Carola Rackete, capitana del ‘Sea-Watch 3’, durante su detención, este sábado.GUGLIELMO MANGIAPANEREUTERS
Si alguien albergaba alguna duda, enhorabuena, porque su
incertidumbre ha llegado a su fin. Deben agradecérselo a Matteo Salvini,
vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior italiano. También,
desde luego, a Carola Rackete, una heroína europea, la capitana del
buque de rescate Sea Watch 3 que decidió atracar a la fuerza en
el puerto de Lampedusa en la madrugada del sábado, para garantizar la
vida de los 40 migrantes a quienes había rescatado en alta mar dos
semanas antes y cuya situación a bordo era ya insostenible. Carola
intentó mantenerse dentro de la legalidad. Había pedido permiso, había
argumentado, había pedido, había rogado sin resultados. Así la empujaron
a la ilegalidad, aunque la vida humana debería estar por encima de
cualquier ley. Para Salvini, sin embargo, 40 vidas no valen mucho. Él ha
dicho que Carola es una criminal, una delincuente, ha calificado su
actuación como un acto de guerra, ha pedido que se la condene con la
máxima dureza. Esto es, esto hace la ultraderecha europea cuando está en
el poder. Hasta aquí se llega cuando se empieza pidiendo que se retire
la tarjeta sanitaria a los inmigrantes ilegales con la imperturbable
sonrisa de Rocío Monasterio. Si alguien albergaba alguna duda, que deje
de dudar. Vox no es un partido ultraconservador, ni ultracatólico, ni de
gente de orden, ni de simples nostálgicos del franquismo. Es la versión
española de la extrema derecha europea, la misma que hoy desea que
Carola Rackete pase los 10 próximos años en la cárcel. Quienes gobiernan
con ellos, o se apoyan en sus votos para llegar al poder, deben asumir
las consecuencias de su elección, pero no hace falta que se molesten en
explicarnos de qué parte están. Eso ya lo sabemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario