay tratamiento específico disponible para la actual infección
Covid19, quizás vale la pena examinar otras medidas, siempre adicionales a las establecidas
por las autoridades sanitarias, que pueden contribuir al tratamiento de los
pacientes afectados por el coronavirus o para su prevención.
En este sentido, destacar que, de acuerdo con
la OMS, es útil valorar la aportación de
las terapias complementarias a los problemas de salud de la población, en
particular en determinadas poblaciones en las que el acceso a la medicina
convencional es más difícil, o cuando ésta no puede aportar respuestas
definitivas a dichos problemas. Así, el gobierno chino ha destacado profesionales de la Medicina Tradicional
China (MTC) para que puedan contribuir en el abordaje de la epidemia por
COVID-19, dado que la MTC forma parte integral del sistema de cuidados de este
país, e igualmente el gobierno indio ha
emitido algunas recomendaciones sobre las posibilidades de la Homeopatía y
la Medicina Ayurvédica/Unani, dado que estas terapias integran el sistema de
salud de la India.
Debe quedar claro que estas recomendaciones no pueden generalizarse a otros países
ni pueden tomarse como respuestas
terapéuticas de utilidad demostrada en el abordaje de la prevención o tratamiento del COVID-19. Pero, al
mismo tiempo, no puede descartarse su utilidad y por eso se proponen como una opción más al servicio de la
población.
La pandemia comunicacional
Finalmente, llama la atención, también, de esta pandemia, COVID-19,el miedo y pánico que la están acompañando.
En el aspecto sanitario claro que
hay que seguir prestando la máxima atención y minimizar, en lo posible, el
número de casos, sobre todo en personas mayores y con patología de base. En
este sentido, las recomendaciones de las autoridades sanitarias son el mejor
camino para evitar contagios y multiplicar la infección. Pero es sorprendente
que en una época de información
máxima, rápida y solvente se generen tal cantidad de actitudes irracionales. Focos de xenofobia según la procedencia o etnia de las personas, desabastecimiento en supermercados en
algunas zonas afectadas, agotadas
las existencias de mascarillas, incluso se roban, en hospitales, con el riesgo
de no poder llevar a cabo intervenciones quirúrgicas o procedimientos realmente
necesarios, las bolsas
registran bajadas históricas, la economía global se resiente… Se ven hasta pintorescas
maneras de saludarnos o relacionarnos como hacerlo con los codos o con los
pies, etc. Así que, además de una pandemia sanitaria, hay otra de otro tipo, una de miedo y pánico, una muestra más de lo frágil y voluble que es esta
sociedad que hemos construido.
Asistimos de nuevo a la gran paradoja de que la época de más
hipotéticos contactos entre nosotros, la época de las redes sociales, no solo es
la época en la que más solos nos encontramos sino que, además, aún siendo,
supuestamente, la más informada, es
en la que más desinformados estamos.
Esto debería ser motivo de reflexión para todos. Nunca “lo más” ha sido lo
mejor. Habría que pensar otros caminos para, y ahora refiriéndonos al campo
sanitario, generar una verdadera
educaron sanitaria en la población, hacer a las personas más responsables y activas en su enfermar
para que cuando tengan que enfrentarse a situaciones como esta lo hagan desde
la confianza y la calma precisas para desenvolverse por sí mismos con
el nivel adecuado de autocuidados y acudir
al médico solo cuando fuese estrictamente necesario. Porque el hipotético colapso del sistema es otra de las
grandes preocupaciones de estos días según los casos vayan apareciendo
gradualmente o de golpe y según el comportamiento de la población.
Y ¿qué es lo que sucede? Por un
lado los medios piden tranquilidad, sí, todo el mundo pide tranquilidad pero pocos la demuestran. Es difícil pedir tranquilidad con imágenes
constantes (las imágenes, aquí, son muchísimo más poderosas que lo escrito) de hospitales,
de gente con mascarillas, calles desiertas, opiniones “espontáneas” de miedo y mercados
desabastecidos Es
igual que eso vaya acompañado de piadosos mensajes de calma. El mal ya está hecho previamente. Ahí
tenemos esas imágenes, icónicas, de soldados en una desértica plaza del Duomo
de Milán con ametralladoras y mascarillas. Como si fuéramos, así, a matar al virus. Y es que las metáforas de las “guerras” contra
los virus, igual que contra el cáncer o la
enfermedad en general, no son las más adecuadas.
No, no
hay ninguna guerra contra los virus y, de hecho, tenemos
millones de bacterias y virus en nuestro organismo, convivimos con ellos
a diario, con unas funciones seguramente mucho más beneficiosas que
perjudiciales.
Empecemos, pues, a cambiar nuestras metáforas para cambiar la percepción de la
población y que deje de verse a la enfermedad, la epidemia en este caso, como
un ejército de enemigos alienígenas a los que hay combatir. Porque esa imagen favorece el miedo. Y el miedo, de por sí, es, a su vez, un gran
generador de enfermedad.
Hay una pandemia,
sí, la del coronavirus covid-19, pero sin menospreciar, de ningún modo, la
sanitaria, y estando muy atentos a su evolución, seamos conscientes, también,
de la enfermedad del miedo y sus
derivadas.
Esa enfermedad que está en otro sitio: allá, en la sombra, donde nos es difícil o no queremos mirar. Agradecimientos: a mi amigo, el Dr. Gualberto Díaz, por su contribución a la redacción de este post.
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