George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
domingo, 20 de octubre de 2019
Xavi Domènech, mirada lúcida sobre una realidad tenebrosa. Imprescindible para entender e iluminar el momento actual. Tiene las mejores credenciales: la ciencia, la experiencia y la conciencia
Xavi Domènech: “Igual el problema no es ‘Con Rivera, no’, sino que ‘Con Sánchez, tampoco’”
Entrevista con el historiador y ex líder de los comunes
BARCELONA.- Xavi Domènech (Sabadell, Barcelona, 1974) recibe a cuartopoder en su casa, en el Eixample de la capital catalana.
Tras una semana de movilizaciones intensas de respuesta a la sentencia
del Tribunal Supremo a los dirigentes independentistas, analiza la
actual situación política y social que vive Catalunya y el resto del
Estado. Este profesor de Historia de la Universidad Autónoma de
Barcelona, que dejó la política hace algo más de un año, cuando era el
líder de Catalunya En Comú, no ahorra en mirar el pasado para explicar
el presente. Duro con el PSOE, también ofrece algunas perspectivas hacia
el futuro para salir del actual bloqueo político. -Una semana movida en Cataluya desde que el lunes se conociera la sentencia. ¿Qué valoración hace de la misma?
-La
sentencia es infame. Pondré un ejemplo. Dolors Bassa fue consellera de
Trabajo y en varios sitios se da por supuesto que era consellera de
Educación, con la responsabilidad de haber abierto escuelas. Es muy
bestia que en un proceso con siete magistrados y dos años abierto, en un
juicio que se abre a principios de este año, tengan una persona delante
y no tienen ni idea del cargo que ocupó. Esto, además, no puede
recurrirse, pues es un tribunal de última instancia. Hay una persona en
prisión acusada por cuestiones relacionadas con un cargo que no ocupó. Y
lo sabe todo Catalunya.
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Esto
indica que aquello que ya pasaba en Catalunya, donde un 70% de la
población no confiaba en la independencia judicial, ahora debe estar a
unos niveles del 99%. Es una sentencia formada por el derecho penal del
enemigo y buena parte son argumentaciones de cara a tribunales
internacionales, evidentemente, no están seguros de lo que están
haciendo. Es de una gravedad enorme.
Además, una parte muy alta de
la sociedad catalana que ha participado en movilizaciones no violentas
durante años ha visto cómo han metido en prisión a dos dirigentes
sociales que pedían que no hubiera violencia en las movilizaciones,
Cuixart y Sànchez. Es una sentencia en la que los servidores del Estado
pensaron que la patria estaba ante el precipicio y dieron un paso
adelante. -¿En qué momento percibe que la sentencia iba a ser tan dura?
"Para Catalunya, la sentencia es durísima"
-Desde
el verano, o antes. Hubo un momento que en los mentideros de Madrid se
hablaba de una sentencia que no iba a ser dura, que se centraría en
Junqueras, pero no en los Jordis o en Carme Forcadell. El caso de
Forcadell es bastante extraordinario, ha sido juzgada por un tribunal
por los mismos delitos que otra parte de la Mesa está siendo juzgada en
otro tribunal, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, algo que
no se puede hacer. Se pensaban que esa sentencia sería muy dura hacia
Junqueras, pero menos para el resto.
Entiendo, puedo entender que
para una parte de la derecha española, el hecho de que no haya delito de
rebelión les haga parecer que la sentencia es blanda. Puedo entender
que para una parte de la izquierda española la sentencia sea floja
porque la derecha está cabreada. Pero esto puede pasar como la sentencia
del Estatut. En sentencia del Estatut hubo una visión en el sistema
mediático español, incluso progresista, de que no es muy dura. Para
Catalunya es durísima. En definitiva, lo importante no es lo que se
piense en Madrid, sino en Catalunya. Para Catalunya, esta sentencia es
muy dura. Y opera políticamente sobre Catalunya. -Habla de
la diferencia de percepción que hay en Catalunya y en el resto del
Estado. Como ex político que estuvo en Madrid, en el Congreso. ¿Cree que
las izquierdas españolas acaban de comprender lo que ocurre en
Catalunya?
