Para definir la situación nos podría valer lo que dijo Churchill sobre Rusia: es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma. ¿Sabrán ganar los que ganaron? ¿Sabrán perder los que perdieron? Esto último es fácil de predecir una vez liberado el gas tóxico que el PP acostumbra a utilizar cuando pierde, que es la teoría de la usurpación, como en 2004. Entonces los populares se dijeron expoliados por la complicidad del PSOE con el 11M. Ahora, por un contubernio de los enemigos de España.
La moción de censura, herramienta impecablemente constitucional, se denunciaba como un truco de carterista, y la mayoría parlamentaria, como turba de maleantes. Hoy, como ayer, ni el más remoto reconocimiento de error. Por cierto, ¿se acuerda el PP de cuánto le irritaba que el independentismo catalán llamara “asalto antidemocrático” a una previsión constitucional como el 155? En fin, primera incógnita despejada: la oposición será durísima.
Segundo, ¿sabrán ganar los ganadores? La lógica no invita al optimismo. Va a ser, desde luego, casi un milagro. Con un gobierno en minoría raquítica, obligado a equilibrios muy arriesgados en un parlamento tan heterogéneo, las tensiones entre los partidos y en el interior de los partidos solo se podrían amortiguar con la ayuda de 4 cosas que no se les suelen dar muy bien: lealtad, capacidad de renunciar para pactar, sentido de la realidad y control de la impaciencia. Yo confieso mi escepticismo, pero no olvido que los pesimistas también se equivocan, y pienso en Portugal, en la jerigonça. La jerigonça: el barullo, la cacofonía, lo incomprensible. Así fue bautizado aquel gobierno formado a finales de 2015 por el socialista Antonio Costa, apoyado por el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista, coaligado con los Verdes, el Partido Animalista… Aquel gallinero de antagonismos y viejos enfrentamientos estaba condenado al fracaso y, contra todo pronóstico, ha funcionado. La voluntad de pactar, de llegar a acuerdos, ha conseguido unos éxitos que han sido la gran sorpresa internacional. De manera que en Portugal el término jerigonça ha cambiado de sentido, y ahora significa la complejidad como riqueza. Miremos, por tanto, a Portugal. Y a propósito, el Partido Popular amenaza con practicar el obstruccionismo, una equivocación que le puede dar la puntilla. Lo último que necesita España en estos momentos es filibusteros. Si el PP no refrena su ira, el efecto rebote podrá ser el primer aliado de Sánchez.
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(*) Creo que esta cita lingüística de Iñaki es muy interesante para un momento como éste, en que la velocidad y las rutinas amenazan con arrancar de cuajo el origen y la sustancia de todo lo que se convierte en moneda de cambio vertiginoso entre sustancia y vacuidad. Como siempre el valor de la lengua acaba sometido a la bulímica voracidad del habla y dejando en el chasis, tantas veces, al lenguaje para sustituirlo por los ruidos, los ecos, las tripas, o las emociones que ni siquiera sabemos si son nuestras o endosadas o arrancadas de otros orígenes sin más.
En este caso, jerigonça o jerigonza, nace del provenzal geregons o giregonce, y significa jerga, lenguaje enrevesado y minoritario, complicidad expresiva de grupo, aparentemente absurdo, inentendible,- a veces hasta con matices burlescos-, excepto para quienes lo inventan y lo hablan, con el fin de ocultar el sentido de unas palabras disparatadas en apariencia y sobre todo el contenido de los mensajes, a los no interesados y/o contrarios en determinados asuntos. Viene de la Edad Media la cosa. Del poso que las enseñanzas sufis dejaron en la cultura de templarios y cruzados durante sus largas estancias en Oriente.
