Un pueblo castellano con 200 habitantes y 9 librerías, ¿cómo es posible?
por
Laura Cruz
Público

Un de los arcos junto a la muralla de Urueña en Valladolid. Foto: José Luis Cernadas Iglesias.
Decía el célebre escritor Miguel Delibes que “si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo”. Y es cierto que cuando alguien llega a Urueña (Valladolid), no se cansa de admirar el horizonte de la Tierra de Campos que se vislumbra desde su muralla, la cual abraza al municipio. Como si de una paleta se tratase, estos campos castellanos estallan en diversas tonalidades de verdes, amarillos y ocres. Hasta que la vista alcanza, el horizonte se funde con el Teleno (León) y la sierra de la culebra de Zamora. Pareciera como si un pintor los colorease cada mañana a capricho. No habrá dos visitas iguales a Urueña, pues la magia de uno de los pueblos más bonitos de España se esconde también entre sus páginas. Literalmente.
En 2007, Urueña se convirtió en La Villa del Libro. Según relata Paco Rodríguez, su alcalde, “Urueña contaba en los 90 con la Fundación Joaquín Díaz y más tarde se eligió este enclave porque se quería fomentar la cultura y el turismo en esta zona. El ayuntamiento fue adquiriendo solares en ruinas para cederlos al proyecto”.
Pasear por las calles empedradas de esta villa es una delicia para los sentidos y la imaginación. En sus paredes, Miguel Delibes observa al visitante y unos versos hablan de viejas historias de Castilla la Vieja, junto con un pasaje de su obra La sombra del ciprés es alargada, que recibió el Premio Nadal en 1947.

Indicaciones de los espacios de la Villa del Libro. Foto: L. C.
Huele a café de puchero con clavo y naranja en una librería en la que su terraza muestra todo el enclave castellano y en días soleados sus vistas son una maravilla de la naturaleza. En su interior, los libros hablan de urbanismo, de política o de feminismo. Hay ambiente de cine en la librería de Rodrigo J. Ruiz, que esa semana cerraba por rodaje. También pueblan esta villa librerías especializadas, como El Grifilm, donde además de la venta de libros, también se realizan cursos y talleres de cine. “Estamos especializados en cine, pero abarcamos todas las disciplinas y tenemos libros de primera y segunda mano”, cuentan.
Para que La Villa del Libro pudiese hacer honor a su nombre, se establecieron condiciones que facilitaban la apertura de estas casas del saber, comúnmente llamadas librerías. “La Diputación ofrece gratis los locales para que se destinen a abrir librerías”, apunta Paco, el alcalde del municipio.
Otra de las posibilidades que ofrece Urueña son los cursos de caligrafía que imparte Esperanza Serrano en su librería, Alcuino Caligrafía y Arte. “Los imparto desde hace 20 años; aquí, en La Villa del Libro, desde que se inauguró en 2007. Son cursos de escrituras antiguas y modernas, así como la decoración de manuscritos que acompaña a cada estilo caligráfico”, relata Esperanza. Su duración es de 10 a 12 horas, los fines de semana, y en tres días en el periodo estival.
Es verdad que desde que se inauguró como Villa del Libro, Urueña ha ido ganando en turistas y esto ha hecho que muchas veces los restaurantes de sus empedradas calles se queden pequeños, pero, según su alcalde, “la población más o menos se ha mantenido a pesar de la despoblación que hay en la zona, cosa que se podría considerar como una buena noticia”. Son unos 200 habitantes.

Las murallas de Urueña. Foto: J. L. Cernadas Iglesias.
Por todo ello, Urueña ha sido elegida como proyecto piloto para la puesta en marcha de una aplicación móvil en la que la Junta de Castilla y León quiere ofrecer al visitante los puntos de interés, vídeos e incluso música de ambiente.
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