-Unidas Podemos en este caso siempre ha hecho
una apuesta por el referéndum, creo que es la solución. Hay una empatía
complicada con lo que hay en Catalunya. Yo lo viví en directo, viví a
caballo entre Madrid y Barcelona en un momento intenso. Una misma cosa
significa una algo en Madrid y otra cosa en Barcelona. Estás
interactuando con espacios mediáticos y culturales diferentes. Es
complicadísimo. -¿Cómo valora el grado de movilización tras la sentencia?
"Lo único que me ha sorprendido ha sido Tsunami Democràtic"
-Es
cierto que hay un agotamiento largo en el tiempo de lo que es el
procés. Pero la sentencia estaba claro que iba a generar una gran
reacción. Hemos vivido en la sociedad catalana algo muy intenso y
tenemos todavía que metabolizarlo, por lo que hay una tendencia a
destensar, pero claro, es que los servidores de la patria… Pensaba que
las movilizaciones iban a ser muy fuertes y lo están siendo. Lo único
que me ha sorprendido es lo del Tsunami Democràtic.
Tenemos una
movilización tradicional, de masas, espectacular, con muchísima gente.
Otra, que también es tradicional, las algaradas por la noche. Esto no es
extraño en Barcelona, ha pasado muchísimas veces. Es extraño vinculado
al movimiento independentista, pero la acción colectiva en Barcelona no
lo es. Creo que ha vuelto algo que estaba en 2010 y 2011, el Tsunami,
muy creativo, la acción del aeropuerto es espectacular. Y busca
movilizaciones mantenidas en el tiempo. Esta semana estamos viendo un
crescendo, pero después vendrá la bajada. Supongo que ahí Tsunami jugará
un papel que permitan mantener la movilización.
Aquí hay un
problema, hay una gente que está en prisión y que les han votado miles
de personas. Está en prisión porque predicaban la no violencia. Hasta
que no se solucione ese problema, hasta que esa gente no esté en casa,
va a haber movilización. -Parece un juego de rol, de escape room, lo de Tsunami…
-Una periodista lo definió como La Casa de Papel.
Ese tipo de movilizaciones ya las hemos visto, no tan avanzadas
tecnológicamente. Pero, lo de jugar al despiste, de estar en un sitio
para ir a otro, ya lo he visto. Este tipo de movilizaciones serán las
movilizaciones del futuro. -Hablaba de que las barricadas y
este tipo de movilización no es nueva en Barcelona. Usted es
historiador, ha estudiado especialmente la historia del movimiento
obrero y en Catalunya. ¿Qué episodios del pasado podría citar en los que
se pudieran referenciar estas movilizaciones de estos días?
"Me parece gente muy joven para que se hable de Black Bloc"
-En
la huelga general del 2010, recuerdo Barcelona en llamas. Lo he visto,
no ya como historiador. En los 90, en el ciclo del movimiento okupa,
hubo varios momentos de este tipo de fenómenos. En el pasado, también.
La Semana Trágica fue mucho más bestia. Diría que en gran parte de las
grandes urbes europeas con una amplia trayectoria de movimientos
sociales esto pasa.
A diferencia de otros momentos, me llama la
atención de que es gente muy joven. Me parece gente muy joven para que
se hable de Black Bloc. Esta gente reúne varias características. Siempre
había dicho en los últimos años que, desde el inicio de la crisis del
2008 hasta hoy han pasado 12 años, gente que tenía ocho años ahora tiene
20. Gente que ha vivido en una sociedad de crisis laboral, de falta de
expectativas de futuro, de crisis del sistema político en Catalunya y
España. Esa gente que era un niño, ya es adulto y ha experimentado algo
que muchos no experimentamos y va a producir nuevas realidades.
Esto,
añadiéndole una sentencia durísima contra gente que siempre ha abogado
por las movilizaciones pasivas, añadiéndole un cierre de mirada al
futuro para el independentismo, explica lo que está pasando estas
noches. Más que una conspiración del Black Bloc internacional, que es lo
que harán los medios. Dicen que son anarquistas italianos, no lo
entiendo, en Catalunya siempre ha habido más anarquistas que en Italia,
donde había muchos comunistas. Es cierto que en Barcelona hay muchos
italianos, pero tengo dudas de que sean anarquistas. A parte de eso, de
lo que digan los medios, de que son elementos profesionalizados, puede
haber alguno, esto tiene que ver más con una juventud muy quemada. -Siempre
se ha referido, tanto en sus trabajos teóricos como en su práctica
política, a que la conjunción de la lucha por los derechos nacionales y
derechos sociales en Catalunya podrían generar grandes mayorías
políticas. ¿Estamos en ese momento?
-En Catalunya,
políticamente, quien encuentre la conjunción entre tres elementos, tiene
mucho ganado, pero es muy difícil. El primero, dar una respuesta a
aspiraciones en términos de igualdad, una sociedad más justa. El
segundo, una respuesta al reconocimiento nacional de Catalunya. La
tercera respuesta, a la crisis económica. Con esto, en Catalunya se
llegará a ser hegemónico. Eso lo conseguimos nosotros en 2015 y 2016.
Ahora
mismo, veo una situación enquistada, donde se da una paradoja. La
independencia de Catalunya como horizonte de esperanza construido por el
independentismo, muy bien hecho, de forma ideológica, propagandística…
está en el peor momento. Y, probablemente, es el momento en el que más
independentistas hay en Catalunya.
La percepción de que no hay
solución en el Estado ha aumentado muchísimo. Se han dejado pasar muchas
oportunidades. Desde el 2017 hasta ahora han pasado dos años, no ha
habido diálogo. Pedro Sánchez llegó al Gobierno porque le votaron
aquellos que piden soluciones para España, Unidas Podemos, y los
independentistas. Ese señor se ha pasado los últimos tiempos dando de
hostias a la gente que le votó. Ahora mismo no parece que los
socialistas sean una solución política a nada, no tienen propuesta
política, y no me refiero únicamente a como propuesta al referéndum. No
tiene ni una sola propuesta política para Catalunya. Bueno, Sánchez ha
dicho que la propuesta política para Catalunya es la misma que para
Extremadura, por lo que está diciendo que tampoco tiene política para
Extremadura.
Por tanto, es muy complicado que con unos socialistas
que no quieren tener propuesta, si ellos son el eje vertebrador del
gobierno, haya solución. Tendremos una situación enquistada donde cada
vez menos gente en Catalunya cree en el Estado, Constitución, la
valoración de la monarquía está en un 2 sobre 10, la independencia
judicial… Esto no es sostenible durante demasiado tiempo. -Con respecto a cómo ha afectado estos últimos meses al Govern y al independentismo. ¿Torra está acabado políticamente?
"Pusieron a Torra para que no hiciera sombra a Puigdemont"
-Sí,
pero por los suyos. Pusieron a Torra para que no hiciera sombra a
Puigdemont. Creo que fue un error profundo, porque si en algún momento
Catalunya necesitaba de un Govern fuerte era este momento. Ahora, ni los
suyos creen en él, ni ERC, ni la CUP. Esto no se soluciona quitando a
Torra, a pesar de que muchos medios de comunicación están apasionados en
quitarle. Esto se soluciona con unas nuevas elecciones.
Difícilmente
va a haber unas nuevas elecciones en Catalunya antes de primavera. No
se puede ahora, porque Sánchez decidió convocar elecciones generales
después de la sentencia. Creo que lo que se abrirá después de las
elecciones generales va a ser un tiempo de incertidumbre para ver qué
gobierno se conforma en España, difícilmente se convocarán elecciones en
Catalunya hasta que no se sepa quién gobernará en España. -¿Es el momento de ERC?
-Paradógicamente,
a pesar de que Sáenz de Santamaría dijera que habían logrado descabezar
al independentismo, ERC está en un buen momento. Es difícil prever qué
pasará políticamente en España y más en Catalunya, donde todo cambia en
un instante, pero ERC ahora mismo ocupa la centralidad política. En
principio, tendría que ganar unas elecciones.
Eso significa mucho o
no significa nada. Significa mucho porque hay una pelea de judo
histórica en el campo independentista y ERC nunca ha ganado al campo
convergente. Pero ganar unas elecciones en Catalunya ahora mismo… Si ERC
gana, no lo hará como Pujol, que conseguía más de 70 escaños. Lo
importante serán las alianzas. De todas formas, si ERC gana, sería
histórico, no se gana desde los años 30. -El último president de ERC…
-Fue Tarradellas, después de décadas, por unas elecciones celebradas en los años 30, cuando regresó del exilio. -Al último gobierno de ERC también lo metieron en la cárcel.