En el camino espiritual de aquellas culturas, la verdad y la iluminación, el 'encontrar la fuente' interior, un paso más allá de la sabiduría, como nube del no saber, se consideraba un trabajo de descubrimiento, no un dogma religioso predicado y asumido sin crecer como personas conscientes al mismo tiempo; por eso los instructores o maestros, escondían en metáforas, acertijos, parábolas y hasta chascarrillos y raras ocurrencias aparentemente disparatadas e ilógicas, como las del personaje imaginario del "sabio" sui generis el Mullah Nasrudin, las pistas para la búsqueda personal de la propia esencia en mdedio de la vida y no aislada en cenáculos selectos. Esa dinámica es el origen más remoto de la jerigonza, que, al ser transplantada a Europa, especialmente en las cortes de La Provenza francesa, madres de la poesía trovadoresca, que en el origen imitaba la poesía y el simbolismo sufí importado del Oriente, por quienes ni sospechaban su sentido esencial,y se la tomaron al pie de la letra, la redujeron al significado en que ha llegado hasta nosotros de caos esperpéntico e incomprensible mezcla-batiburrillo populachero, gallinero, follón molesto e inútil, separándola así para siempre de la poesía misteriosa y mágica, que derivaría con el tiempo en el amor cortés, exquisito y culto, elitishta y eshash coshash. Otro vestigio posible de la jerigonza fue la costumbre de que a los reyes les acompañase un bufón como la sombra de su luz mayestática o como voz de la conciencia que frecuentemente no tenían, y que se podía permitir hasta el insulto y la irreverencia más grosera, delante de la corte incluso, con total impunidad,y con el fin de aterrizar el ego de los monarcas al recordarles su lado ridículo , vulnerable y mortal, burlándose de sus virtudes y sonrojándoles con sus vicios, una especie de Pepito Grillo molestón, que era también terapéutico en su esperpento aparente y en su cruda realidad. Qué bien vendría ese remedio ahora para cantar las cuarenta a sus malestades, en lugar de una ley mordaza pilla-raperos, ¿verdad? A lo mejor, va y resulta que después de todo en la Edad Media las cosas no eran tan chungas como con el pp...No quiero ni pensar qué harían Rajoy, Cospedal, SSdS o Henando con un bufón pegado al escaño diciéndoles en público y delante de la prensa el mal del que se van a morir... políticamente, claro.
En este caso, jerigonça o jerigonza, nace del provenzal geregons o giregonce, y significa jerga, lenguaje enrevesado y minoritario, complicidad expresiva de grupo, aparentemente absurdo, inentendible,- a veces hasta con matices burlescos-, excepto para quienes lo inventan y lo hablan, con el fin de ocultar el sentido de unas palabras disparatadas en apariencia y sobre todo el contenido de los mensajes, a los no interesados y/o contrarios en determinados asuntos. Viene de la Edad Media la cosa. Del poso que las enseñanzas sufis dejaron en la cultura de templarios y cruzados durante sus largas estancias en Oriente.
En el camino espiritual de aquellas culturas, la verdad y la iluminación, el 'encontrar la fuente' interior, un paso más allá de la sabiduría, como nube del no saber, se consideraba un trabajo de descubrimiento, no un dogma religioso predicado y asumido sin crecer como personas conscientes al mismo tiempo; por eso los instructores o maestros, escondían en metáforas, acertijos, parábolas y hasta chascarrillos y raras ocurrencias aparentemente disparatadas e ilógicas, como las del personaje imaginario del "sabio" sui generis el Mullah Nasrudin, las pistas para la búsqueda personal de la propia esencia en mdedio de la vida y no aislada en cenáculos selectos. Esa dinámica es el origen más remoto de la jerigonza, que, al ser transplantada a Europa, especialmente en las cortes de La Provenza francesa, madres de la poesía trovadoresca, que en el origen imitaba la poesía y el simbolismo sufí importado del Oriente, por quienes ni sospechaban su sentido esencial,y se la tomaron al pie de la letra, la redujeron al significado en que ha llegado hasta nosotros de caos esperpéntico e incomprensible mezcla-batiburrillo populachero, gallinero, follón molesto e inútil, separándola así para siempre de la poesía misteriosa y mágica, que derivaría con el tiempo en el amor cortés, exquisito y culto, elitishta y eshash coshash. Otro vestigio posible de la jerigonza fue la costumbre de que a los reyes les acompañase un bufón como la sombra de su luz mayestática o como voz de la conciencia que frecuentemente no tenían, y que se podía permitir hasta el insulto y la irreverencia más grosera, delante de la corte incluso, con total impunidad,y con el fin de aterrizar el ego de los monarcas al recordarles su lado ridículo , vulnerable y mortal, burlándose de sus virtudes y sonrojándoles con sus vicios, una especie de Pepito Grillo molestón, que era también terapéutico en su esperpento aparente y en su cruda realidad. Qué bien vendría ese remedio ahora para cantar las cuarenta a sus malestades, en lugar de una ley mordaza pilla-raperos, ¿verdad? A lo mejor, va y resulta que después de todo en la Edad Media las cosas no eran tan chungas como con el pp...No quiero ni pensar qué harían Rajoy, Cospedal, SSdS o Henando con un bufón pegado al escaño diciéndoles en público y delante de la prensa el mal del que se van a morir... políticamente, claro.