"¿Prefieren que gobierne la derecha en España o solucionar el problema catalán?"
-Sí,
en el 34. Y a Companys lo fusilaron después. En el 34 entraron en
prisión, hubo una sentencia del Tribunal de Garantías Constitucionales
que los mantiene en prisión y hay una alianza entre las izquierdas
catalanas y españolas cuando gana el Frente Popular en el 36 que, en el
corazón de la misma, reconoce la amnistía. Se aplica a los mineros
asturianos y al gobierno de la Generalitat.
Esto es lo que el PSOE
y el progresismo en España no ha entendido aún. Igual lo consiguen,
porque Iván Redondo, este Rasputín, lo está probando a consciencia. Yo
no creo que consigan ser duros, de derechas, que haya un incendio en
Catalunya y que ganen. Hasta ahora ha sido imposible que haya un
gobierno progresista en España sin tener en cuenta a las fuerzas
progresistas de Catalunya. El progresismo español tendría que definir
una disyuntiva, más allá de si le gusta más o menos, no hablo de
empatía, ¿prefieren que gobierne la derecha en España o solucionar el
problema de Catalunya? ¿Prefieren al PP, Ciudadanos o Vox, puede ser que
prefieran eso, o solucionar el conflicto catalán?
Alguien tendrá
que sentarse en algún momento y responder esta disyuntiva. Y ya me da
igual si la ley, la empatía, si entienden algo o no. Hay políticos que
no entienden nada, pero saben que si quieren gobernar tienen que
entender cosas. Igual no tiene oportunidad y no es presidente en el
nuevo ciclo. Igual alguien se debería plantear que igual el problema no
es “Con Rivera, no”, sino que “Con Sánchez, tampoco”. De eso, en
Catalunya, hay mucha tradición. -¿De qué?
-Si
alguien es el más votado, pero no es capaz de establecer alianzas, hay
que cambiar el candidato. Igual es la solución. En Catalunya se ha hecho
muchas veces y ha funcionado. Estas elecciones Sánchez las ha convocado
pensando que el PSOE iba a tener más alternativas para configurar un
gobierno. Ahora hay varios escenarios. El primero, que gane el PP, por
lo que sería la decisión estratégica más estúpida del PSOE. Otro, que
les queden dos posiblidades o gobernar con el PP, ya ni con Ciudadanos, y
la otra volver a la alianza de la que han renegado con Podemos y los
independentistas.
Es difícil que Sánchez, que convoca elecciones
para evitar esto último, si no le queda otra opción, pueda asumir esto.
Se impondría la retirada de Sánchez como candidato y que se propusiera
otro candidato. Creo que por ahí podrían venir soluciones políticas. -¿Cómo ve al PSC?
-Lo
veo mal. Estaba en un buen momento, creciendo, recuperando voto de los
comunes… Estaba en la cresta de la hora. Ha cometido dos errores para
mí. Uno, no convencer al PSOE de buscar una solución para Catalunya, por
lo que les convierte en algo bastante inútil. El otro, se ha confirmado
demasiado pronto y de forma muy evidente que estaban dispuestos a
implantar un frente de orden en Catalunya. Quiero decir que la jugada
del PSC es hacer a Iceta de president con los votos de Ciudadanos, del
PP y convencer a los comunes. Creo que no es una jugada de izquierdas,
ni siquiera de progresistas, sino de bloque.
Todo lo que han
criticado a los independentistas de funcionar como bloque, lo están
haciendo. ¿Qué amalgama eso? El nacionalismo español. Un gobierno que
tenga como base de Ciudadanos, PSC y PP. Ahora, la sensación es que
están bajando otra vez, los trackings indican que se van a pegar una
hostia. -¿Y a los comunes?
-Prefiero no opinar, espero lo mejor. Pero al haber sido dirigente, prefiero no opinar. Xavi Domènech. / María Artigas-Hablaba
de que en los años 30 las izquierdas españolas y catalanas pactaron la
amnistía para el Govern. ¿La solución pasa por ahí?
"Desde Catalunya se pedirá la amnistía"
-Sí.
Pasa porque estén fuera. La fórmula y lo que va a pedir el
independentismo y todas las personas de Catalunya que queremos que estén
fuera es la amnistía. La amnistía abre una nueva frase política, hay un
reconocimiento de que no hubo delito y eso obliga a iniciar un diálogo.