Me parece muy oportuna esta comparación que hace Iñaki y no porque la moción de censura y el modo de gobernar mediante acuerdos "contra natura" se pueda comparar con un gallinero, un caos, con un destarife ni una jerigonza, sino porque delata el grado de imposiblidad ya casi metafísica de que un gobierno de ultraderecha hiperconservadora y cerril, acomodado a un bipartismo comodísimo pero democráticamente terminator, pueda, no ya no entender ni chufa, sino ni siquiera rozar la comprensión de una pluralidad y de un diálogo aplicados sin más remedio, a la governanza de un estado, en el que prime la supervivencia de los derechos, libertades, justicia e igualdad por encima de cualquier corruptela o cacicato independiente de toda legitimidad, moralidad, ética, legalidad o licitud, como ha venido siendo hasta la semana pasada el lamentable, cínico y vergonzante caso del pp.
En nuestro caso español la jerigonza no es el remedio, sino la enfermedad del pp, no la política clarísima que lo ha mandado a freir espárragos, porque no cabía otra cosa si es que se pretende ser un estado presentable dentro y fuera del territorio geopolítico y una mínima autoestima social. Simplemente humana.
El verdadero drama no va a ser entenderse en el campo minado de Mordor, más bien ha sido mantener en el Gobierno durante seis añazos de jerigonza contínua a Rajoy y a sus esbirros sin que el Parlamento, ni la Jefatura del Estado, ni los medios ni una gran parte del Poder Judicial beligerante, partidista y cómplice, comprados y embaucados, corrompidos, hiciesen ver al mundo que estábamos a tope asfixiados por el traje invisible del emperador mientras corríamos a zurriagazos legionarios echando el bofe, al son del Ibex35 como flautista de Hamelin...y por supuesto que era esa jerigonza de la engañifa ,y no la democracia, el idioma oficial del reino, que nos ha colapsado y cortocircuitado la sociedad, la política, la economía y casi, -si c's no remite y pasa a ser historia ex-votable junto con el pp-, la convivencia de este país de países descuartizado y unilateral a base de desgarrones de todo tipo.
El verdadero drama no va a ser entenderse en el campo minado de Mordor, más bien ha sido mantener en el Gobierno durante seis añazos de jerigonza contínua a Rajoy y a sus esbirros sin que el Parlamento, ni la Jefatura del Estado, ni los medios ni una gran parte del Poder Judicial beligerante, partidista y cómplice, comprados y embaucados, corrompidos, hiciesen ver al mundo que estábamos a tope asfixiados por el traje invisible del emperador mientras corríamos a zurriagazos legionarios echando el bofe, al son del Ibex35 como flautista de Hamelin...y por supuesto que era esa jerigonza de la engañifa ,y no la democracia, el idioma oficial del reino, que nos ha colapsado y cortocircuitado la sociedad, la política, la economía y casi, -si c's no remite y pasa a ser historia ex-votable junto con el pp-, la convivencia de este país de países descuartizado y unilateral a base de desgarrones de todo tipo.