El
modelo histórico más cercano es el de la dictadura, el franquismo daba
indultos, normalmente Franco por navidades daba indultos. No tenían
mucha utilidad para los presos políticos, porque el indulto es un
derecho de gracia monárquico que permite perdonar al delincuente. La
persona que estaba por haberse manifestado, asociado, cuando salía lo
volvía a hacer y entrar otra vez en prisión.
El antifranquismo no
pedía indultos, pedía amnistía, la superación de una fase, el
reconocimiento de que no hubo delito y de que, por tanto, había que
comenzar una nueva etapa. Por ello, el primer acto que inaugura la
Transición no es la muerte de Franco. El primer gobierno fue el de Arias
Navarro que era conocido como el carnicero de Málaga porque era un
asesino. Sino cuando, por la movilización popular, Adolfo Suárez cuando
llega al gobierno lo primero que hace es la ley de amnistía. Eso fue una
nueva etapa.
Creo que desde Catalunya mayoritariamente se pedirá
la amnistía y el Estado tendrá que saber qué hacer, seguir con la
deslegitimación constante o abrir una nueva etapa. -¿Cree que se va a generar un movimiento por la amnistía, de fuerza de distinto índole, como fue la Asamblea Catalana?
-El
movimiento por la amnistía será largo. Tiene que haber incorporación de
la sociedad civil, la amnistía fue una reclamación del antifranquismo
político pero también social. Justicia y Paz tuvo un papel muy
importante, la iglesia católica… Tiene que haber un movimiento amplio de
la sociedad civil más allá de los partidos. La reivindicación será
potente en la medida que sea de la sociedad civil, y no de los partidos.
Creo que habrá sectores independentistas y no independentistas.
Ahora
mismo hay posicionamientos muy encontrados en Catalunya. Pero, desde el
Barça, CCOO, UGT, Òmnium, etc. Todos han coincidido en una cosa, tienen
que estar en casa. Eso, en la medida que no suceda, y Sánchez parece
que no está dispuesto a que suceda, lo dijo en el mitin electoral de
Moncloa, si un tejido social en Catalunya está de acuerdo con esto, va a
generar un movimiento en torno a esto. -¿Y pedir el indulto?
-No
es necesario que se pida, el Gobierno puede indultar sin que se le
pida. Ellos no lo van a pedir y el Gobierno no va a hacer nada sin que
nadie se lo pida. Parece que el Gobierno no quiere hablar de esto. En
España se ha indultado a Alfonso Armada, del 23F, a los dirigentes
socialistas de una organización asesina que era el GAL, con sangre en
las manos se ha indultado sin problema. Se ha indultado a corruptos.
Pero, a pesar de ello, creo que el PSOE no está en disposición de querer
indultar a personas que están acusadas por hechos políticos, habría
unos problemas en el PSOE terribles.
Algún día se tendrán que
plantear qué quieren, si quieren gobernar España o no. Yo ya no confío
en su ética ni en su proyecto político, pero sí confío en sus ansias de
poder. Tienen muchas. -¿En qué momento dejó el PSOE de ser de izquierdas?
-Hace
muchos años. En los años 90, aquí el neoliberalismo lo implementó el
PSOE. Se hicieron huelgas por eso. Después hubo un momento con Zapatero
que planteó algunos horizontes de esperanza. Un horizonte planteado con
valores progresistas relacionados con los nuevos derechos, memoria,
gays… No un modelo redistributivo en temas laborales y económicos, eso
no.Después, plantearon un nuevo horizonte, la España Plural, las
reformas estatutarias.
En el PSOE actual, cuando Sánchez copió el
discurso de Podemos, la España plurinacional y otra serie de medidas
progresistas. Ya veremos cómo acaba esto, pero el PSOE en 2010 estaba
hecho polvo, muy deslegitimado, lo paga electoralmente con uno de los PP
más duros de la historia y hay una serie de fuerzas que le dan el
gobierno. Eso tiene un año de vida y parece que se han creído que
volvían al pasado. Yo creo que se han equivocado y que van a volver a la
oposición. Sigo pensando que el PSOE necesita tocar poder,
instituciones, diputaciones y ahí igual hay posibilidades. -Para
ir terminando. ¿Cree que un momento de tensión como el de ahora, tras
la sentencia, puede afectar a la convivencia entre catalanes?
"Hay un problema político, que evidentemente genera un problema de convivencia"
-Creo
que no. Hay un momento de tensión, el de la DUI, el más duro. Lo que se
produce es que una parte de los catalanes tienen la sensación de que la
Generalitat ha decidido pasar de ellos. Hay una ruptura muy fuerte, el
resultado de Ciudadanos explica muy bien ese momento.
Ahora hay
presos, y creo que la mayoría de la sociedad catalana cree que no deben
estar ahí. Pueden pensar lo que piensen, de lo que se ha hecho
políticamente, pero mayoritariamente se piensa que no tienen que estar
en prisión. Tensiones habrá, es evidente.
Ahora bien, eso que
Sánchez hace constantemente de que aquí solo hay un problema de
convivencia es no asumir las responsabilidades políticas. Siempre se
puede decir que hay un problema de convivencia. Puedo salir que en
Madrid, cuando la Puerta del Sol está ocupada, hay un problema de
convivencia. Cuando salen los fascistas a pegar gente, hay un problema
de convivencia. El tema es que hay un problema político, que
evidentemente genera un problema de convivencia. Su función es
solucionar un problema político. -Hay amenazas por parte de la derecha de volver a aplicar el 155. ¿Qué supondría?
-La
otra vez, la aplicación del 155 fue para convocar elecciones, y
contaban que con ello iban a derrotar el independentismo. Por tanto,
tendrían que explicar para qué el 155. Si es para convocar elecciones,
se van a convocar solas. Si es para eliminar la institucionalidad
catalana, primero es inconstitucional, pues hay que marcar un tiempo, y
segundo, van a reformar el 155. Se habla más del estado de alarma, de
excepción, pero no sé qué solucionan.
Sánchez dijo que la
sentencia demuestra que el independentismo estaba equivocado. Una
derrota del independentismo. Una sentencia del poder judicial no debería
demostrar políticamente nada. Es muy fuerte que el jefe del ejecutivo
diga que el poder judicial está determinando la política de este país.
Es muy gráfico de la confusión democrática que opera en este momento en
España. Respetar la separación de poderes, pero hace una respuesta
política para decir que la sentencia da una razón política, es muy
delirante.
Aplicar el 155 no es una solución. Puede mantenerse en
el tiempo, puede haber momentos en los que la sociedad catalana se
agote. Pero habrá perdido una parte del territorio muy grande para mucho
tiempo, indefinidamente. Igual, si Sánchez vuelve a ser presidente del
Gobierno, no afronte este problema. Puede ser que Casado tampoco lo
afronte, si lo fuera él. Pero, estas cosas, por no afrontarlas no dejan
de existir. Podríamos pensar que Sánchez y Casado son postmos y que la
realidad va conforme a su mente, pero no será así. Si no lo afrontan,
llegará un momento en el que alguien lo deberá afrontar. -Usted proponía la ley de Claridad a la canadiense. ¿Cree que puede seguir siendo una solución?
-La
proponíamos nosotros y un referente del PSOE, Rubio Llorente. Creo que
será una de las posibles soluciones. Yo hablaba de dos cosas. Un pacto
de claridad en Catalunya y una ley de claridad en España. Habrá un
momento en el que se tendrá que votar y eso marca la creación de un
debate en Catalunya y España sobre lo que votar.
En el discurso de
Sánchez en Moncloa el día de la sentencia dijo que no es momento del
independentismo, es el momento de Europa y de compartir soberanías. Es
brutal. Es un presidente español que está dispuesto a que se trocé la
soberanía española con respecto a Europa, pero cuando se plantea la
posibilidad de un referéndum dice que la soberanía es indivisible.
Es
decir, hacia los de arriba, hacia los sitios a los que me invita
Macron, ceno muy bien y me pongo gafas de sol para ir con el Falcon. En
esos sitios estoy dispuesto a hablar de compartir soberanías. En cambio,
hacia la ciudadanía del Estado es indivisible. Creo que no se puede
sostener en el tiempo. Para mí será un modelo parecido a la ley de
claridad y preguntar a la ciudadanía de Catalunya sobre su futuro
político.
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