Romper con el absurdo de toda la vida no debería ser un drama ni un problema más grave que las agonías que hemos pasado y aún pasamos desde 2011 hasta ahora, ni tiene que generar temor o alarma, sino, todo lo contrario, un lúcido y necesario sentimiento de liberación para establecer un marco de certeza serena en que si la hasta hace cuatro días imposible censura a la barbarie ya es un hecho y no una quimera, la determinación plural y solidaria es posible también al gobernar desde la pluralidad y el respeto consensuado y acertar, si nos lo proponemos, tanto los portavoces institucionales, como las voces de las bases sin pasar una para que la historia no se repita.
El pp puede intentar ese bloqueo, como ya está amenazando, pero para algo sirven los decretos-ley, ¿no? Ni creo que el Psoe a estas alturas lo ignore. Si Rajoy los ha usado para saltarse el control del Parlamento y hacer mangas y capirotes de las leyes y de la vergüenza, el pp ahora probará, sin duda, los efectos directos y colaterales de su propia medicina y se enterará de lo que vale un peine en la cabellera de la justicia y no rascando la calva de la miseria y el impudor, según la norma cortijo fashion y los señoritos de escopeta y perro.
El pp puede intentar ese bloqueo, como ya está amenazando, pero para algo sirven los decretos-ley, ¿no? Ni creo que el Psoe a estas alturas lo ignore. Si Rajoy los ha usado para saltarse el control del Parlamento y hacer mangas y capirotes de las leyes y de la vergüenza, el pp ahora probará, sin duda, los efectos directos y colaterales de su propia medicina y se enterará de lo que vale un peine en la cabellera de la justicia y no rascando la calva de la miseria y el impudor, según la norma cortijo fashion y los señoritos de escopeta y perro.
El miedo inoculado en el inconsciente colectivo, que frena y bloquea las iniciativas mejores y a veces más necesariamente arriesgadas, no distingue entre difícil e imposible. Así que, mejor no invitarlo al banquete de la democracia para no confundirlo con la prudencia a la hora de gestionar la realidad.
Ahora nos toca desinfectar y disolver las previsiones nefastas que pesan por vicio cultural sempiterno como sentencias en los kioscos, pantallas y micrófonos y redes sociales, mientras ayudamos entre todas a liquidar vicios estúpidos y bloqueantes, a sanear las rutinas mentales y emocionales, para que tiempos y circuntancias se armonicen cómo, dónde y con quiénes toca aquí y ahora. Eso se llama inteligencia y acierto. O sea, lo de Portugal. O lo de Valencia, que también nos vale como ejemplo de posibilidad y resistencia creativa en tiempos de debacle Jurasic Ppark sin tener que recurrir a la secesión ni la ruptura nacionalista por cualquiera de los dos flancos.
Gracias, Iñaki, como siempre, por tus acertadas reflexiones que dan tanto que pensar y tantos cabos por atar.
Ahora nos toca desinfectar y disolver las previsiones nefastas que pesan por vicio cultural sempiterno como sentencias en los kioscos, pantallas y micrófonos y redes sociales, mientras ayudamos entre todas a liquidar vicios estúpidos y bloqueantes, a sanear las rutinas mentales y emocionales, para que tiempos y circuntancias se armonicen cómo, dónde y con quiénes toca aquí y ahora. Eso se llama inteligencia y acierto. O sea, lo de Portugal. O lo de Valencia, que también nos vale como ejemplo de posibilidad y resistencia creativa en tiempos de debacle Jurasic Ppark sin tener que recurrir a la secesión ni la ruptura nacionalista por cualquiera de los dos flancos.
Gracias, Iñaki, como siempre, por tus acertadas reflexiones que dan tanto que pensar y tantos cabos por atar.
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